Era una noche de noviembre, el cielo caía, el aire cantaba, las flores volaban. Mi intuición me decía que ese día cambiaria mi vida pero no cambió, se transformó. Bailaban las cortinas y la luna cual bombillo alumbraba la habitación que fue testigo de nuestro más guardado secreto.
Mi ser se debatía entre el sueño y el despertar, mientras la noche pasaba, miraba de cerca la dulce morada en la que me encontraba.
Entendí a media noche que era el momento!; mi motor latía muy fuerte, mi cuerpo temblaba no sé si por frio o por miedo; la seda tocaba mi cuerpo, las carnes se entrelazaban, las mentes vibraban más que nunca en la misma sintonía.
La avalancha empezó, el abrazo inicio nuestro descubrimiento. Las palabras convergían, los cielos se ponían de acuerdo, las tierras temblaban y el tiempo dejó de existir… mi corazón me obligaba a actuar… tu piel me tenía entre la espada y la pared, cuando al fin mi consciencia me dio luz verde
Cuando mis manos tocaban tu cuerpo, cuando nuestras almas bailaban, cuando nuestros labios rozaban, CUANDO NUESTRO OLOR Y ALIENTO SE UNÍAN, cuando nuestras piernas se aferraban, cuando nuestros brazos se ataban, cuando nuestros génesis hervían, cuando nuestras voces gemían, cuando nuestros seres amaban… NUESTROS ESPÍRITUS NOS LO PERMITÍAN!  
El éxtasis entro en nuestro cuerpo, carnalidad brotaba. Se unieron nuestros lazos, gemimos en unísono, el ritmo se imponía, los poros se erizaban… latía nuestro cuerpo, como gozábamos aquel momento!, como vivíamos el amor en su máximo esplendor!… se tensaban las extremidades, tu mano arañaba mi espalda, mis manos apretaban tu pelo, la luna se estaba escondiendo, el sol salía por la ventana.
Un gol salió de mi miembro, tu voz excitaba mi alma, vivimos la noche en el paraíso, nos amamos como siempre lo hicimos pero esta vez aceptamos la química aunque un “tiempo” engreído nos separara. Le hicimos caso al universo, nuestro secreto en cofre está guardado.
La vida desde hoy era la misma, la química actuaba