5.- Tragedia familiar
Publicado en Mar 21, 2012
Al día siguiente, nadie vio a las hermanas Doherty por la mansión. Rumoraban que se encontraban encerradas en la amplia suite donde habitaba la familia.
Ni siquiera se veía a Nadine por ninguna parte. Evrart observó que tanto los adultos como los niños se desarrollaban en una aparente y tensa calma. Las mujeres se congregaban en la cocina y rumoraban entre sí en voz baja. La mayoría de los adolescentes habían optado por salir de allí y sólo los más chicos se concretaban a divertirse medianamente con juegos de mesa. - ¿Qué sucede?- preguntó a Christine -ayer había mucha algarabía en esta casa. - Ha vuelto a hacerlo- le dijo su novia, como si él supiera de lo que hablaba. Christine misma se veía falta de entusiasmo y ciertamente preocupada. - ¿A qué te refieres? - Les pegó otra vez... ese malnacido padre que tienen. - ¿Te refieres a Doherty? Christine se levantó y avanzó por la sala principal hasta el jardín que había detrás de la casa. Timothy, su pequeño hermano, corrió detrás de ella y le tomó de la mano. - ¿A dónde vas? - Vamos a conversar con Evrart un momento. No te preocupes, si algo sucede... puedes llamarme. El chico asintió y volvió al interior. Christine explicó a Evrart. - Timothy nunca había visto a un adulto ser tan violento. Está asustado como los demás niños. De hecho todos estamos incómodos. La primera vez, cuando todos comíamos juntos en el comedor, Doherty se molestó con un comentario que hizo Tricia y arremetió a bofetones con ellas. Todos protestamos, papá y otros más le pedimos que fuera más tolerante con sus hijas. Pero él se limitó a insultarnos y las encerró prácticamente una semana. "Después se marchó unos días, y todo pareció volver a la normalidad. Hablamos con Tat, su esposa, pero ella se negó a razonar con él. Sospechamos que también la golpea. No quiso denunciarlo ni recibir ayuda de nadie. Cuando regresó se ensañó con Geraldine. La vio conversando un día con Michael, y la golpeó allí frente a los que estábamos presentes. La encerró varios días y cuando la volvimos a ver estaba muy pálida y débil. Por lo visto es a la que más humilla y maltrata de todas." Evrart se sintió muy tenso. Cierta angustia indescriptible se apoderó de su corazón. - ¿Le hizo daño...? ¿Está bien? - Escuchamos gritos en la madrugada, discusiones y golpes. Mamá llamó a la policía, pero cuando llegaron, Tat aseguró que nada grave sucedía. Una de sus hijas (no especificó quién) había tenido un dolor muy fuerte (tampoco especificó) durante la noche. Los policías entrevistaron a alguna de las hijas y luego se marcharon. Luego Tat nos suplicó al resto de los presentes que no llamáramos más a la policía. Mamá se indignó, nos ha pedido que nos alejemos de ellos mientras encontramos dónde vivir. Pero yo no quiero dejarlas solas, mucho menos a Geraldine. Estoy segura de que fue a ella a quién lastimó. Evrart se mordió los labios, preocupado. Por un lado, tenía qué actuar como si el asunto no le importara demasiado, a pesar de que ansiaba saber si Geraldine no estaba lastimada. - Todo esto no te está haciendo bien- le dijo a Christine -quizá sea mejor idea que los Doherty se vayan de esta casa ¿No crees? - A nadie nos molesta la familia realmente, Ev. Con que se marche ese mal padre es más que suficiente. Pero en eso, Christine divisó a alguien entre los matorrales y se olvidó de Evrart para ir a buscarle. Se encontró con Marinna, que al parecer estudiaba oculta en el jardín. - ¡Marinna! ¿Cómo estás? ¿Cómo se encuentran todas? La adolescente pareció afligida de ser descubierta. Se le veía aparentemente bien, únicamente sus ojos se veían cansados de sueño. - No puedo comentar nada... me pueden castigar si se enteran que dije algo... Christine la tomó de los hombros. - Sólo dime que todas están fuera de peligro ¡Por favor! Marinna miró entonces a Evrart, dando a entender que no hablaría en presencia de extraños. Christine se volvió a él. - Ev, por favor... es necesario que nos dejes hablar a solas. Evrart se sintió impotente al no poder hacer nada para quedarse. Se retiró con desaliento al otro lado del jardín, junto a un viejo cobertizo. Intentaba en vano escuchar lo que Christine conversaba, cuando sintió claramente una mano que le tocaba el hombro, lo cual lo hizo brincar hacia adelante, asustado. En la penumbra vislumbró poco a poco un rostro que colocando el dedo índice en sus labios, le pidió que guardara silencio. - Señorita Geraldine... - Nadie debe saber que me encuentro aquí- le dijo ella en voz muy baja -por favor no haga ningún movimiento que le delate.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (11)
1 2 1 2
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|