Soledad
Publicado en Dec 18, 2010
El rostro sereno de una mujer me mira. Sus ojos tienen la piedad que necesito, y sus labios, quizá, el amor que yo deshecho. No me siento invitado a ese amor, extraño para mí. Pero es demasiado bella como para no comprender que sus pequeños senos me atraen. (Una belleza que no se atenúa con la hondura de sus ojos.) Suenan hermosas sus palabras: la historia de cuando era niña y jugaba en el patio de su casa con una perrita que un día fugó y enseguida se hizo invierno en su alma. La tardecita cubría de marrón intenso los muebles, y ella lloró durante años en aquel cuarto. Allí, en ese lejano idilio de la infancia, nos encontramos los dos como pájaros usurpados por la misma herida. Guillermo Capece
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Daniel Florentino Lpez
Profundo
Un abrazo
Daniel
Eduardo Fabio Asis
Guillermo Capece
gracias por tus opiniones;
abrazo
Guillermo
Guillermo Capece
modifique el final y el titulo para mayor claridad del poema: Esto me pasa por apurarme a publicarlo; debi dejarlo enfriar y corregir, y despues publicar. Gracias por tu lectura.
Saludos
Johel Mortue Delacroix
Salud capece.
Guillermo Capece
gracias por tus palabras; modifique el final para darle mayor entendimiento al poema; volve a leerlo, si querés.
saludos
Guillermo
Eduardo Fabio Asis
Matias