Me puedes... quiero asesinarte!
Publicado en Jan 02, 2013
¡Ya no te soporto más!
Si entendieras, si tan sólo entendieras la repugnancia que me causas, si tan sólo por un momento tu pequeño cerebro receptara el odio que mi corazón te guarda, te alejarías de mí. Eres tan escurridiza y hábil que sé que mis dedos solo pueden encerrarse en un puño, guardando la impotencia de estrangularte. Ya no sé qué hacer, cómo arrancarte de mi vida, a la que has convertido en una aventura con un único propósito; matarte. Por mis venas circula la sangre de un asesino en potencia, en mis pensamientos frecuentan las más osadas y disparatadas ocurrencias para liquidarte. He probado con todo, mis vecinos ya lo saben; me escuchan insultarte en las noches cuando tu presencia se hace más evidente y ya cansado renuncio a mi objetivo. Comentan entre ellos, se ríen, saben que me puedes; más no dudan que uno de estos días aparecerá tu cadáver en mi basura. Ayer no fui a trabajar, busqué entre mis pertenencias algo contundente, investigué como poner fin a tus días, consulté con compañeros que pasaron por lo mismo y que lograron su cometido sin grandes complicaciones. Esclavo en mi propia casa, no podía desenvolverme libremente, amenazados mis nervios al imaginar que en cualquier momento tu asquerosa figura pasaría enfrente. En la lista de acciones descarté las distintas armas homicidas. Revólver, veneno, golpes; nunca funcionaron. Tu siempre eres capaz de adivinar mis intenciones, te anticipas, huyes cuando reconoces mi ira y luego; cuando como cualquier ser humano continuo con mi vida y me resigno en el sillón, paseas desafiándome, recordándome que aún estás, que me puedes... Eres tan soberbia, tan asquerosamente sin vergüenza que te desplazas como si fueras la dueña. Con poco convencimiento, dejé que siguieras circulando por mi casa y escondiendo mi cabeza bajo la almohada, rogué que fuera la última noche que escuchaba tus gritos chillones. Te escuché por la cocina, husmeando en la alacena; tus pasos rápidos, sin descanso invadiendo mi intimidad, mi vida. No sé como lo logré, pero dormí plácidamente. Tal vez la esperanza relajó mis músculos cansados, acarició mi cerebro por momentos y pude entregarme al sueño, esta vez sin interrupciones. Desperté como siempre; alerta, curioso por ver las secuelas de tu andar, las invasiones nuevas, la basura que acostumbras dejar en tu camino. Caminé descalzo, en punta de pié, conteniendo la respiración para lograr con mi aparición sorprenderte, atacarte, como tantas veces intenté; pero siempre me puedes... Ahora, después de escarbar en mi cerebro trastornado, no encuentro una razón que justifique las lágrimas que recorren mis mejillas. Estás ahí, desparramada, ni siquiera agonizando. Tu cuerpo pequeño, ya sin vida, tiene insectos que perturban tu descanso. Te ves tan bella así; quietecita, que aún provocándome repulsión siento una contradictoria atracción, aún me puedes... Te enterré en el patio, donde se encuentran los restos del que fue mi fiel mascota. Te di ese lugar privilegiado sin saber por qué. Esta noche, cuando regresé del trabajo, no hubo gritos, ni insultos, no paseó tu cuerpo pequeño frente a mi, no interrumpiste ni una sola vez mi lectura, ni invadiste mi cocina; esta noche, te extrañé... En la soledad de mi cuarto te recordé y te dediqué una sonrisa con nostalgia. Aunque eras una rata inmunda, eras mi única compañía y hasta esta noche no comprendí que eras los único que tenía. Siempre me pudiste amiga...
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Sara
Cariños a ti amiga.
silvana press
kalutavon
silvana press
Umberto Senegal
Monzó es un narrador para imitar, para aprender desde sus textos, para comprender las técnicas narrativas y aplicarlas dentro de nuestro particular estilo. No lo dudo. Léelo en internet que por ahí andan muchos cuentos suyos a la espera de lectoras como tú, dispuestas a asimilar aquello que contribuya a la formación de un estilo y de una manera propia de relatar.
silvana pressacco
Umberto Senegal
Atendiendo con cariño y objetividad tu solicitud, me atrevo a sugerirte
pulimentar algunos detalles del texto para que le des vigor narrativo y belleza estilística a tu inquietante cuento breve.
