Sin palabras abriste los brazos  extendidos hacia mí, una gran apertura para contenerme en el pecho que presentí  tan inquieto como el mío cuando corrí hacia él.
El calor me llegó antes que el de tu propia piel y el aroma inconfundible que despliegas se anticipó a recibirme. Como respuesta  mi cuerpo también dio sus demostraciones y me expuso, erizándose y vibrando hasta por dentro. Temblé y enfrente el paisaje hermoso que conformabas se esfumó entre lágrimas.
¡Qué grato momento! Tus brazos enlazándome, dejándome descansar sobre una almohada deseada, grandiosa y caliente…
Un  alivio  inmediato dejó a mis  párpados vencidos y disfruté así de mis otros sentidos; la caricia suave en mi cintura, el aliento dulzón moviendo apenas mi cabello, el insistente galope de dos corazones resistiendo al deseo de unificarse en un solo cuerpo y así viajar siempre juntos.
¡Qué placer sentir lo que siento! Reconocer que es mi lugar favorito, que entre esos tentáculos cariñosos me entrego, que renuncio a problemas, que olvidarme de todo puedo…
Ajustarme a tu cintura, encerrarme en las curvas de tu cuerpo, ser parte de tu piel,  mantenerme así mucho tiempo de mi tiempo… sentir que la relajación nace desde todas mis puntas, me recorre y me obliga a más; ahora quiero uno de tus besos.
¡Oh! Me escuchas… y ni siquiera he murmurado  una palabra. Me miras y tu fuego intenso me invade, me invita, me hechiza… son tus labios los que dirigen a mis pupilas, cautivada los dibujo una y otra vez en mis retinas porque mis párpados ceden a su embrujo y nuevamente se entregan para elevarme a toda prisa. Mis pies son cómplices y en puntita me acercan a tu boca. Te respiro y sin verte sé que vienes por mí con la misma fuerza con la que te deseo.
¡Me besas! ¡Ay! ¡Qué sabor el de tu boca! Adicta  soy a tu caramelo…
¡Me besas! ¡Me aprietas! Y sin palabras, dejamos que nuestros cuerpos se comuniquen, expresen cuánto se extrañaron, cuánto nos queremos.
Has regresado amor… transcurrió una eternidad desde tu partida.  No hables, aún no lo hagas. Ya tendremos tiempo de compartir el día a día; deja a mi cuerpo  con todos sus sentidos y  a mi corazón agitado; seguir dándote la bienvenida.