Rebelin en los estantes
Publicado en Dec 19, 2010
Rebelión en los estantes
El Capital de Marx se apoyaba sobre la Illíada de Homero, ésta sobre la Biblia. Una enciclopedia de historia resistía de pie. La anarquía reinaba en los estantes del nuevo departamento. Rodolfo Arias, tuvo que mudarse de apuros, por problemas económicos. Todo era más pequeño en su nuevo hogar, incluyendo la biblioteca, pero los libros seguían siendo numerosos. Mientras terminaba de acomodar ropa, muebles y objetos varios, los textos esperaban el reestablecimiento del antiguo orden. Cansado de la labor, Rodolfo queda dormido. Cuando llega la noche, un sueño lo asalta: una multitud asedia el Palacio de Invierno del Zar, pero se encuentra con el Rey Príamo, el Príncipe Héctor y un grupo de valientes troyanos ofreciendo tenaz resistencia. De pronto descubre que son los muros de Jericó los que se defienden y suenan las divinas trompetas. Dios desata su furia pero en forma de volcán, cuya lava fagocita una ciudad, que no es otra que Pompeya. Rodolfo siente, que es consumido por el fuego, hasta que despierta por el humo, ocasionado por un cortocircuito de la lámpara, que olvidó encendida, antes de ser sorprendido por el sueño.
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MARINO SANTANA ROSARIO
UN ABRAZO QUERIDO AMIGO.
gabriel falconi
te dejo mis estrellitas
Daniel Florentino Lpez
Es cierto, estamos en un consumismo de lo leve
Saludos cordiales
Daniel
Daniel Florentino Lpez
Q lindo comentario
Saludos, amiga
Daniel
Pascual Vizcaino Ruiz
Pascual Vizcaino Ruiz
Mara Ester Rinaldi
Pero tenía un orden dentro del desorden...ahora están acomodados y archivados en alguna caja adonde acudo a veces para despejar alguna duda...en los estantes estan aquellos que ya he leído o en algún momento lo haré y el espacio vacío de los que he prestado o regalado...mis borradores me asaltan a veces como al protagonista, pero solo para reclamarme que los saque del sueño.
Que gratos recuerdos despertaste, Daniel
Abrazos.
Marité.
Daniel Florentino Lpez
Con ordenar los estantes se puede solucionar el problema jajaj
Saludos, amigo
Daniel
LOBOLEJANO