Mamaia
Publicado en Oct 01, 2009
Aquel día de principios de junio del 1961, en el que hasta las hojas temblaban de pánico y de miedo por la noticia de asesinato de Trujillo. Resultó ser uno de aquellos en que la gente no se acercaba a las puertas ni a las ventanas de sus casas por temor a levantar sospechas y que con la simple mirada o el encuentro visual de uno de los buitres, un calie le fueran a pasar un juicio a cualquiera y luego lo acusaran como sospechoso, cómplice de los esbirros que mataron al jefe.
Mi madre, estaba en la puerta esperandonos con una cara de que este mundo se acabó. Yo salí corriendo para mi cuarto, tire los libros en una esquina y me puse mis pantalones cortos para enseguida salir a jugar y me subí en una mata de almendras . Allí esperaba por fifi mi compinche que vivía en la casa de al lado. En ese lugar, nuestro escondite fumabamos un cigarillo crema sin filtro que eran los más baratos para esa época recuerdo que dejaban un mal olor de lo fuerte que eran. Hablabamos de lo que estaba pasando que nosotras mismas no entendiamos cual era el misterio pero sentiamos algo raro en el ambiente y mientras tratabamos de practicar de no tragarnos el humo, allí en el cojollito de la mata de almendras que estaba enterada de todos nuestros secretos. Entre copazo y copazo nos fumamos el cigarillo. Cuando terminabamos el cigarro esperabamos recostadas en las ramas del árbol a que se nos fuera la nota para luego descender. Apenas yo tenía nueve años en ese entonces. Nuestros padres eran empleados del gobierno y por eso nuestras madres estaban asustadas. Habían matado a Chapita y por primera vez yo escuchaba ese nombre en boca de mi madre y luego en el de Teresa la empleada domestica. Eran como las dos de la tarde cuando nos enteramos del chisme, lo que estaba ocurriendo parecía haber trastocado el mundo. Se rumoraba de que habían matado a Trujillo la noche anterior. Tan pronto como se hizo una realidad la noticia la mama de los Café unos vecinos que vivían en la esquina salió llorando a la calle con un escandalo, como una loca , con un ataque calló en el medio de la calle. Pataleteando . ¡hay María Santisima si han matao a mi compadre ! La tuvieron que recoger y luego la llevaron al hospital. Por otro lado Laurita , una vieja que se pasaba metida en los mítines dando discursos a favor del tirano yo pienso que era calié del régimen . A esa le dio un ataque de nervios por lo que sucediera más tarde, es posible que de miedo al saber la noticia. El periódico de la tarde traía en primera plana todas las fotos del asunto y las fotos de cada uno de los complicados en el crimen con nombres y apellidos. Yo no sabía quienes eran ellos pero mi madre conocía algunos que incluso eran vecinos del barrio. Al ver esas personas acusadas, aumentó más el pánico en mi madre, ya que para esa época era un peligro vivir o compartir cerca de gente implicada en asuntos en contra del régimen trujillista. En éste momento, era peor porque esa gente se atrevió a matar al tirano. Aquel día agobiante por la noticia del deceso del jefe y los nervios de la gente, se sumaban al calor y la tensión de todos los dominicanos. Las calles parecían un cementerio desiertas y las casas cerradas temblaban como hojas en época de huracanes, Las familias se mantenían enclaustradas, paranoicas, con temor a que de un momento a otro le tocaran las puertas por sospecha. Un profundo silencio invadia casi toda la ciudad. Daba miedo ver los árboles parecía como si sangraran por sus hojas y el cielo oscurecer como a las seis de la tarde parecían ya las ocho de la noche. Ya había comenzado la cacería humana y el derramamiento de sangre inocente. Sí, porque mucha gente murió sin culpa, sin tener nada que ver con el suceso. Los criminales eran perseguidos con perros sabuesos y expertos del servicio nacional de inteligencia, los famosos calies y debajo de cualquier sombra aparecía un carrito cepillo con dos hombres con sombreros y gafas y enfundados en un traje negro. Sembrado el pánico los pájaros negros volaban como presagiando algo por los alrededores de la ciudad, como buscando culpables y una nube de sangre cubría todo el cielo. Los días continuaron en tensión y las noticias decían lo que les convenía. Los periódicos mostraban fotos de los que habían matado en la caceria humana aquella noche frente a la farmacia en la calle Bolivar. Ya habían asesinado varios de ellos y otros estaban siendo torturados en la cuarenta un lugar con sillas eléctricas donde lo obligaban a confesar aún no fuera la verdad para luego matarlos. Para evitar que la gente anduviera en la calle y evitar de alguna forma menos testigos se declaró toque de queda a partir de las seis de la tarde. Buscaban detrás de cada zafacón, detrás de cada columna, desmantelándo cualquier casa sospechosa y cada día aparecía uno y dos criminales los cuales eran ejecutados luego de torturarlos de la peor forma. Ciudad nueva estaba en penumbras pues allí entre las sombras había muchos misterios y silencios. La Iglesia católica no había querido llegar a ningún acuerdo con el tirano y hacía poco terminó sus relaciones de amistad con el régimen . Fue en la calle Padre Billini muy cerca de la Iglesia Regina donde se vigilaba cada casa de esa cuadra y los guardias permanecían apostados día y noche buscando culpables . En una de esas casas vivía Mamañia junto a su familia y su nieto. Era un caseron inmenso que hacía tiempo no visitabamos por miedo a complicar a mi padre pues una de las nietas de Mamañía estaba casada con un preso politico comunista . Estaba preso antes de que mataran a Trujillo y por eso