Lúgubre
Publicado en May 12, 2013
el teléfono suena y lo contesto naturalmente. la voz al otro lado de la linea es potente. un hombre. su afán por saber de mí no me hizo dudar de él, aún así me pareció extraño que alguien llamara a esas horas de la noche solo para charlar.
- aló?- dije al fin luego de un intertanto en donde la respiración de ambos envolvía ambos espacios interconectados. - hola- dijo el sujeto enigmático. -hola...- repetí confuso-con quien hablo? - con felipe, y yo con quien tengo el gusto? - con... maximiliano?- mi tono de voz era tranquilo pero cuestionable. - hola max, mucho gusto. luego de ese saludo comenzamos a hablar como viejos conocidos. el muchacho era encantador, realmente encantador, y cuando dijo que yo lo era tambien, sentí un leve cosquilleo. no sé si aquella voz me hipnotizaba pero mientras más hablabamos, más me sentía atraído por su dulzura misteriosa. De pronto la llamada se corta. cuando vuelve a llamar su voz suena preocupada. - supo que te llamé.- dijo agitado. - Quien? ¿de qué hablas? - por favor ten cuidado, aparecerá de un momento a otro... él cortó la llama...cui... me tendí en el sofa de terciopelo marrón que le daba la espalda al gran ventanal del living. de repente una mano negra se asoma entre las rejillas del ventanal abierto y me agarra del cuello. doy un brinco y suelto el teléfono. - ¡te prometo que no volveré a hablar con él!- grito mientras el teléfono se desploma en el suelo alfombrado. el sujeto llevaba una capucha negra que no me dejaba apreciar su rostro completamente, solo sus labios se asomaban entre lo poco y nada de luz que llegaba a su cara. el tipo se acerca a la puerta y la abre con un solo golpe, arrojándola estruendosamente al suelo. lanzo un grito que se mezcla con el pesado aire que comienza a formar parte de la habitación. - ¡ por favor no me hagas daño!- imploro entranto retrocedo unos pasos hasta topar con la puerta que daba a la pieza principal. - Nadie debe acercarse a él.- su voz era lúgubre y monótona. - ¡no le volveré a hablar, te lo prometo!- comenzaba a sudar. - me aseguraré de que sea así. de su mano derecha emerge un gran cuchillo que me pone aún mas tenso. se acerca despacio... ya no tenía escapatoria... ya no había a donde ir... ya no quedaba nada. cuando está a unos cuantos centímetros de mi cuerpo, se pone en posición de lanzamiento. el cuchillo llega a mi pecho enterrandose firmemente. me desplomo en el suelo. en la habitación retumban las palabras del sujeto: "nadie debe acercarse a él".
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