Veo el singular transito cósmico
encima de una nube de luciérnagas.
Parece que las estrellas conversaran
y se dijeran sus quejas al oído.
La Osa mayor huye a su madriguera.
La Osa menor se escapa de un zoológico.
Son perceptibles y sacralizantes.
Las imagino tatuadas de cráteres
y con el desdén propio de los prepotentes.
No conozco los secretos de la atmósfera
mucho menos los versos viscerales que se dicen.
A veces se despiden con humildad
mientras el Astro Rey las punza con su erizo.
Son formas de fábulas las constelaciones.
A veces me llenan de alegría
y, otras veces, oran conmigo en mis tristezas.
A veces parecen salvajes animales saciándose
y otras, fieles capullos en volandas.
Pero siempre están ahí para todo
lo que yo necesite o sufra.
Son magias que fulguran sin cesar
sobre mis ojos todavía jóvenes.