vigilaban a los que entraban y salían de esa casa, no fuera a ser que algún criminal del jefe estuviera escondido en alguna casa de ese lugar. Mi tía estaba casada con un nieto de aquella señora y vivía allí también. Esa tarde la policía secreta estaba merodeando por los alrededores de la casa y quien sabe si por sospechosa o por que le toco el sorteo tocaron a la casa blanca sensorial de Mamañia. Aquel tum tum retumbo en la calle silenciosa. Pastorita la viuda de uno de los hijos de Mamañia se acercó a la ventanilla de la puerta pues no existían los famosos ojos magicos de hoy . ¿Quien es?, preguntó con voz trémula mirando por la ventanilla apenas sonriendo. Ella sabía de que se trataba y tenía miedos, después de todo ellos estaban fichados como toda la familia por los antecedents políticos. ¡Abra de una buena vez! Dijo el agente, tenemos que hablar y pronto y ella con temblor en las piernas dejo entrar los guardias que parecían energúmenos sin educación ni recato alguno. Empujaron a tan distinguida señora pues Pastorita aún venida a menos por la situación que estaban viviendo ya que Trujillo les había quitado las tierras y habían perdido todo. Aún así, ella siempre andaba empolvada y con su collar de perlas desde que se levantaba y su perfume Té de rosas o Aire del tiempo de Nina Rissi que eran sus preferidos. En eso Mamañía se acercó al balcón con el pelo que no podría tener más nudos de hacerse con los dedos círculos toda la noche. No se peinaba y mucho menos se bañaba. Apestaba a perro muerto, pues llevaba varios días sin bañarse en aquel cuarto donde nadie podía entrar sin que ella no la agrediera. Cuando ella estaba en depresión se le multiplicaban los sintomas de la demencia senil pues ella tenía ochenta y ocho años.Lucía unas uñas como una bruja largas y descuidadas, Yo visitaba con mi madre esa casa y mientras mi madre conversaba con las parientes me iba escurridita al patio a vigilar la viejita que parada en la puerta me miraba y sonreía como otra niña. Yo le decía que como se llamaba y porque no se bañaba y ella no sabía interpretar mis interrogaciones y se quedaba como en la luna de Venecia sin inmutarse. Seguía hablando de ella . Una vez me dijo ven que te voy a contar mi historia. Miraba aquel retrato en colores pintado por un artista ya hacía mas de medio siglo . Esa soy yo aunque no me parezca ya, pues ha pasado mucho tiempo, Era una mujer muy hermosa rubia de ojos azules y boca muy fina pintada cuidadosamente de rojo. Su cuello era hermoso como el de un cisne con un collar de perlas que lo adornaba . Un sombrero muy fino y elegante negro y un velito de encajes que le tapaba muy sensualmente los ojos dejando ver a través . Había sido una dama muy elegante y distinguida indudablemente . Sus manos aristocráticas con sus bien delineadas uñas pintadas de rojo . Resultaba incredible pensar que pudieran ser la misma persona. Me contaba que su esposo había sido un senador y abogado prominente del gobierno de Trujillo. Ella era pariente de la primera dama con quien compartía y jugaba canasta todas las tardes . Me hablo de su modisto exclusivo de sus zapatos caros y de su carro Mercedes que tenía chofer uniformado. Me hablo de sus tertulias de sus comidas palaciegas y de sus muchos teneres y trajes que ya no tenía. Su esposo tenía una amante con la que tuvo dos hijas y esta, le exigió matrimonio para poder darle su lugar a las niñas que ya comenzaban a enamorarse y se avergonzaban de ser hijas bastardas. No soportando la presión una tarde terminò pegándose un tiro en el baño de su casa. Los guardias entraban en la casa rompiendo las puertas de los aposentos, revisaban todo, quitaban los colchones, con escopetas en las manos y metralletas . En eso Mamañía se asomó y les dijo ¿A quienes buscan con tanta prisa? Uno de los hombres la miro con ojos de inquisidor dándose cuenta de que ella no estaba en sus cabales. Si , quitese del medio que usted apesta a diablos. ¿Que quiere?, digame que estamos apurados. ¿Apurados de que? dice ella. ¿No sabe que mataron a Trujillo? Esos desgraciados deben estar por aquí escondidos . Entonces Mamañía le dice con una voz muy segura de si misma, como si estuviera en sus cabales. Caramba me lo hubieran dicho antes, que eso era lo que ustedes buscaban y le agarró el brazo a uno y le dijo, sí, ustedes están en lo cierto, vengan pronto por aquí y señalaba el camino con manos temblorosas hacia su cuarto. Estas putas que viven aquí conmigo, todas hasta Pastorita la esposa de mi difunto hijo mete hombres todas las noches. ¡Pero no le hagan caso a esta vieja loca! decía Pastorita y ella seguía con la misma cantaleta . Si, este trio de putas se las pasan metiendo hombres y estos llegaron anoche, éste se ha quedado aquí porque está herido de un tiro que le dieron y casi no se puede mover . Ellas me dijeron que los escondiera porque allí no iban a registrar . Ellos corrieron al cuarto de la vieja y rompieron unos cuantos armarios, revolcaron por todas partes y el mal olor no se podía aguantar. ¡Mierda era lo que había por todos lados ! La pisaron toda, pues Mamanía se evacuaba dentro de los armarios y hasta las manos se cagaron aquellos hombres. Viraron la bacineta llena de orines y se salpicaron por todas partes los uniformes. Salieron corriendo dejando detrás el perfume inmaculado de Mamañía. Buscaron donde lavarse toda aquella inmundicia mientras Mamanía proseguía con su monólogo. Sí, no se vayan háganme caso, ellos estaban allí y cuando les escucharon deben haber saltado por el patio, creanme yo no estoy loca.
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Magno Sanchez Pineda