Ella se encontraba frente a la puerta de la bodega, ninguno de nosotros se había percatado de su presencia, mucho menos de su llegada.
Alzó la mirada y la veo, instintivamente poniéndome de pie, últimamente los instintos se hacen presentes cada vez más. Ella es solo un poco más grande que yo, tiene el cabello negro recogido en una coleta, su cabello no es muy largo puesto que esta termina en pequeños picos detrás de su cabeza, portaba fleco, que al igual que la coleta, terminaba en picos desiguales.
Me mira con sus grandes ojos color chocolate, mientras da la vuelta indicándonos seguirla.
-Vamos- Coloco la lata bacía en el suelo y dejo las ultimas frutas secas que me quedan. Después de eso salgo tras ella.
Al final de la calle una rampa había sido abierta, que nos llevaría de vuelta a los pasillos subterráneos.
Al igual que nosotros su vestimenta es totalmente negra, pero sigue siendo el uniforme de un vigilante, chaqueta negra con insignia en la solapa, una banda en su brazo izquierdo, n pantalón olgado negro y botas de piel rectas. En el cuello de la blusa, que debía cubrir por debajo de los ojos, había sido removida y se arrugaba sobre su cuello
Dentó de la rampa, el tipo de la muletilla nos espera, frunzo el ceño al verlo, es desesperante escuchar su muletilla. Pero me detengo y lo pienso mejor, dejando que mi frente se relaje, lo sé ahora, el probaba nuestra destreza intentaba hacernos estallar. No caeré en su trampa.
-Hola- saluda cordialmente y camina por el pasillo, mis ojos tardan un poco en acostumbrarse a la luz, pero lo sigo.
-Es la hora Esyoanith, espero que regresemos todos- Su voz me saca de mis pensamientos y el tono venenoso y la sonrisa infantil me molesta.- Yo seré su vigilante.
El vigilante, es como su nombre lo indica, un “vigilante”. Su principal función es vigilar nuestros movimientos, nuestras debilidades, nuestras fuerzas, pero también la condición mental que levemos a lo largo del camino y se encarga de organizar las batallas. Pero su trabajo es solo logístico, de hecho, no interactúan mucho con los participantes solo con el líder de la división, con migo y eso es bastante molesto.
También tendremos a alguien más “cuidando” de nosotros. El “Cazador” y esa es una posición estremecedora para nosotros, porque se encarga de aniquilar a los integrantes que intenten escapar, cuando es necesario que alguno salga de escena. También nos vigila y si lo desea puede mantener contacto con nosotros dentro de la residencia. Y en este caso, creo que la nuestra es esa chica que nos acompaña.
Recorremos una serie de pasillos blancos, y nadie dice nada, solo el sonido monótono de nuestros pasos.
Al final, no se ve salida alguna, pero una plataforma nos eleva y el techo se abre en una rampa. La luz me siega momentáneamente.
Se lo que esta tras la luz. Un escenario donde se llevará acabo la pelea, suelen ser muy teatrales para causar un toque dramático al asunto.
Mis ojos se acostumbran poco a poco, pero comienzo a vislumbrar una réplica del “Coliseo Romano”. Aquel del que solo quedan recuerdos, tras su caída por una serie de temblores descomunales. Pero esta replica es unas 100 veces más pequeño.
Nos encontramos en las gradas y del otro lado un equipo se encuentra con la vista fija sobre nosotros.
La rampa se sierra tras nosotros con un ruido sordo que me hace girar para ver lo que pasa, aquella chica queda bajo el suelo.
-Hoy pelearas con el líder del escuadrón Uno- su voz es distinta, es seria y fría- recuerda que, si decides no pelear, como líder de tu escuadrón tus compañeros morirán y tendrás que sobrevivir por ti sola.- su tono denota indiferencia y me estremece, es como si no significara nada la muerte de mis compañeros.
-Ho- Neri se lleva las manos  la boca. Bajando la cabeza y observando el suelo. No sé qué significa su gesto, porque más que parecer de sorpresa me da la impresión de algo sobre actuado.
Una serie de guardias armados, situados en lo más alto de las gradas, apuntan los cañones asía nosotros.
Lo comprendo ahora, fusilaran a los demás si me reusó a ser parte de su juego enfermo, pero como la líder no puedo dejar que los aniquilen frente a mi.