PRINCESA PERMITAME AMARLA II... Y ELLA ME LO PERMITIO...
Publicado en Sep 19, 2009
Aquella mística tarde florecida y soleada de primavera, Gracias a Dios esto me fue encomendado… Como caballero y jefe en armas, Estar a cargo del cortejo Real del la princesa, En la excursión a las vertientes cristalinas de las praderas, Que el Rey a su hija le permitió, a fin de deleitarla y recrearla. Salimos antes del almuerzo real, Cosa que al Rey poco le agradaba, dado que ella se alimentaba poco. Y puesto que ella quería acampar y almorzar con las aves, Para poder compartir con ellas las migas de su pan, Aún tibio y aromático, recién horneado, Por los maestros panaderos del palacio Y también algunas macitas dulces… Llegamos a las orillas del manantial de los deseos, Contorneado de flores nuevas, frescas y coloridas… Ella se precipitó de la carroza y sin aceptar ayuda, Extendió un inmaculado y femenino mantel rosa, En el cual depositó dos canastas de mimbre a estrenar, Luego de haber soñado con hacerlo, estando sola, Durante muchas tardes en las que con ellas jugaba en su alcoba… Entonces, recogió las faldas bordadas de su vestido al sentarse, Y quizás… aprovechándose de que nadie le ordenaba nada, Mientras que internaba su triste mirada en los reflejos de la vertiente, Se permitió no comer nada… Nada más que frutas… Desmenuzando a la ves el pan que esparcía, Saciando el apetito de docenas de aves que ya la rodeaban Y arrojándole carne cocida de cordero, con su otra mano A unas ardillitas que por alguna casualidad, por ahí pasaban… A esa altura, yo, Caballero u Jefe en armas No era más que un hombre enamorado convencido de estarlo. Pero recordé mi misión y tuve que dejar de observarla por unos instantes. Dispersé rápidamente a los guardias, Formando filas de rodeo, de inspección y resguardo… Al rato, ella me llamó, a mi parecer lo hizo por intuición, Notando en su alma, que mí corazón agrietaba la armadura de mi pecho, Apresurándose en la ilusión oculta de comer fresas, sentado junto a ella… Me preguntó si “este Caballero” era capaz de tomar en sus manos, La ardilla más bonita para que ella pueda lograr acariciarla, Y para darle de comer en la boca. Yo, disimulando mi fobia a los roedores lo hice, Sin quitar mis guantes para no impresionarme Y para que ella no llegue a darse cuenta… Ella…sin embargo, lo notó. Y sonriendo por lo bajo en su picardía, Me lo agradeció mientras la alimentaba a ese monstruo, Conteniendo el desborde de su risa… Y así fue transcurriendo la esa bendita tarde… Entre miradas encontradas e infinitas… Entre juegos sutiles y sonrisas compartidas… Entre este Caballero que siempre rogaba en sueños A todos los Dioses que aquella princesa le permita amarla… Y entre esa princesa tierna y delicada, Que moría también por permitirse ser amada… Ella, luego me solicito que regresemos antes de hora al palacio Y que esta ves, yo no valla presidiendo el cortejo. Ella me ordenó que valla con mi corcel blanco, Pegado a la ventanilla derecha de su carroza… Que regresemos estando cerca, que no me aleje de su lado… Llegamos imperceptibles y antes de tiempo al palacio Y por lo tanto, en esta ocasión, ni el Rey ni la Reina, Estuvieron aguardando en la puerta, como les era de costumbre. Como Caballero a cargo y en cumplimiento al mandato protocolar, Estaba en mis funciones extenderle mi mano y ayuda a la princesa, Al momento de descender de la carroza y camino al portal del reinado. Lo hice y aprovechándome de no ser observado, Besé su mano suave mientras ella aún me sonreía… Ella se estremeció por mi improvisto y yo me asusté por mi exceso de confianza. Pero rápidamente me contuvo diciéndome: -Sir Caballero Marian, escapemos en tu corcel despeinado, Llévame contigo antes de que mis padres salgan. Total… nadie puede decirnos nada, Porque en ausencia de los Reyes, El poder radica en la princesa y en el Caballero y custodio Real… No lo dude, aun siendo conciente del riesgo de condena a muerte. La alcé en mis brazos mientras sus ojos brillosos lo disfrutaban Y cargándola a mi corcel despeinado, blanco y confundido… Huimos… nos escapamos… Ahora… Ahora ya llegó nuestro ahora. Y mas allá de haber desafiado a la supuesta suerte, O a los supuestos destinos irremediables… O mas allá de haber construido nuestro propio reinado… Ahora… estamos en nuestro “ahora real y noble”… Ahora somos felices mas allá de habernos enamorado… Ahora somos padres de un príncipe y dos princesas, Que nada conocen de limitaciones protocolares que generan soledades… Ahora, nuestros Padres… Los Reyes… Ya nos han perdonado… Ahora… ambos nos lo permitimos… Princesa Laura y Sir Marian… Ahora… Nos permitimos amarnos…
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MARIANO DOROLA
Matas Crdoba
MARIANO DOROLA
QUIZAS... Y SOLO QUIZAS...
SU MADRE YA NO SEA PRINCESA Y SU PADRE YA NO SEA CABALLERO.
PERO ELLA BIEN SABE EN LO PROFUNDO DE SU ALMA, QUE SUS PADRES AHORA...
AHORA SON REY Y REINA.
Y QUE ELLA ES LA HEREDERA DE ESE GRAN REINO JUNTO A JULY Y A FEDE, SUS PRINCIPES HERMANOS.
Y TE COMENTO UN SECRETO: EL ORIGEN DEL APELLIDO DOROLA ES NOBLE. Y CONSTA EN INTERNET. ORIUNDOS DE SUIZA Y DE TORINO CIUDAD DE ITALIA.
norma aristeguy
Una buena y tierna historia.
felicidades. Cariños.
SASHA DOROLA
GRACIAS A QUE "ELLA" TE LO PERMITIO...
NACI YO....
LO SIENTO MUCHO PERO AHORA LA PRINCESA SOY YO...
SASHA DOROLA
MI PAPA TENIAS QUE SER (GRACIAS A DIOS)
OTRA POESIA QUE ME RECUERDA LA HISTORIA DE "NUESTRAS" VIDAS...
MAMA, VOS, FEDE,JULY,YO....
Y ENCIMA DE ESTAR EN LA POESIA SOY TU PRIMER COMENTARIO.... TE QUIERO PA!!!!
TE DESEO UN MUY MUY FELIZ CUMPLE (19/9/09).