Puesto que estamos vivos
y brilla el sol en nuestros ojos,
y bajan las aguas de las cumbres,
y cantan los pájaros en las ramas,
y expanden las flores sus aromas,
y ríen los niños con sus juegos,
y están preñadas ciertas mozas,
y los ancianos cuentan sus historias,
y buscan sus labios los enamorados,
y nos ofrece el alimento la tierra... 

Puesto que la sangre circula
en nuestras venas, como la savia
en los árboles fecundos,
y sigue el ritmo del mundo
entre los días y las noches,
los afanes y los sueños...
 
digamos a nuestra alma
que es tiempo de gozar la dicha
de estos instantes pasajeros,
y agradezcamos la ocasión
que se nos brinda en esta hora
para poder amar con alegría
a los que andan con nosotros el camino.

                                                                Enrique González Matas