Cuentos para la muerte de mi padre: Iris
Publicado en Oct 13, 2012
Prev
Next
Image
Mi madre murió siendo un niña, un niña muy pequeña, tanto... que no la recuerdo. Su imagen solo ha podido ser retenida por mi memoria gracias a algunas grises fotografías que hay en casa. Fue mi padre quien cuidó de mí, compartiendo esta tarea con su trabajo en la pequeña oficina del Sr. Smart, en el otro extremo de nuestra pequeña ciudad. La relación que mi padre estableció conmigo hizo que nos quedáramos apartados del resto de los vecinos de Salmfost y mi adolesciencia y posterior juventud transcurrió solitaria; tan solo bajo su influjo.
Por ello, cuando años más tarde el médico de cabecera me hizo saber que papá estaba para morir, establecimos nuestro último juego turbio, en este caso a propuesta mía, aceptando él con las pupilas de sus ojos enrojecidos llenas de alegría. Me dispuse a hacer con él un ejercicio de inventiva que le proporcionara algunos ratos placenteros entre lo oscuro en que le había sumido la enfermedad letal. Así pues, cada anochecer me sentaba en el borde de su cama y le contaba lo que yo sabía que más le gustaba escuchar. Mi padre tenía una carga erótica muy fuerte, algo fuera de lo común.
Bajo la pálida luz que reinaba en su habitación tan triste e inspirándome en aquélla su cama mortuoria, las  sábanas revueltas y el hedor consustancial a una cámara falta de ventilación, la noche del 23 de febrero de 1981 le conté por primera vez que...
"La Noche de San Pedro de 1975, papá, tú entraste a eso de las once en mi cuarto. Yo me hallaba aún vestida sobre la cama, porque con toda la algarabía producto de la verbena era imposible conciliar el sueño. Te sentaste en una de las dos sillas que hay arrimadas a la pared del fondo y me dijiste:
-Cabrones...
-Nuestros vecinos se divierten. -apunté yo y luego te sonreí.
-No puedes dormir, ¿verdad cariño?
-No, pero da igual. Hace unos días, cuando la verbena de San Juan sucedió lo mismo. Cada año pasa. Da igual papá.
-Y el ruído de los petardos y los cohetes no cesará hasta bien entrada la madrugada...
-Da igual papá. A mí no me molesta. -te dije mientras tú me mirabas fíjamente, como solías hacer. Diríase que no querías perderte detalle de los gestos, muecas, de mi rostro con los que yo acompañaba a mis palabras. Para conocer mejor mis intenciones... supongo.
Y supuse siempre. Por eso, entonces yo comencé a acariciarme las piernas con las palmas de las manos. Con ellas me bajé un tanto los largos calcetines blancos, parte de la indumentaria del colegio- y descendí los dedos hasta el inicio de los pies; dejé que se escondieran de tu vista al mesar los tobillos y caer sobre la sábana. Tú me hablabas. Me hacías saber tu enfado por todos nuestros vecinos, odioso de su felicidad, agraviado por el desprecio que mostraban hacia nosotros. Necesitabas hablar sin parar ni un momento pues yo te sonreía atrevida y doblaba un poco mi falda, por encima de las rodillas. No podías decirme que dejara de hacer aquéllo porque entonces habrías demostrado que mis piernas desnudas te ponían nervioso y que mis movimientos sobre la cama, tan rebuscados, te excitaban. Por ello, te ofuscaste con los vecinos del diablo y no cesabas de maldecirlos con la voz airada. Mis ojos claros paseaban sobre ti cálidas caricias, como runruneos de gata, y te sonreía dulcemente para que tú supieras que yo "sabía" que pretendías evitar tus deseos. Recuerdo que te pusiste en pie de improviso, que no pudiste aguantar por más tiempo sentado en aquella pequeña silla y, atropelladamente, me diste las buenas noches y saliste de mi cuarto. Escuché tus pasos en el pasillo. Pocos pasos. Entonces papá, yo me levanté de la cama y fui hasta la puerta, la abrí con cuidado y divisé tu figura unos metros más allá, arrimada a la pared, de espaldas a a ella. Y tú no me viste, pero yo si observé como te masturbabas de modo convulso, con una fuerza que diríase que pretendías arrancar tu pene, mientras ahogabas en la garganta los gritos de placer.
Veía tu cuerpo semioscuro, veía tu pene grande y brillante, busqué consuelo bajo la falda... tú expulsaste el sémen en el embaldosado del pasillo, luego te recogiste en ti mismo. Yo me mordí los labios para silenciar el placer que me dolía entre las piernas, tú, papá, respirabas deprisa, ruidosamente y con dificultad, a mí se me escaparon unas lágrimas por mí y también por ti, por aquella situación que compartíamos ambos. Bajaste las escaleras con sigilo, entré en mi habitación y me metí en la cama. La verbena había muerto, el silencio era el dueño de la noche y, enmedio de ésta, me abracé a la almohada, la besé diciéndome que era a ati a quien besaba, a tus labios. Al mismo tiempo que tú -supongo- hacías algo parecido en ése, tu dormitorio".
Un vez terminado mi relato le sonreí dulcemente, guardé unos instantes de silencio y luego me subí un poco la falda. Mi padre se encontraba angustiado, su rostro había enrojecido en grado sumo. Yo me levanté del borde de su cama y le dije:
-Bueno, ahora te dejo. Duerme tranquilo papá.
Su carraspera, su ahogo, las palabras comidas por la enfermedad, me dieron las buenas noches. 
Página 1 / 1
Foto del autor Greta Etura
Textos Publicados: 2
Miembro desde: Oct 02, 2012
21 Comentarios 2253 Lecturas Favorito 8 veces
Descripción

