DUELO
Publicado en May 18, 2015
María tomaba el autobus a la hora de siempre,era su rutina de cada mañana,
algo había modificado la parsimonia habitual de lo que llamamos hábito, había fallecido Marta, su hermana. Era de esperarse porque estaba muy enferma, aún así, María se sentía devastada Recordaba que dos años antes había soportado con la misma resignación la pérdida física de su esposo. Y, para colmo de todos los colmos, su hijo le anunciaba un traslado a Madrid. Lo habían ascendido y lo esperaba un puesto en la ciudad dónde siempre había querido vivir María sonrió, pensó que la soledad es, a veces, una oportunidad. Pronta a jubilarse, habló con sus superiores y pidió una prórroga. Su foja de sevicios era intachable, le ofrecieron un contrato por cinco años más. Hizo planes , pensaba su vida, imaginaba alternativas como vender el departamento e ir a vivir en algo más chico, anotarse en la facultad, inscribirse en un curso de lengua extranjera, algo iba a resultar de todo ésto, no hay mal que no sea reversible, todo es transitorio, nada es definitivo. El autobús se detuvo, bajó en la parada, cruzó la calle y entró. Volvía a empezar. Siempre volvemos a empezar, porque el tiempo no se detiene y nosotros tampoco.
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