EL EVANGELIO DE MARIADO NOROLA (Salmo X)
Publicado en Mar 17, 2010
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Salmo 10. La Crucifixión de Mariado Norola
 
Iba Johel Delacroix a casa de Mariado Norola, a buscarle, pues se le había encomendado conducirle hasta la cima del monte del calvario, para su ejecución, cuando en el camino se encontró de frente con Gabriel Degrass.
-Eh-. Dijo Johel. -¿Vos no sos el que andaba con el mesías?.
-No, no, no, no-. Respondió Gabriel, negándolo más de tres veces en un solo momento. –Yo lo conozco de vista, nomás.
-Bueno, ando medio perdido-. Respondió Johel. –Dime, ¿dónde puedo encontrarlo?.
-Si me das treinta mangos te digo.
-Ah, barato-. Dijo Johel, dándole los billetes.
Así Degrass traicionó a su amigote y después se hizo budista y se fue a comer hongos alucinógenos a la Patagonia, porque dijo siempre querer verle la cara a Dios.
Johel siguió su camino, llegó a casa de Norola, y a latigazos lo sacó de la cama, siendo que estaba todavía durmiendo. A los latigazos se lo llevó también para el monte calvario, donde lo crucificarían. Johel iba disfrutando de su faena.
-¡Jesús no existe!-. Decía contento.
-Pero yo no soy Jesús, soy Mariado Norola… -. Replicó el otro.
-¡Ah, cállate!, ¡vos tampoco existís!-. Exclamó.
Y a latigazo limpio nomás llegaron a la cima del monte calvario. Y ahí nomás claravaron a Mariado Norola a la cruz. Y Johel le clavó una lanza al costado, de la que salió leche chocolatada.
Y mirando al cielo, Norola dijo:
-Minujín, minujín, ¿me lamés la cachiporra?-. Que en lenguaje noroliano significa: “Ay, la puta madre, ¿por qué no habré elegido ser jugador de fútbol?”.
Y entonces, y siendo que ese día había estado agradablemente asoleado, curiosamente entonces se juntaron cuatro nubes sobre la cabeza del mesías, y le cayó un rayo encima, que lo pulverizó. Y se murió, cagó fuego, como quien dice.
Eh, no se vayan, que queda el último capítulo, la resurrección.
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Descripción

Salmo 10. La Crucifixión de Mariado Norola Iba Johel Delacroix a casa de Mariado Norola, a buscarle, pues se le había encomendado conducirle hasta la cima del monte del calvario, para su ejecución, cuando en el camino se encontró de frente con Gabriel Degrass. -Eh-. Dijo Johel. -¿Vos no sos el que andaba con el mesías?. -No, no, no, no-. Respondió Gabriel, negándolo más de tres veces en un solo momento. –Yo lo conozco de vista, nomás. -Bueno, ando medio perdido-. Respondió Johel. –Dime, ¿dónde puedo encontrarlo?. -Si me das treinta mangos te digo. -Ah, barato-. Dijo Johel, dándole los billetes. Así Degrass traicionó a su amigote y después se hizo budista y se fue a comer hongos alucinógenos a la Patagonia, porque dijo siempre querer verle la cara a Dios. Johel siguió su camino, llegó a casa de Norola, y a latigazos lo sacó de la cama, siendo que estaba todavía durmiendo. A los latigazos se lo llevó también para el monte calvario, donde lo crucificarían. Johel iba disfrutando de su faena. -¡Jesús no existe!-. Decía contento. -Pero yo no soy Jesús, soy Mariado Norola… -. Replicó el otro. -¡Ah, cállate!, ¡vos tampoco existís!-. Exclamó. Y a latigazo limpio nomás llegaron a la cima del monte calvario. Y ahí nomás claravaron a Mariado Norola a la cruz. Y Johel le clavó una lanza al costado, de la que salió leche chocolatada. Y mirando al cielo, Norola dijo: -Minujín, minujín, ¿me lamés la cachiporra?-. Que en lenguaje noroliano significa: “Ay, la puta madre, ¿por qué no habré elegido ser jugador de fútbol?”. Y entonces, y siendo que ese día había estado agradablemente asoleado, curiosamente entonces se juntaron cuatro nubes sobre la cabeza del mesías, y le cayó un rayo encima, que lo pulverizó. Y se murió, cagó fuego, como quien dice. Eh, no se vayan, que queda el último capítulo, la resurrección.

Palabras Clave: Salmo 10. La Crucifixión de Mariado Norola Iba Johel Delacroix a casa de Mariado Norola a buscarle pues se le había encomendado conducirle hasta la cima del monte del calvario para su ejecución cuando en el camino se encontró de frente con Gabriel Degrass. -Eh-. Dijo Johel. -¿Vos no sos el que andaba con el mesías?. -No no no no-. Respondió Gabriel negándolo más de tres veces en un solo momento. –Yo lo conozco de vista nomás. -Bueno ando medio perdido-. Respondió Johel. –Dime ¿dónde puedo encontrarlo?. -Si me das treinta mangos te digo. -Ah barato-. Dijo Johel dándole los billetes. Así Degrass traicionó a su amigote y después se hizo budista y se fue a comer hongos alucinógenos a la Patagonia porque dijo siempre querer verle la cara a Dios. Johel siguió su camino llegó a casa de Norola y a latigazos lo sacó de la cama siendo que estaba todavía durmiendo. A los latigazos se lo llevó también para el monte calvario donde lo crucificarían. Johel iba disfrutando

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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