relato ertico

Palabras Clave: mrame

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (21)add comment
menos espacio | mas espacio
 1 2 3 > 

Renata De Sosa

Un cuento oscuro, bien en primera persona. Con varias salidas.
Responder
October 19, 2012
 

Ana S. Francs

Está bien esta historia
Responder
October 18, 2012
 

Werz Muiz Luna

Una "lolita" supongo pero que bien describes las situaciones, aun mas la masturbacion del padre como si en verdad tubieras remarcado aquel recuerdo. me gusto!
Responder
October 17, 2012
 

cristian mauricio gil mazzo

Interesante, Muy original. Ingenioso... Felicitaciones Gretta
Responder
October 17, 2012
 

Analena Crdoba

PAJAROS EN LA CABEZA PARA UNA TEENAGER QUE TIENE FANTASIAS SEXUALES CON LA FIGURA DEL PADRE. ¿y ESTO ES UN BUEN RELATO? VAMOS, VAMOS, VAMOS...
Responder
October 16, 2012
 

Nuria Pozas

Tomado de la idea genérica de "Las Mil y una noches". Alguien cuenta cada noche un relato a su amo, en tu caso... ¿para que sufra en sus últimos días?
Responder
October 15, 2012
 

Ana Jurez Savic

Hola Greta! La imagen de Scarlett Johansson (como "lolita") refleja bien tu cuento con un rastro de morbosidad escrito pienso que muy fríamente. No es una crítica eh! Besos desde Palencia.
Responder
October 14, 2012
 

Flor de Lys

Densas letras, buen debú como autora tras observar (yo) que realizas críticas constructivas.
Responder
October 14, 2012
 

Denise Urbano

Genial la sutileza in crescendo del relato, amor o sexo cercenado entre un padre et une fille. Trés jolie!!!
Responder
October 14, 2012
 

Llmame Troll

Entiendo este escrito tuyo como una fantasía sobre un tema que puede que si te sucediera pero no a esta escala. Puede interesar y puede no interesar. En este caso, se hace largo y prolijo en su explicación.
Responder
October 14, 2012
 

Alicia Fuentes

Un subidón.
Sigue con estos textos Greta.
Responder
October 13, 2012
 
 1 2 3 > 

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy