El hombre del folleto. ( soldado argentino)
Publicado en Jul 23, 2009
En mi época de estudiante, cuando ascendía a esos vagones apretados del metro de la ciudad de México, me interesaba estudiar las expresiones de las cara de los usuarios; es así, como veía el cansancio del trabajador que abandona su hogar en la oscuridad y regresa también en la oscuridad, o la mujer despistada, quien había olvidado subirse en los vagones apartados para ellas en las horas de más uso de este sistema de transporte, encontrándose atrapada en el interior de un vagón repleto de hombres, que parecían revivir, al ver a la única hembra dentro de esa jaula anaranjada.
En los años que estuve en Argentina, aunque tenía un auto, yo me subía de nuevo a los trenes o autobuses, pues para mí, es, quizás, la única manera de conocer la vida cotidiana de una sociedad, y así fue que, en unas de las estaciones de mi trayecto, vi entrar a un muchacho que le faltaba un brazo, cargando un sobre repleto de boletines, en donde había un escrito sobre la situación de los veteranos de guerra que estuvieron luchando en las Islas Malvinas. Entonces me vino a la memoria una historia sobre un soldado argentino. (...)Luchando contra los ingleses, vencido regresa a su patria, bajando del barco. Su primer deseo fue: hablar por teléfono con su madre, para informarle de su llegada, además comentando que estaba acompañado por un compañero que había perdido una pierna y un brazo en la guerra. La madre se había alegrado por dicha llamada, pero contestó espantada que no podía soportar ver a un ser mutilado en su hogar, de repente escucha un tiro a través de ese aparato de comunicación, detonación que había cortado la vida de su hijo, mandado contra su voluntad y sin ningún entrenamiento militar. (...) Sin poder salir todavía de mi desconcierto por ese recuerdo, escucho decir al hombre que me había dado el folleto: cómo el gobierno había olvidado a esos héroes argentinos que habían participado en esa guerra sucia, y al final no podían integrarse a un sitio de trabajo, porque eran considerados despojos humano. Por tal motivo, aquel hombre sin brazo pedía ayuda económica a los pasajeros para poder comer y hacer más copias de esos boletines, sorprendido, siento también que la sociedad daba la espalda al muchacho lisiado, quien abandonó ese vagón con su única mano vacía de ayuda, solicitando solamente justicia para aquellos hombres que lucharon por su Patria. En ese recorrido, llegaría a leer sobre una pared, a pesar de la velocidad del ferrocarril, una locución esplendorosa, por el contenido y la grandeza de sus letras: ¡ Las Malvinas son Argentinas ¡.
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Verano Brisas
MARIANO DOROLA
BUENISIMO!!! MUY LINDO HABER LEIDO ESTO!!!
GRACIAS POR DARLO A COMPARTIR POETA.
Carlos Campos Serna
Saludos...
Esteban Valenzuela Harrington
Fuerte el tema, pero lo manejas de un modo, que haces que el lector quiera continuar. Lo mejor es la reflexión que se transmite en este relato, se aprecia tu mirada como ser humano, más que de escritor. Me gustó mucho.
Carlos Campos Serna
Saludos
Enrique Dintrans Alarcn
Así es, no sabemos los significados múltiples que nos pueden revelar estos gritos en el silemcio. La sóla experiencia del viaje nos está comunicando una gran variedad de dramas humanos que tienen sus raíces en hechos, de los cuales, ciertamente, hay responsables, como lo es el caso de la Guerra de las Malvinas.