SI Y NO
Publicado en Nov 15, 2021
SI Y NO
Ese día sábado, Pablo y su esposa Inés, desde la puerta de su casa observaron con dificultad a los vecinos de la cuadra de enfrente, difícil, por los fuertes rayos del sol, pero poco a poco, al desaparecer el sol, se veía al vecino bebiendo licor, ¿será aguardiente? -Preguntó Pablo a su esposa- No Pablo, el color del aguardiente es transparente, claro puro, parece ser ron con Coca-Cola, por el color, ¿Has bebido ron alguna vez? No, pero me gustaría probar. Sin esperar un minuto, Pablo hizo señas al vecino de querer probar ese licor, -no que pena dijo Inés- La esposa del vecino hizo mala cara. No obstante, el vecino entendió a Pablo y con su mano hizo señal de espera, atravesó la calle, caminando con cierto desequilibrio hasta llegar frente a Pablo, lo saludó, lo invitó a su casa, a tomar la bebida, que si era ron con Coca-Cola. También invitó a Inés, ella no aceptó al ver muy enojada a la esposa del vecino cruzando la cuadra sin saber a dónde iba. Preocupada Inés, resolvió buscarla, caminó unas cuantas cuadras, la vio cuando entraba a la iglesia, la alcanzó, la saludó, pidió disculpas por la imprudencia de Pablo. Salieron de la iglesia, “nada las callaba”, Inés justificó el enojo de la vecina; hablaron contra los borrachos: “Son como cerdos, beben y beben, no son responsables, son capaces de manejar auto, así embriagados, no les importa la prohibición por norma de no manejar alicorados, saben que pueden ocasionar accidentes y muertes sin que les importe. Esos delitos deberían ser considerados, no como culpa, sino como dolo, porque de antemano saben que manejar embriagados pueden ocasionar muertes, sin embargo, lo hacen, entonces hay intención de causar lesiones y muertes, merecen cárcel”. La vecina dijo: Inés, crees que justificaría separarnos de ellos ¿verdad? Sí y no vecina, -dijo Inés- los borrachos son insoportables en esos momentos merecen ser penalizados, pero en su estado normal tienen cualidades y defectos, no todos son iguales, en mi esposo pesan más sus bondades que sus borracheras que no son tan frecuentes, además lo amo y yo no soy perfecta, no resisto una separación, no quiero ser “una separada más” No quiero que nuestros tres hijos sean pobreteados por no tener un hogar feliz. Opino lo contrario –dijo la vecina- yo soy perfecta- excelente esposa, excelente madre, merezco un mejor esposo, no ese cerdo, ese mal amigo que quiere que todos sean borrachos e irresponsables como él, merece ir a la cárcel, pero los amigos no entienden, creen que la invitación a emborracharse es tener el mejor amigo, ¡qué ingenuos! ¿verdad? Si, tienes razón, si tú eres perfecta y tu esposo un cerdo incorregible, se justifica la separación y mereces un buen compañero, si gracias Inés, quedar separada es ganar libertad, tranquilidad, paz ilusión… No me importa el qué dirán, mis hijos estarán felices sin el miedo de tener que soportar a un borracho que da mal ejemplo, aunque mi hijo menor se divierte viendo al papá diciendo: vengo del cielo, todo azul, pasé por el infierno, todo negro, que viva yo, abajo los bobos que no beben, carajo, quiten, quiten voy pal baño o me adelanto, sonríe, con voz resbalada dice: viejas mojigatas, se ríen de sus picardías. Saca dinero de sus bolsillos, ahí les tiro el dinero al piso es lo de los gastos. Sigue con más ridiculeces, luego mi hijo lo imita y se divierte inventando chistes. Por tan interesante charla, las vecinas casi sin darse cuenta llegaron a la casa. Pablo y el vecino estaban abrazados hablando incoherencias, el vecino al ver a la esposa de él, ordenó que les preparara una picada: palomitas, papa criolla, chorizo… Ella no obedeció, entonces Inés suplicó al esposo que se despidiera, que se disculpara. ¡Vaya, Qué vergüenza Inés! No quiero que se vayan, quiero