CONVIVENCIA.
Publicado en Jun 14, 2010
Estás tan cerca que me alivia saberlo.
Porque no sé que haría sin ti, siamés de esto que acaso no sé si es costumbre o miedo a la soledad extensión de mi cuerpo que pegado a mí me entibia, me hace vaga y cómoda, segura y dependiente. Tumor benigno que crece y se alimenta en armoniosa simbiosis, hastío y goce, te doy mi carne y mi sangre… y tu me das tus duelos, me habitas cuando quieres, me completas. Laceraste tu cuerpo y yo perdí el origen de la vida. Todo nos fusiona y nos duele, nada nos retiene y nos quedamos, sombras inseparables sin reflejo propio, herida que desborda y nos desangra, pero no nos vacía. Seguimos en una eterna retroalimentación. Nada nos conmueve pero estamos juntos. Parasitismo obsecuente y obligado, seguro y práctico. Si te alejas, te extraño, si te quedas, me convierto en una sombra a tu lado. Me acostumbré a tu olor, a tu risa, a tu compañía me gusta recostarme cerca tuyo y que me abrigues con tu cuerpo. Siempre en el mismo lugar, a la misma hora. Rutina que cumplimos al pié de la letra, ceremonias que establecimos sin acuerdos, pero que incorporamos a nuestra cotidiana tarea de vivir. Estamos pendientes uno del otro, cada uno sabe qué tiene que hacer, qué decir, somos como el sol y el aire, el agua y la tierra. Existimos. Sin saber por qué, qué nos une o nos separa. Pero me alegra saber que estás tan cerca, me tranquiliza… porque sé que a ti también te hace bien, esta paz de sentirnos más amigos que amantes.
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Mara Ester Rinaldi
Te quiero mucho.
Maritè.
Ligia
Ligia
solymar