(Carta de un soldado desde el frente) 
Amor mío,
nunca confesado, bien sabes por qué.
Hoy presiento que moriré en combate, 
por eso te escribo con dolor inmenso.
 
Te llegarán mis versos
un día inesperado
y sabrás que te amé
desde mi carne y alma.
 
El silencio escondió
mis sentimientos y palabras,
pero mi sangre, mi corazón,
mi ser entero te adoraban.
 
Vivir amor no es siempre
entrega en besos y caricias
o confesión abierta del enamorado
sino guardar la devoción como secreto.
 
En el recinto más sagrado
de mi ser, por ti cautivado,
arde mi amor sin consumirse
iluminando mis sentidos.
 
Día tras día, noche tras noche,
en mi silencio sacro y obligado
siempre te adoré,
y te amaré hasta mi último suspiro.