El día de mi muerte
Publicado en Sep 12, 2009
El día que me declararon muerta
Ese día yo no pensaba morirme. La noche anterior me había preparado como de costumbre para ir a la Universidad temprano para preparar las clases del dia de mis estudiantes. Si, la misma rutina y en la que cada dia estaba mas agotada pues la situación es complicada y no acabo de entender a los muchachos de estos tiempos. Su actitud y responsabilidad dejan mucho que decir, pero en fin, hoy estaran ellos celebrando que yo no llegue a tiempo y se habran marchado a los quince minutos del salon de clases. Si supieran que no me van a tener más de profesora prepararían una fiesta para celebrarlo pues yo no soy una profesora floja de esas que no les pone trabajos y los pongo a leer de más como ellos dicen . Sin embargo, luego ellos ya me lo agradeceran. El caso es que amanecí muerta en mi cama , así de sencillo como lo estoy diciendo ,y no se como, pues no pensaba que estaba enferma como para morirme de un infarto, según ha diagnosticado el medico que llamaron mis hijos. Ahora resulta que ninguno de ellos quiere arreglarme para meterme en la caja para el velatorio y me han mandado a la funeraria, ¡que verguenza para mi que soy tan timida!, y no me ha gustado nunca que me miren desnuda y personas extrañas menos. Ahora, personas que ni me conocen me van a tocar por todas partes y no me puedo quejar, porque ya ni eso puedo aunque estoy viendo con mis ojos cerrados todo lo que ocurre a mi alrededor, escuchando y oliendo hasta la respiración de esos enfermeros que me tiran para todos lados, como una muñeca de trapo. Uno no es nada cuando se muere como decía mi padre y ahora lo puedo ver claro. ¡Que horror! Me están metiendo algo por las venas y no siento nada, también introducen algodones por todos mis orificios, ¡por favor! quiero protestar y no me escuchan. Al fin terminan de arreglarme y me ponen en la caja, luego me llevan al salon donde me esperan mis familiares y amigos para acompanarme en mis últimas horas de presencia. Puedo leer las mentes es increible y escucho lo que piensan las que pensaba que eran mis amigas. Por favor, ¿porque estas pensando eso de mi?. A María. la escuché cuando dijo que me envidiaba porque era la más brillante del grupo de amigas y disque siempre quería sobresalir en todo. Mirala ahora como esta pálida y a punto de desaparecer del mapa, que ironía , seguía diciendo, ella captaba todas las miradas de los hombres y coqueta como ella sola, entonces nadie nos miraba porque ella opacaba con su glamour y belleza. Quien iba a pensar que hoy está muerta. Una y otra me desfraudaron al pasar por frente a mi para despedirse y tirar la ultima maldita lagrima. Si, porque son todas unas hipocritas me dije a mi misma. Mi madre estaba allí aunque muy viejita ya, todavía seguía con su deseo de controlarme hasta el último momento, criticando como me habían vestido, que no me debieron poner ese lapíz labial rojo. Mi hijo mayor dijo molesto, que él, le ordenó a la maquillísta que me pintara los labios, que yo hubiese querido morir con la boca pintada de rojo, ya que me gustaba estar glamorosa. De pronto se me ocurre dar una Mirada por todo el salón y en una vista panoramica pude captar cada detalle a mi alrededor. Allí estaban frente a mi sentados todos mis hijos muy tristes y desconsolados pues no esperaban mi muerte de esa forma de un día para otro. No tenía idea en verdad de que sus sentimientos hacía mí fueran tan intensos pues ellos nunca han sido muy comunicativos conmigo. Me refiero en cuanto a demostrarmelos en un abrazo o un te quiero mami Y si, en esos momentos, pude escucharlos desde su interior, cuando se acercaban cada uno con lagrimas en sus ojos y pusieron en la caja una rosa blanca Cuanta emoción sentí y no pude llorar, pues eso era algo prohibido a los muertos expresar sus sentimientos , se supone que yo no deberia estar siquiera escuchando las conversaciones . Pero yo no habia muerto como pensaban, ¿como es que ahora lo descubro y no puedo decir nada?. De pronto mi esposo se acerca a mi y se queda mirándome con tristeza y luego comenta en su interior. Siento mucho que me obligaras a terminar con tu vida, tuve que hacerlo para cobrar el seguro de vida que tu hiciste para no perder mi prestigio de abogado, tu nunca lo entenderías, pero estoy metido en una deuda de juegos y te dí un medicamento para dormirte y que parecieras ante los médicos como que habías tenido un infarto. Y mirate ahí yo no puedo mirarte sin sentirme mal por mi cobardia. Cargaré con mi culpa como si fuera una cadena perpetua. Era insolito todo lo que estaba escuchando,no era posible lo que estaba oyendo y lo único que sentí fueron dos lagrimas en la comisura de mis ojos que me corrian por los lados y se juntaban en mis cabellos. En ese momento alguien cerro la tapa del féretro y me llevaron al campo santo. Al llegar sentí que me colocaron con mucho cuidado en un lugar donde me llegaba un olor a hojarrasca, a tierra fresca callendo sobre la caja y luego las flores que depositaron mis familiares encima de mi tumba.
