Un  álbum de fotos 

       En el banco de una plaza encontré un álbum de fotos de familia. Tres generaciones en trescientas fotos. La mayoría de ellas, de una pareja que envejece a medida que mejora la calidad de las imágenes. Dos almas en blanco y negro es lo que revela la primera foto. Se advierte en sus miradas el amor y la resignación por un futuro de sacrificios y dificultades. En otra, se observa al hombre con ropa de trabajo, en plena labor sobre las vías del ferrocarril.
     En las que siguen, se ve a la pareja con un bebé, luego con otro. Niños jugando que, luego de veinte fotos, son adolescentes, con sus libros y miradas soñadoras.
     Pareciera que las fotos hablaran. Uno imagina el momento en que fueron tomadas, hasta tienen el olor del laurel, la canela, el café y el mate cocido. Al hojear las gruesas páginas, se escucha el rumor y el ruido del paso de los días.
     Mil sensaciones y recuerdos propios, me invadieron. Me levanté del banco y sentí que debía  dejar el álbum en el mismo lugar donde lo encontré. Me fui preguntándome quién había abandonado ese álbum  y por qué.