Aún cuando el mundo abrió sus puertas a mi alma
Aún cuando mi sonrisa opacaba, atrevida aquel ocaso
Aún cuando sentí mis venas explotar de regocijo
Aún cuando levanté mi vista y pude ver mas allá
Aún cuando los vientos se calmaron, sigilosos
Aún cuando mi corazón hervía de emoción
Aún cuando los míos volvieron a ser míos
Aún cuando los miedos dejaron de serlo
Aún cuando el silencio dejó de aturdirme
Aún cuando mi vida despertó renaciente
Aún así, el dejo amargo de aquella inocencia perturbada
muy a pesar de mis heridas inhibidas de cicatrices,
asoma en mis labios para evitar balbucear, acaso la palabra odio.