Revuelvo con bronca la mezcla asquerosa de sentimientos que compuse desde que te perdí. Suenan  palabras que me aturden, orgullo, dignidad; qué más da, son inventos que le puse a lo que hoy  llamo  impotencia, soledad.
 No te valoré como merecías y en un acto nacido de la incapacidad de pensar te fui infiel. No fui yo en realidad, pero a ti no te importó, fue mi cuerpo entero el que te traicionó y no escuchaste ni entendiste mis excusas sinceras, finalmente excusas me dijiste y fui instantáneo el abismo que abriste entre los dos.
El tiempo pasó, quise abocarme a otros amores, quise engañarme con mil razones, argumentos estériles para una maniobra equivocada que cambió todo mi rumbo. Desde entonces transito calles que no me corresponden, impensadas. Todo a  tu lado estaba estudiado y pautado, teníamos proyectos soñados y de pronto la pesadilla nos despertó sudados, cambiados y la realidad se rió.
Aún espero un acto involuntario que te traiga sin querer a mi lado, alguna coincidencia milagrosa que nos enfrente cara a cara  y nos sacuda. Te amo y sé que no me has olvidado. Más la postura asumida te impide perdonarme, tu orgullo  herido sigue lastimado y no confías en que mi amor puede curarlo. Simplemente ya no crees en el amor.
Te vigilo día y noche, tengo todos tus movimientos estudiados; te he visto hermosa abrazarlo e incluso reposar sobre su hombro cuando te toma de la cintura. Pero no veo esos ojos con destellos que destilaban deseo, ni esos labios húmedos e hinchados que sólo te dejaban mis besos. Tampoco veo esa sonrisa tímida, ni la sorpresa ante una caricia que te eriza; no veo la entrega absoluta que tu cuerpo me rendía cuando  me pertenecías, cuando aceptabas que sólo yo podía ser tu dueño.
Nunca entenderás el dolor que me atraviesa, la culpa que me lastima ni el arrepentimiento que me desgarra desde que me enteré que ya no tendré ninguna  alternativa. Ya no serás mía.  Ya no habrá coincidencias; ni un milagro, ni un encuentro que nos desnude el alma y que nos libere de mentiras.  Aunque sienta que sigues siendo mi mujer, mi todo, mi vida; ya no te tendré y siento que por un solo acto tonto perdí lo que más quería.
Hoy serás suya. Hoy pronunciarás un juramento y mentirás. Hoy pondrás sobre tus sentimientos al orgullo, sobre el perdón la venganza y  mi nombre tallarás en una lápida.
Hoy callarás la verdad  decorando tu anular y cubrirás el cuerpo con una pureza que siempre me deseará y me recordará. Hoy amor, cometerás el peor error de tu vida y cuando las coincidencias lo permitan, nos enfrentaremos y comprenderemos con una sola mirada qué fácil hubiera sido decir perdón, decir aún te quiero.