El tema de la musofobia, surifobia o muridofobia, por el tipo de animal que protagoniza el cuento, de por sí despierta interés en su relectura cuando se llega al final. Una conclusión con doble sentido: descubrir quién es el personaje que afecta al protagonista y verificar que este, cuando logra su cometido, experimenta soledad al perder su único amigo. Un compañero de habitación hacia quien manifestaba visible ambivalencia. Reconoce el solitario protagonista: "Eras mi compañía y hasta esta noche no comprendí que eras lo único que tenía".
Hay demasiados errores de digitación. Mal uso de tildes o carencia de ellas, que empañan un cuento sustancial en sus cómo, dónde y qué. Aciertas en el tratamiento del tema y en el planteamiento de la incógnita que solucionas al final. Considero que comenzaste bien. Logras la unidad en tu texto. No te vas por las ramas. Recuerda que no se puede delimitar una teoría del cuento. Cuando se escribe, se corrige y uno mismo es juez y verdugo de sus escritos, la práctica va formándonos lenta y seguramente, de acuerdo con nuestras lecturas e influencias, de acuerdo con una sensibilidad que se desarrolla en alto porcentaje a partir de aquellos cuentistas que leamos.
Hay decenas de ellos pero, para comenzar y consolidar tu criterio narrativo, búscate en internet algunos decálogos de cuentistas. Monterroso. Hemingway. Forster. Yourcenar. Neuman. No te cito el de Quiroga, por obvio. Son sintéticos y de verdad contribuyen a darnos claridad sobre el cuento y su estructura. Son imprescindibles. Rompes con el estereotipo de la mujer y su más acentuada fobia, lo cual da singularidad al cuento.
No es común ver a un hombre pasando por este drama y confesando, sin pudor: "el odio que mi corazón te guarda", "ya no sé qué hacer, cómo arrancarte de mi vida", "no podía desenvolverme libremente","rogué que fuera la última noche que escuchaba tus gritos"... Creo que donde dices: "lágrimas que recorren mi mejilla", podrías mejorar el sentido real si escribes mis mejillas, puesto que al llorar no se hace por un solo ojo ni las lágrimas ruedan por una sola mejilla.
Otras palabras que puedes corregir: "Más no dudan" (mas no lleva tilde en este caso). "Escalvo" (esclavo). Ponerle tilde a "revolver" puesto que sin ella significa remover algo. Ponerle la diéresis a verguenza. Al final del cuento: "Eras los único", suprimir el plural. Como puedes observar, admirada Silvana, son pequeños detalles que si se pulen mejoran la expresión estilística del cuento. Te leo con atención, Silvana, aunque no siempre te haga este tipo de comentarios.
Con respeto a la expresividad de los demás comentaristas, considero que si de verdad un texto nos emociona, no debemos despachar a su autor con un apresurado adjetivo, con vocablos que muchos repiten hasta la saciedad para comentar a unos y otros en diferentes textos. Textale es un amplio taller de literatura donde todos podemos aprender en la medida que compartamos con sinceridad, con objetividad, sin melosas lisonjas ni zalamerías, pero sin demoledores comentarios donde son notorios los devastadores propósitos de los trolles informáticos.
Hay alguien, por aquí, que digita la misma lapidaria frase para todos sus amigos y para textos diversos. La varía poco. Uno piensa que solo desea ser cortés y nada más. O que en realidad no leyó el texto completo de la persona a la cual le escribe. O peor aún, que tiene deficiencias de vocabulario para expresar sus elogios. Pásate por los cuentos del español Quim Monzó. En El porqué de las cosas, uno de sus libros de relatos más importante, hallarás
Umberto Senegal
SILVINA
silvana pressacco
Enrique Dintrans A:
Me parece que voy a continuar leyendo de tus textos. Has logrado con este un efecto sorprendente. Es evidente la locura del protagonista pero el desenlace le da un brillo especial.
Lo llevaré a una selección de textos que estoy emprñado en juntar.
silvana pressacco
alejandro
silvana pressacco
Andrea Estefania...
silvana pressacco
Me encanta que opinen, bien o mal siempre de ello se aprende. Te sigo. Saludos