Suave como la ardiente arena de un desierto
tus pasos van moldeando las huellas 
de un paisaje tibio,
en un horizonte de extensiones
que se diluye con la brisa candente
en la geografía de tus aspiraciones,
siguiendo la línea de tus desvelos,
rescatando en el horizonte
una tangente que dibuje mi silueta
en el eje mismo del crepúsculo,
adonde mi corazón late las tempestades
de un amor visceral,
atravesando fronteras invisibles,
como jinetes galopando
en las extensiones de mi universo,
adonde mi alma toma las formas de un espiral
que fluye como tempestad
hacia las órbitas de tus ansias,
y exhalo mi fragancia dirigiendo tus pasos
hacia el centro mismo de mi alma,
adonde te espero sin prisa,
acumulando ternuras
como caricias tibias
que mis entrañas te ofrendan,
en el universo ardiente 
de cautivador reencuentro.