VISIONES
Publicado en Nov 05, 2017
VISIONES El niño entró a un lugar prohibido, cuya consecuencia fue quedar como estatua, sin movimiento, cabizbajo, alumbrado por rayos casi invisibles, pero el niño estaba consciente, podía ver, le llegaban visiones extrañas. En su cerebro transitaban pensamientos dispersos, absurdos, al ver neveras caminando, triángulos con un solo ojo, lluvia de pequeñas estrellas que adornaban sus manos, nubes que cubrían sus piernas, pequeños rayos luminosos que salían de sus brazos, su cuerpo cubierto de cuartos de lunas, frondosos árboles cubiertos de pequeñas estrellas, espejos, ojos y lunas. Pensaba el niño: qué mentiroso es mi padre al advertirme que no entrara, a ningún agujero negro porque moriría, y aquí estoy vivo, bueno casi muerto, sin movimiento, pero todo cuanto está a mi entorno se mueve, se aleja, se acerca, se transforma, pero yo no puedo moverme… Papá, ven, mira este mundo raro y diferente, entra tranquilo, no mueres, descubres lo que nadie ha descubierto. Mamá… ven, haz que yo me mueva, mamá… De pronto el niño sintió golpes en su cuerpo y voces que decían: Felipe despierta. La profesora y los compañeros del colegio estaban asustados de ver a Felipe acostado en el piso, con los ojos abiertos, cuerpo rígido, pronunciando, palabras: “mamá… luna… y otras palabras, difíciles de entender.” Uno de sus compañeros empapó a Felipe de agua para despertarlo. Y lo logró. La preocupación de profesores y alumnos era alarmante, se pensaba que el niño consumía marihuana o quien sabe qué más. Preguntaba la profesora al niño ya despierto: ¿Qué haces acostado en el corredor que conduce a los baños? -Nada profe, sólo recuerdo que me caí, eso es todo. ¿Qué te produjo tanto sueño? No sé, tal vez, anoche no dormí bien. Dime la verdad Felipe, ¿fumaste marihuana? No profe, ¿cómo se le ocurre? Tus compañeros creen que te drogaste. ¡Qué malos! serán ellos los que se drogan, yo no, soy un niño de nueve años, ¿de dónde saco droga? No te hagas el santo Felipe, estás drogado, -decían los compañeros del curso cuarto elemental- Felipe estaba desesperado de tantas preguntas y mentiras que decían todos, además, temblaba de frío, quería ir a su casa y estar con su familia. La directora del colegio ordenó que lo viera la psicóloga, antes de que los padres dudaran de las andanzas de su hijo y del control del colegio. La psicóloga preguntaba, pero el niño lloraba, nada respondía. Ante el silencio de Felipe la psicóloga dijo a la directora, que era conveniente llamar a los padres para que se enteraran del estado del niño. Los padres del niño acudieron a la cita del colegio, se molestaron cuando vieron a su hijo llorando, temblando de frío y de mal genio, se preocuparon y preguntaron qué sucedía con el niño. La psicóloga dijo: ante todo, escuchen lo ocurrido con el niño aquí en el colegio, y tómenlo con calma. ¿Qué le ha pasado a nuestro hijo? La Directora se pronunció: desgraciadamente su hijo está consumiendo estupefacientes, marihuana, o vayamos a saber que más. El padre de Felipe se enfureció: FALSO… DIO UN GOLPE TAN DURO SOBRE EL VIDRIO DEL ESCRITORIO, QUE LO ROMPIÓ. MI HIJO ES EL MÁS SANO DE TODOS LOS NIÑOS, ÉL NO ES NINGÚN DROGADICTO, NO LO CALUMNIEN. Cálmese señor, no grite y usted señora, también deje de gritar, -dijo la psicóloga- pero qué absurda es la gente de este colegio, prejuzgar a un niño sin pruebas y, ¿quieren que nos callemos? ¿Qué también calumniemos? ¡Qué estúpida es la gente de este colegio! Intervino la psicóloga, como queriendo justificar las actitudes: El niño apareció acostado en el piso del corredor que conduce a los baños, estaba profundamente dormido, con los ojos abiertos, fue despertado, le preguntamos el porqué de su actitud y sólo dijo que no sabía y lloraba. Y, ¿qué más pasó?, ¿vieron marihuana en sus manos?, ¿vieron droga en sus bolsillos? ¿Qué prueba que el niño consume droga? Responda señora directora, responda señorita psicóloga. Pues, señor, ver al niño tieso, dormido y con los ojos abiertos, ocasiona dudas. No creo señorita que usted sea psicóloga y usted señora, es directora de ignorancia y brutalidad. El padre preguntó a su hijo: ¿Por qué lloras? Porque me golpearon, me llenaron de agua fría y me calumniaron, todos decían que soy drogadicto, sólo por haber dormido. ¡Qué infamia! ¿Calumniar a un niño? -Dijo el padre de Felipe- Arrepiéntanse y pidan perdón cuando sepan qué causó el sueño de Felipe, o denunciaré la calumnia. Anoche nos visitó mi primo Javier, entramos en temas de astronomía y Felipe sorprendió cuando dijo: “La fórmula de la relatividad, de Albert Eistein E=MC2, no es completa, falta, + pc2, o sea: E2=(mc2)2 + (pc)2. Javier preguntó ¿Cómo lo supiste? No dejé que Felipe respondiera. Mi esposa y yo le comentamos a Javier, que el niño desde muy pequeño, permanecía horas mirando el firmamento, observando, la luna, las estrellas los planetas, no se cansaba de hacer preguntas, quería que lo lleváramos al firmamento. Mi esposa, mi hijo mayor y yo procurábamos dar explicación a sus preguntas y, como el niño era estudioso, leía, quería saber sobre los astros, quisimos premiarlo el día de su cumpleaños regalándole un telescopio. Después él se convirtió en nuestro maestro, nos enseñaba el mapa de la luna y muchos aspectos que investigaba por su cuenta. Felipe mostró su telescopio a Javier, nos invitó a observar, estrellas, luna, planeta y nos amaneció observando y escuchando las explicaciones de Felipe, que mostraba mapas, videos y fue tan interesante el tema de la astronomía que ninguno dormimos por la noche. Se hizo tarde para ir al colegio, Felipe se duchó, desayunó y salió apresurado al bus del colegio que lo llevaba… “Interrumpió Felipe”: Cuando llegué al colegio el sueño me tumbó al piso y quedé profundamente dormido. Soñé que había desobedecido a mi padre y había entrado a un agujero negro, uno de los temas que tratamos anoche con mis padres y con Javier. Luego fui despertado con abundante agua fría y sin ninguna consideración, todos me calumniaban, por eso lloré y no quiero seguir estudiando en este colegio. La directora del colegio, la psicóloga y los profesores pidieron disculpas, felicitaban al niño, lo admiraban, pedían perdón a los padres y prometieron a Felipe corregir a los compañeros, hacerles saber lo inteligente que eres, y la oportunidad de explicar a tus compañeros tus conocimientos de astronomía. Ellos aceptaron la solicitud de perdón de las directivas del colegio, esperaron que el niño terminara su curso hasta el fin del año, pero al año siguiente Felipe fue matriculado en uno de los mejores colegios de Bogotá.
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