aprovechar sus presencias para pedir a mi esposo el divorcio, el vecino dijo: ¿el divorcio? Jajaja, ya mismo, lárguese con sus dos hijos y no vuelva más. Pablo reaccionó, el impacto despertó su borrachera, pidió disculpas a la esposa del vecino, dio palmadas en el hombro del vecino haciéndole ver su mal comportamiento con la esposa, pero el vecino, recostado en un sillón quedó dormido. A Pablo e Inés no les quedó más remedio que despedirse, pero Inés pensó en ayudar a los vecinos mediante una invitación a su casa y propuso: el siguiente sábado los invito a todos, a tomar onces, dialogar sobre el divorcio, poner los puntos sobre la i, y resolver problemas, a la vecina le gustó la propuesta de Inés, aceptó, agradeció y se comprometió a convencer al esposo de asistir a la invitación. Llegado el sábado de la invitación, Inés preparó deliciosas onces, con ayuda de Pablo y sus tres hijos. Los vecinos llegaron puntuales con sus dos hijos, se presentaron con los hijos de Pablo, elogiaron la decoración de la casa, escucharon música. Inés sirvió las onces y los invitó a pasar a la mesa. Todos degustaron esas delicias, agradecieron, pasaron a la sala, hablaron sobre problemas económicos, Parecía difícil entrar al tema del divorcio, hasta que Pablo se atrevió a preguntar al vecino la opinión sobre el divorcio, -el vecino respondió- pues sí, mi esposa no me quiere, mis hijos tampoco, nos debemos divorciar. -Inés dijo- creo que hay otras soluciones, de acuerdo -dijo Pablo, lo mismo dijeron los tres hijos de Pablo y los dos hijos de los vecinos- ¿Qué soluciones? -preguntaron los vecinos- Inés respondió: como reconocer sinceramente los errores, corregirlos y cambiar las actitudes con mejores reflexiones; si dijo Pablo, estoy de acuerdo, distraerse más, viajar, reconocer las cualidades de cada uno, corregir los errores, procurar dejar de beber mucho licor, poco en reuniones o cuando se desea sin exceder la cantidad. siiiiiiii -decían los hijos de los vecinos-, que juguemos todos, que aprendamos a tocar algún instrumento, que cantemos, que bailemos. No dijo la mujer del vecino, no, también dijo el vecino, no nos amamos, a mi esposa e hijos les fastidia todo lo que hago ¿verdad? Es verdad dijo la vecina, y sus hijos ¿qué opinan? El mayor dijo: si se cumpliera lo que proponen Pablo e Inés sería perfecto un cambio de vida, pero si no hay voluntad de los dos de reconocer errores, corregir, viajar y cambiar costumbres de vida entonces tristemente, la separación. El hijo menor preguntó: papá ¿puedes dejar de tratar mal a mi mamá y a nosotros? ¿puedes dejar de emborracharte? Me divierten tus borracheras, pero, ¿A caso no será mejor que viajemos, juguemos, bailemos? ¿Qué dice mi mamá? Digo qué no es fácil cambiar de un momento a otro. Inés Pablo y los hijos hicieron varias reflexiones sobre lo positivo de cambiar de actitudes y comentaron que sería bien que resolvieran con ayuda profesional. Los vecinos quedaron pensativos, agradecieron y se despidieron. Después de una semana buscaron la ayuda de un profesional, viajaron, pasaron una feliz temporada. Una vez regresaron a casa el vecino dijo a la esposa: “Es como si el bombillo estuviera apagado y se prendiera la luz” Yo lo veo de otro modo -dijo la esposa- “Es como haber sufrido un vendaval y de repente, el sol, el viento, la frescura vegetal, dejara plena calma. Los hijos dijeron: “Es como haber despertado de una pesadilla e iniciar un camino que conduce a la paz”. La esposa del vecino propuso, ahora seamos nosotros quienes invitamos a Pablo y a Inés, el próximo sábado, a manifestar nuestros agradecimientos y a contarles que iniciamos una nueva vida plena de ilusiones y positivismo, dicho esto todos prometieron ayudar a preparar las onces para el sábado…
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