¡Oh Mamá! reprobaré la clase de filosofía si me sigo viendo a escondidas con la gimnástica niña pelirroja que parece el vestigio lascivo de las eras babilónicas y yo solo la bestia donde se monta a hard-core ronda cada que quiere entre las horas de estudio del salón y las horas perdidas en el sanitario amplio del señor director. Pero, es que esto de quererle; se me figura a una eterna batalla filosófica venérea, me encanta tenerle en los deslices deliberados que culminan en orgasmos sui generis sin necesidad de manos ni roses ortodoxos pero sí in extremis albis con poses pero bastos ratos de palabras perdidas por mi enciclopedismo filosófico mediocre. Me tiene como a un Bakunin harapiento y pobre atrás de un baño público, con miedo y con la serotonina baja y la adrenalina alta rasurándome el púbico para que entre con la tanga de elefante que no lleno, y me obliga a mendigarle un frote de su lengua desatada con el analcoitocolectivismo presa de la anarquía, o por falta de economía para el hostal de paso, pero siendo ella una hiena carnívora a la que no le importa la filosofía, le rinde honor a la honoris causa del maestro Mijaíl haciendo ver que la propiedad de los medios órganos de re-producción sean una distribución bien administrada con orden social y con cambios de posición que colectivamente se ven de más en el transporte colectivo de regreso a casa donde se abre de capa fungiendo como la heroína inyectada a la fuerza en el asiento trasero para asesinar con fricción al ladrón que se cuela por sus ventanas con vellos enmascarado en látex. Mamá; adoro subir al pódium de cualquier cine de la mano de los padres del socialismo científico; Engels y Marx vestido de frankestein para que ella acceda a no ver la película y se quite la blusa a la primera cerveza clandestina, con mi bata blanca y una equis lager la sociedad y la ciencia se hacen entendiblemente facilísimas. Sí, me ha convertido en el Hegel exhibicionista de pasillo oscuro, con su ósculo prematuro sin decoro y sin procuro descomunal, pero; ¿a quien no le agrada ser el representante carnal de la cumbre del movimiento en el decimonónico encuentro matinal? A ella no le importa mi sapiencia ni la dialéctica Hegeliana pero le enciende la prosa poética guarra; in vino veritas, venas, bíblicas, balísticas, bélicas, vaginas, viaticas, vaticanas y biónicas. Sí, sus cabellos de fuego emulan a los volcanes de mis mil pechos, sus ojos herbales son las más salvajes selvas sin retorno con sus enjundias y sus junglas de lunares lamibles, ex tocables, ex perdidos, eximios de queratinas carmín sobre mi ex-simia existencia extravagante introvertida entre mis fuentes irrevocables al calor perspicuo de sus y mis pesares orgiásticos y agónicos por los terminares pródigos extasiados en oscuras calles como amantes anónimos. Estoy lleno de palabras intrigantes memorizadas como para pasármela leyendo guías para evitar sanciones de castigo por malas notas reprobadas enviándome a plicas y semestrales extraordinarias. Pero para este muerto que tiene como epitafio la I de su nombre y como compañía la soledad de una H muda, Híbrido, oxidada Hoz, Hilarante Huésped Hostil e inHóspito, Hipócritas Halos de Hiena sin Huertos. ¿I vonanza? ¿I vonnificación? ¿I vonito? ¿I vonaventura? Carajo ¿qué decía?, yo ya no sé nada y no entiendo un todo, aunque repase el acordeón o haga trampa solo se me atraviesa su nombre, húmeda palabra. I von-appetit, I vonnunca,
I vonnada I vonomicón y vómito absoluto de mi masa gris y mala fama de poeta puto pluma fácil, de fácil seducir. Bebo de la cicuta y el escote sin apología alguna bajo puentes, entre mercados, arrasando con catedrales y monumentos además de hacerlo en cuanto museo se nos place sin detención ni por más visitado ¿cómo tener tiempo para leer a Jenofonte, desmembrar a Platón, acercar más a Wagner y enfriar la disputa con Schopenhauer y Nietzsche? tanto distrae a la pluma velluda que aúlla por la media luna de esta no musa bruja bola loca de fuego rojizo etéreo resplandor lucífero, que me da más que preparar ensayos el gritar que ¡así mama Zaratustra carajo! Falta mucho para que el martillo y mi hoz pinten carmín su bandera que me abstenga de jugar a un Trotsky Bukowski abriendo piernas a su Kahlo mientras Rivera va al tugurio. Ya no caben las monografías Deleuze en mi pantalón así que; Bergson, Foucault, Hume, Kant, Leibniz y Spinoza pasaron a segundo término, pues en mi cartera abunda el lubricante, el juguete y el infinito condón, además Deleuze, ¿cuál capitalismo y cual esquizofrenia? si cuando ella saca una pierna de su falda detonan monedas por kilos y litros de cerveza fría como para hacer patria chauvinista por ese autoritarismo que tanto exige su vientre, y yo no quiero vivir una libertad donde no exista ese yugo, rudo aunque termine como un Ecce Homo vulgo. No sé nada de filosofía y ella me lo hace ver solo en los trances y el quehacer carnales y el placer ¿como le haré mamá? las cartas están sobre la mesa y se pandea en péndulo mi suerte austera de pasar o ir para atrás va mil a uno a que ella me somete y me domestica y me mastica esté o no entre sus piernitas rosaditas y dedeables bisviditas manoseables y suavecitas… y al final repruebe por solo estar lascivo imaginando sus cuevas y nuestras rencillas cuando ella me incita a salir de las clases, a tirar a los libros, para aprender las poses bien y reniegue del A B C D, I vonitas, I vonnébolas,
I vonnéutras, I vontráncitas, I vonéficas, I vonmotoras, I vonlévitas… y, y, y… ¡Eureka! Sí… puede que pase el examen, sí mamá lo pasaré, pero no te prometo salir bien en conducta, pero si la invito a escondidas bajo el pupitre, entre muchas otras contribuciones, sé que no soy Aristóteles ni que a ella le importe pero quizás con sus roses entienda la teoría de la generación lasciva espontánea, ella no tiene principios así que no habrá contradicción, las nociones en mí, no tienen categoría, pero la sustancia, el acto y la potencia que ella infrinja en mi entrepierna, quizás no serán ortodoxa filosofía pero a quien le importa, ella es pelirroja y le encanta la erótica... o mejor dicho, la puta poesía.