Hija, amiga y recuerdos.
Publicado en Dec 11, 2017
. Hija, amiga y recuerdos.
Lentamente han ido transcurriendo los años y siento los vientos del cambio. Me he puesto viejo y nostálgico, e invadido por la ternura he notado cómo el paso del tiempo ha ido dejando huellas profundas en tu esencia. Me lleva la añoranza a los primores de tu vida, cuando te envolvía la inocencia, cuando correteabas por la campiña entre yuyos, hierba fresca y te balanceabas alegremente inventando juegos colgando de los árboles con unas cuerdas. Jugabas encantada con tus muñecas, preparabas guisos de fantasía con los trebejos en miniatura, vestías de manera inmaculada con vueludos delantales de popelina y en tu cabellera dos colitas encintadas que iluminaban tu párvulo rostro pintado con pequitas. De todas, eras la más hermosa. Seguí uno a uno tus pasos con estricto celo y en cierta etapa espanté a muchos cuervos que pretendían picotear granos tiernos, hasta que observé resignado que también te tentaba el vuelo y la obligación moral me habló de los sacrificios y las libertades. Por fortuna el amor cuenta con herramientas para la construcción de sendas y, generalmente, están éstas contenidas en las palabras y cuando sabe uno llevarlas hasta el resto de las almas, se pueden edificar los puentes con los que se heredan los valores. Solo se necesita inculcarles con objetividad y paciencia. Te narré cuentos con palabras de esperanza llenas de luces y ejemplos y señalicé puntualmente los recodos, los desvíos y los riesgos, lo que me oíste con dignidad, respeto e inteligencia. Pero tampoco oculto los sobresaltos, las angustias y los trasnoches en cada espera de una fiesta que regresaras; también hubo discusiones por el largo de tu falda o el lucir exagerado del escote que se abría para tus senos adolescentes; sin contar los intensos desencuentros por las ideas doctrinarias tuyas que se chocaban con las mías. No obstante, coincidimos infaltablemente en cada desayuno junto al delicioso aroma del café y el detallado comentario de la prensa y antecedió siempre en la despedida hacia nuestras labores, el beso cariñoso, la sonrisa fraterna y el deseo sincero de buenaventura para ambos. Hoy me hincho de orgullo al admirar el bagaje inmenso de tus vivencias y veo emocionado los incipientes pliegues de tu rostro que se manifiestan como muescas de logros por cada triunfo en tu carrera por la vida, los que atesoras para tu propia familia, para enseñárselos tú a mis nietos con los mismos instrumentos que con amor permanentemente te obsequié. JCRC:
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