Reír, carcajearse, aprender a reír sin un motivo.
Si, debes sonreírle a la adversidad, hazlo,  que te tenga miedo, que no te mire triste y meditabundo, que no crea que puede contigo hacer sus malabares para divertirse, no le des esa satisfacción. Sonríe.
 
Que si bien hay gente que cree que  es totalmente irónico y tonto, yo, tratando ser una amiga comprensiva, no complaciente, yo, te pido , no que enmascares tu dolor, sino que lo combatas con amor, no importa que amor, amor de amantes, de familia, de amigos, de los bienes materiales, amor al fin y al cabo!
 


No, tal vez no sea yo la mejor consejera, tal vez esto no sirva como un consejo, no lo sé de verdad que no lo sé, pero de lo que si estoy segura, es de que un día, sonreiré a tu lado, no por un dolor, sino por una alegría y será la sonrisa y la carcajada serán  un alimento de cada día, ¡parte de la despensa indispensable!, un saludo entre ambas. Y tontearemos y nos burlaremos de los momentos que creímos perdidos y tristes y lloraremos, si lloraremos  pero de felicidad.
 

 

Recuerda por favor, nunca olvidar que si de felicidad sonreímos, más motivación es la tristeza para buscar la felicidad.
 
 


No camines por los valles de las arenas movedizas de lo efímero, puede ser una ilusión, no caigas en sus errores, podrías un día salir, si no huyes de la pesada caminata por la montaña. Porque para nada es mentira que lo fácil gusta y halaga al ojo, pero mas embelesa saberte ganador por meritos propios, de la miel de la victoria, que puede parecer muy lejana, pero es tan ligera y liviana, saberla entre tus manos. No te rindas