Desde niñas jugando en el parque
corriendo a escondernos por las tardes
contándonos secretos con dedales
y fabricando sueños en el aire...
 
Así cada día me acompañaste
y entre sonrisas, cada instante,
te compartí sin miedo a equivocarme
y en silencio me aconsejaste...
 
Con los años nos volvimos distantes,
crecimos y no he vuelto a hallarte,
aunque en mi camino sigues presente
como una luz que no apagaste...
 
Mi amiga incondicional siempre,
donde estés, aún puedo abrazarte...
Aquí estoy cuando quieras buscarme
y mi hombro en el cuál apoyarte...