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doris melo
Angeles
Saludos, Angie.
María Ester Rinaldi
Para mí es excelente.
Demuestra un gran conocimiento del alma humana...
Todas mis estrellas para tí. Felicitaciones.
doris melo
gracias Anna me ha gustado infinitamente el analisis sobre el cuento , veo que has acertado muy bien en lo que realmente se cuela y se puede percibir en el texto. Besos
Anna Feuerberg
Este es un relato bien interesante, me gusta mucho. Me encanta la idea de una mujer que está muerta en vida y puede ver y escuchar todo a su alrededor. Ofrece una importante observación sobre la naturaleza y el comportamiento de los seres humanos, y las lamentablemente tristes relaciones humanas que se dan entre ellos.
¡El inicio de la historia, cuando el personaje manifiesta su desagrado por que la estan toqueteando en la funeraria y que no le gusta que extraños la vean desnuda es realmente bueno! Y también me conmovió mucho cuando descubre el profundo amor que le profesa el hijo mayor que por ser muy reservado no lo manifestado en "vida".
Van mis 4 estrellas para tí.
¡Felicitaciones!
Un abrazo,
Annita
LUIS VILLASEOR MARTINEZ
SE QUE DESPUÉS QUE MORIMOS, SALEN A RELUCIR TODAS NUESTRAS "GRACIAS", PERO YO ME HAGO LA ILUSIÓN DE QUE A PESAR DE TODO, DI TODO LO QUE PUDE DAR Y AHORA SE QUE QUE LO QUE RECIBÑI, AUNQUE EN ALGÚN MOMENTO FUE DURO, AHORA YA NO ME LO PARECE Y PREFIERO VER LA VIDA QUE ME QUEDA DE MODO POSITOVO Y DISFRUTAR LO QUE MÁS Y MEJOR PUEDA.
PERO TIENES RAZÓN. ALLI SE VERÁ CÓMO NOS JUZGAN LOS DEMÁS. Y ESO PUEDE SER TERIBLE.
A MÍ ME PARECE INTERESANTE TU RELATO Y ME RECUERDA ALGO QUE ARRANCÓ UNAS LÁGRIMAS DE MI HIJA MENOR Y QUE TE ENVÍO:
EL ADIOS
Desde hace ya
Muchos años
Que camino
Por los tibios,
Los luminosos,
Los inefables
Días de la vida.
Y en los primeros,
Todo era nuevo,
Todo era claro,
Todo era libre.
Y a pesar de que,
Cuando irrumpen las reglas,
La armonía de las horas
Se hundió en el colapso.
Y que desde entonces,
Por ensalmo maldito,
Por resabios amargos,
Por disputas infames,
Se murieron
Algunos de mis sueños.
Disfruté por las noches
Con estrellas brillantes,
Con la luna redonda,
Con mil astros cambiantes.
Y en la lenta travesía
Que por años y años
Me consume la vida,
Me inunda el regocijo
De los largos,
De los días rutilantes.
De los cielos azules.
De nubes que galopan.
Del perfume en los vientos.
De los bosques umbríos.
De la dulce alegría,
De los suaves recuerdos.
Y mis magras perspectivas
De ignotas aventuras,
De hijos que viven,
De hijos que sueñan,
De hijos que otean
Por un raro horizonte.
No han hecho
Tediosa esta larga rutina.
No han hecho prolongados,
Los días de trabajo.
Ni amargo,
El inútil alegato.
Ni ruda la demanda.
Ni siquiera despreciables
Los asuntos de rencores,
De relatos de quejas,
De responsabilidades insulsas,
Ratoneras, mediocres.
Ni han insertado
Su resabio,
En esta ya larga vida,
Los rencores.
Porque mis manos
Se han cargado de magia.
Y mis ojos de luz
Y mi boca,
De palabras y versos.
Y de amores.
Y de hermosas historias.
De inefables deseos.
Y ahora ,
De un adiós que comienzo
Presuroso y eterno.
SAN JERÓNIMO LÍDICE, A 16 DE ENERO DE 2006.
doris melo
Verano Brisas
doris melo
doris melo
Serena
leticia salazar alba
Jesus Eduardo Lopez Ortega