Amores Perros
Publicado en Nov 09, 2014
El la deja en la puerta de su casa, ¿querés que suba?, estaciono el coche y vuelvo...
Tres de la mañana, ella pasea su mirada por la habitación desordenada, mira por la ventana, en la mesa hay café y un jarrón con jazmines. La cama esta abierta, el winko bajito, canta Edith Piaf. Ella sigue mirando a la calle. Su melena es rubio dorada, la cara lavada muestra un bronceado rabioso, los labios extremadamente secos de tanto mar y playa, se pasa un brillo nacarado, se relame, se mira en el espejo, está nerviosa. La colilla saliéndose del cenicero de cristal, él dijo que volvía, la luna llena está que revienta. El deja el coche y le dá un calambre, baja del coche, hace calor, gotas de sudor resbalan por su frente. Con las manos se seca el sudor, mira el reloj muñeca, un reloj redondo, son las cuatro menos cuarto. Ráfagas de aire marino le ondulan la melena entrecana , él va, ella lo espera como a él le gusta, desnuda, como él le pidió ... ¡ Pero se arrepiente, ¿ qué estoy haciendo, soy casado?!, él...piensa. Dijo que venía, ¿ por qué lo deseo tanto?, se queda dormida con la luz encendida, cuando despierta, Edith Piaf sigue cantando... Mira el reloj, son las nueve, suena el teléfono, es él, le dice que no está seguro, le dice que la próxima vez será diferente. Ella cuelga el teléfono, apoya la cabeza en la almohada y solloza desconsoladamente.
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