EL VERDADERO ARCO IRIS LUNAR (Parte 1).-
Publicado en Feb 26, 2010
Estoy tan asqueado de las letras sin destino
de intoxicar a la ausencia con mujeres que van y vienen sin dejar su nombre anclado a mi carne no sabes cuánto odio decir versos enmohecidos, no sabes cuánto opugno fingir ser un poeta con fulanas de ceda mundana, delirio en fuego, tormenta de ira, me hundo en sus miradas de segunda mano exhibidas en el mercado negro que regateé por dos estrofas que leí de una caja de cerillos, que encontré en un cabaret venéreo y que adjudique la rima mórbida de tal como táctica, como una profana. No puedo quitar las avasallantes manos de mi rostro, cuando se desmaquillan las mascaras con lagrimas rojas encadenado al retrete donde regurgito el malestar de venenos tan dóciles. Tarareo el reptar de tu mortífero nombre para que apacigüe el flagelo de la desinfección que me dejan el reciproco beso de tierra, las flemas de las palabras de aliento, el intercambio de risas pigmentadas de grasa, el hedor, los humores al vacío de esta casa cansada de mis alaridos, reluciente en ceniza, todas las almas que entraran seguirán ensuciándome en el acto, con carnal morbo, con torcidas cicatrices... ¿Cómo puede existir alguien así? ¿Cómo pueden llamarse humanas todas las ilusiones que invento en aquella cama? ¿Cómo puede ser tierno el roce? Bebí saliva verde de cadáveres parlantes, de esos que tratan de guardar los recuerdos en la tela de sus vestidos más finos, de esos cadáveres que para ladrar mucho...son de aquellos que no dicen nada. Los vi en el estante de cualquier vinatería a mitad de precio, o al dos por uno, y una que otra vez al diez por nada, pues recibía tesoros a cambio: flexibles, vírgenes y mutiladas o todo al mismo tiempo. Mas nunca, lo sé, nunca fui más audaz y organizado, pues me aprendí de memoria todos los colores que daban razón a las mil y un mascaras, todas fueron logradas con un solo rostro, con uno solo que se deformaba en cientos de gestos y terminaba embarrado en el retrete, como siempre, como todas las noches, las letras y el espíritu que traicione infinidad de poéticas veces trapearon con él, con mi rostro el vomito del arrepentimiento. Al cabo de pocos sonetos fui perdiendo el olfato, no sabes lo frustrante que es perder tu propio seudónimo un montón de ceniceros sucios, tu nombre en una masa caliente con estrías que todavía tienes que acompañarla a casa para saberlo de antemano y no volver a pasar por ahí nunca. Me volví inútil al desafió, al inventar insultos que van más allá del coraje, no percibí la luna ningún día...tu sabes lo que pasa en las noches en las que no hay luna...pues soy un HIBRIDO perdí todos los días con cualquiera que me insultaba diciendo "buenos días" uno de los insultos que mas me hartan. Padecí de dependencia de todas las historias del pasado, solo cocine con alguna pluma de diferente marca, tal vez de la mejor que existía, para esconder con esa grandeza, algún pequeño miembro de mi aura, cualquiera, o igual solamente todos. Aquellos alter-egos me abandonaron en las mas angustiosas noches de calor que me brindo algún dizque poema urbano, altanero, escrito en un papel viejo y con suciedad. Un dizque poema que, distante e igualado manoseo la historia que alguna vez dije...y que se dividió en veinticinco formas, su porcina voz exagerando acerca del matiz de aquel escrito, me llevo hasta la cárcel por aquel acto violento...sabes, ahí, fue justo ahí, ahí salieron mis otros tres yo, ellos no se habían ido, ellos estaban ahí, tal vez esperando el momento preciso, o el motivo ocurrente. Me enfermaba cada tercer día, fue en lapsos entre las comas y puntos suspensivos después fue cada dos rimas, hasta que se transformo en la vianda de cada día. Amanecía con frío...y no sabes como deseaba verte pues pensaba que ese frío que sentía era cuando estabas triste y te sentías sola y rezaba por ti, porque leyeras lo que fuimos, pues siempre intuí en que tu no eras de esas personas que comen dos veces lo mismo. Creía y sigo creyendo que solo, aquello que fuimos, lo habías leído en su momento y nada más. Al transcurso del día sentía mucha fiebre...y no sabes cuánto deseaba matarte te odiaba al medio día, pues la fiebre era tan fuerte que deliraba por ti, te necesitaba, pero más te odiaba ¿en el momento de la infernal fiebre...en brazos de quien habrás estado? -DE SEGURO ES O SON MEJORES QUE TU-decían los otros yo. Pero aunque aquello me atormento, y atormenta, seguro tu adivinas que planeta se llevo mi vida ¿verdad que lo sabes? ¿verdad que no te has olvidado? Si...tal vez sea mi maldita esquizofrenia, pero debo de confesarte, que no puedo librarme de esta lasciva obsesión, esta obsesión que martiriza a mis rancios huesos esa nostalgia...centinela de cabellos ondulados, que me acechan hasta el delirio de necromancia, y también esos suspiros filosos que acuden cada día a cortarme, y es ahí donde me pregunto esto Ninfa; ¿será aquella balada romántica gastro-intestinal (o como le llaman los mortales...las mariposas esas), será esto que siento, esto que te hizo feliz, libre, mi endiablada artífice de tal tortura?.
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Ligia
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Hoz Leudnadez
Hoz Leudnadez
inocencio rex
Hoz Leudnadez
y ya te digo que no eres un soneto latino de siete pies....