(“¿Recuerdas ese ensombrecer, /
Cual partiste para la guerra? “) /
Me preguntaba el mecedor; /
Y un habano sonreía perdedor, /
- A media noche -; /
En la ligera soledad de un álbum fotográfico. /
 (“¡Si obtienes la paradoja de ascender, /
En la inquisición, abrirás la puerta!”) /
Me ofrecía el corredor; /
Oscuro a velas, en el oro del perdón, /
Lejano al goce… /
En un ático //
 
Y unos cuantos secretos… /
Me atormentaban; /
Y unos cuantos secretos… /
En mi espíritu paseaban, /
Y unos cuantos recuerdos, /
Lloraban – soñaban – quietos. //
 
Mientras mi alma descansaba… /
- Ante las estrellas -. //
 
 (¡“Es notable el presente, /
En la justicia ciega”… del corazón!”); /
Me decía temeroso aquel señor, /
En el olvido de quien lo amo; /
Al borde. //
 
Y unos cuantos recuerdos, /
Permanecieron en el baúl; /
Y se fueron… /
Sin despedirse.
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