El lector
       Desde niño su vida transcurrió sin sobresaltos. La educación los juegos, los amigos y hasta su mujer e hijos, de alguna manera fueron guionados por sus padres. Eso, no le molestaba. Criado en un ambiente de libros, la lectura  le era tan necesaria como el pan. La realidad, era algo que le ocurría a otros, la veía como una biblioteca que se iba construyendo todos los días; y de la que él era privilegiado lector.
      Terminada la carrera de Escribano (que fue la de su padre), Ángel Villaverde hereda la escribanía.
       Una mañana al salir de su casa, rumbo al trabajo, sube al auto, imprevistamente dos delincuentes lo encañonan con un arma: un revolver calibre treinta y ocho. Lo obligan a entregarle el dinero que tenía encima y a recorrer los cajeros automáticos, para sacar dinero de su tarjeta de débito. Una vez terminado el recorrido, los delincuentes le ordenar regresar a su casa para robar los electrodomésticos y otros bienes de valor. Ángel, pensando en la integridad de su mujer y sus hijos, que aún se encontraban en el lugar, se niega terminantemente. Esto desata la furia de los delincuentes, uno de ellos aprieta el gatillo tres veces, y tres veces la bala no sale. Los delincuentes se miran perplejos, y uno de ellos le dice al otro: este "gil" tiene un dios aparte, vayámonos. Los ladrones se retiran con el botín obtenido, renunciado al resto.
        En ese momento Villaverde despierta de su sueño, agitado y transpirado. Mira a su mujer durmiendo a su lado y piensa: que dura debe ser la realidad.