EL EVANGELIO DE MARIADO NOROLA (Salmo I)
Publicado en Mar 14, 2010
EL EVANGELIO DE MARIADO NOROLA
Salmo 1. Nacimiento e infancia del Mesías. Hay que decir que tuvo una infancia triste. De movida nació en un pesebre, nomás. La madre no era virgen pero tampoco se sabía muy bien quien había sido el padre, motivos que más luego, aunados, le harían sospechar que él era el nuevo Mesías. Siendo bebé a la madre se le cayó más de un par de veces de cabeza al suelo, y en uno de esos golpes algo le debe haber hecho “click” (o “crack”, quién sabe), la cuestión que empezó a oír voces, que él presumió de ángeles, las que le decían y le confirmaban que él era la nueva esperanza de la humanidad (a veces también le decían que era un boludo, pero entonces él se convencía que ahora era el diablo quien le hablaba, queriendo ofenderlo). Como Mariadito Norola tomaba mucha leche cuando era chiquito (de la caja, nomás, porque la madre, que era medio guacha, lo destetó antes de tiempo, cosa que lo traumó hasta minutos antes de su crucifixión, pero tampoco es pertinente que nos adelantemos tanto en la historia) creció así de lechoso, y con cara de boludo, nomás, tanto, que cuando empezó la escuela los pibes lo tomaron de punto, y lo cagaban a palos en todos los recreos. Por no querer reconocer Mariadito que era soberanamente un pelotudo, se convenció a sí mismo de que en realidad era un chico “sensible” (pretexto que usan los pelotudos para no reconocer lo que son). -Vos no sos sensible, sos un pelotudo-. Le dijo un día su madre. -¿Y vos cómo sabés?, ¿eh, ¿eh, ¿eh?-. Preguntó Mariadito. -Porque la gente sensible es intelectual, y vos sos un burro que no sabe escribir ni su nombre-. Respondió la mujer. “¡Heureca!”, se dijo entonces Mariadito, que no sabía que “Eureka” se escribe sin “h” y con “k”. “Ahora voy a ser un intelectual, para convencer al mundo de que no soy ningún boludo”, se dijo. Y fue y se compró un cuaderno y un lápiz, y empezó a escribir boludeces. Continuará…
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SIR MARIAN
ERES LO QUE HACES.
NO ERES POR LO QUE LOS DEMAS SEAN O DEJEN DE SER.
TE ABRAZO SIN TUS BRAZOS.
SOY HUMANO.
Y SI EL MESIAS EXISTIO, TAMBIEN LO FUE.
NO SABES LO QUE HACES.
PERO SI HAY ALGO QUE YO SE.
TUS PALABRAS TE PONEN EN EVIDENCIA.
Y ESTO. NO HACE UN MUNDO MEJOR.
NI TAMPOCO A UN TEXTALE LIMPIO.
NO DEJARE DE QUERERTE.
NI DE PERDONARTE.
DIOS TE BENDIGA A TI Y A TU MUJER.
EL CABALLERO SIR MARIAN
Roberto Langella de Reyes Pea
Es verdad, soy lo que hago.
Lo del abrazo sin mis brazos es una metáfora, qué capo.
Yo nunca dije que no fueras humano (quizás ese sea el quid de la cuestión!)
No sé lo que hago!, estoy despertando la ira de los dioses, ayyyyyyyyy!!!!
Es verdad, mis palabras me evidencian.
Y no, la verdad que tampoco hace un mundo mejor... Bueh, tampoco lo hace mucho peor de lo que ya está, ¿no?; digamos, comparado con la situación en Biafra, esto es una pelotudez, ¿no te parece?.
No hace a un textale limpio, pero lo hace divertido!
Eso, Dorola, no dejes de quererme ni de perdonarme (de perdonarnos, aquí, Mary me pide que la incluya); la verdad, no sé qué haríamos sin tu perdón, maestro.
¿Aaaaaaaaaadiósssssssssssss, Mesíiiiiiiaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssssss!!!!!!
María de la Paz Reyes de Langella
Roberto Langella de Reyes Pea
Roberto Langella de Reyes Pea
Ya lo sé, chicos, lo mio es un apostolado. De nada.