EL PERSONAJE
Publicado en May 19, 2013
Anacleto era sólo un nombre para algún personaje que no había nacido para ninguna historia. Permanecía junto con otros nombres en aquella lista de un escritor de poca monta y de muchas ilusiones quien tenía la necia costumbre de utilizar nombres raros, extravagantes o feos para los personajes de sus cuentos.
Así vio Anacleto como se fueron otros nombres de aquella lista a darle vida y color a las historias inventadas por aquel escritor, mientras él seguía padeciendo en la espera. ¡Aquí estoy! quería gritarle cada vez que el escritor imaginaba un trama con sus personajes y lo desarrollaba. Ya no le importaba encarnar a cualquier sujeto, podía ser niño, adolescente o adulto. Tal vez travesti, homosexual o transexual, si el autor lo utilizaba como un juego de palabras de Ana-Cleto. La desesperante espera iba revistiendo de impaciencia al nombre, al principio, cuando fue colocado en la lista, deseaba ser el protagonista principal en un cuento de su escritor, luego pensó que personaje secundario no estaría mal, ahora se conformaba tan solo con una pequeña mención en cualquier trama. Ya no le importaba que el personaje al que estuviera asignado fuera héroe o villano, inteligente o idiota, hombre de fe o ateo, moral o inmoral, sujeto bueno o malvado como una lezna. Le daba lo mismo ser un príncipe azul o un monstruo; finalmente, pensaba que un monstruo es sólo una exaltación de la naturaleza o de la imaginación y una impresión aterrada de la mirada. Mientras que el personaje de príncipe azul también representa la exaltación del ego o la exacerbación del desamparo físico o emocional de una mujer que vive prisionera de una ilusión desbordada. Su existencia —en la penumbra de la literatura— era como viajar en un laberinto. Anacleto buscaba llegar al centro mismo de la imaginación del autor, para encontrarse con su propia identidad y retornar en el hilo de la trama –como el de Ariadna — con la más grande victoria: “Saber quién era”. Cada vez que el escritor se disponía a escribir una historia, el nombre se emocionaba, pensaba muy ilusionado que por fin sería tomado en cuenta. Quería salir del anonimato encarnando un personaje que viviera su propia historia enfrentando sus retos, que disfrutara los triunfos y padeciera los fracasos. Protagonista o no, él quería embarrarse en el estiércol de la mentira para luego purificarse en la luz de su verdad. Imaginaba ¿Por qué no?, alcanzar la fama de su tocayo Anacleto Morones, el de Juan Rulfo. Luego, quedaba sumido en la más grande tristeza cuando el escritor ignorándolo no lo tomaba en cuenta para la nueva historia que escribía. Aquella madrugada, el escritor desvelado y emocionado por un nuevo cuento que la musa de la inspiración le había contado al oído, abrió la lista donde guardaba los nombres para los personajes de sus historias y la leyó una y otra vez, por fin escogió el nombre de Anacleto y éste se llenó de una dicha inmensa, ¡Sería personaje de un cuento! Cuando el escritor inició su nuevo relato y escribió: “En un hermoso poblado a orillas del mar, se desarrolló la historia de amor y muerte de Ana y Cleto…” En ese momento terminó la existencia en el limbo literario del nombre Anacleto y renació de la imaginación inspirada del escritor, no sólo en uno, sino en dos personajes, que vivirían su propia historia de amor. ¡Eso era mucho más de lo que hubiera querido el nombre olvidado, pues salió victorioso de su propio laberinto!
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Federico Santa Maria Carrera
Pones sobre la mesa las herramientas de tu inteligencia y nos entregas una fantasía que detalla un poco nuestra intimidad de creadores, sumándole un bien pensado remate al cuento que nos deja un rico sabor.
LAPIZ ESCRIBE
Eduardo Sosa
Daniel Gaitn (DAGA)
Un abrazo.
kalutavon
Lucy reyes
LUZMA54
Cordiales a afectuosos saludos
kalutavon
MARIA VALLEJO D.
Sus historias las leo y las atrapo para sacarle
lo que deseo.
La vida del ser humano está llena de esperas
sea cual sea su índole; pero lo más importante
es saber esperar, sin que eso nos lleve a perder
nuestro patrón de personalidad
y sobre todo nuestra dignidad.
felicitaciones
Abrazos
kalutavon
Romani
en verdad que me ha encantado, no he leído nada igual y menos tan bueno como este tu cuento.
La forma en la que inicia da a entender otro camino pero conforme avanza vas leyendo varias cosas; más historias dentro de una historia que no existe por carencia de un personaje, cuya historia aunque está por comenzar, ya está hecha.
Me sorprendió el final, y con la referencia al "travestí" debí haber visto venir ese juego.
Definitivamente me lo llevo a favoritos.
BRAVO!!!
kalutavon
Aete
saludos
kalutavon