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Publicado en May 23, 2013
Han pasado ya miles de inviernos,
comienza a surgir gotas de las ramas, entre el llano blanco surgen los colores de las flores, el eco recoge las voces de las aves, la vida despierta entre el fulgor del sol, la mirada distraída ante el esclarecido cielo. Miles de lunas vi pasar, le susurre mi pena cada noche, el día nunca llego, hasta hoy, tantos vientos se llevaron mis suspiros, tantas estrellas supieron mis deseos, con cada noche se rompía mi corazón, las nubes representan cada recuerdo, el aire frío me recordaba tu calor, la tristeza congelo mi cuerpo, la esperanza fallida convirtió en piedra mi corazón. El compás del rió entre las piedras, la piedra estancada en aquel hueco del que no puede escapar, el agua choca contra mi, ella continua con su movimiento, su camino, cada gota me alienta a seguir, algunas se quedan pero se unen al rió, se dan, me dejan sola, poco a poco dejo de sentir, veo pasar la corriente, pero mi paisaje es el mismo, cientos, miles de noches, de días sin sol, piedra mi corazón, alma encadenada, cuerpo muerto, pero los días seguían y debía continuar. Entre los arboles el sol surgió, observe la vida por primera vez, después de estar cegada, el calor comenzó a quemar mi hielo, a romper el cristal que protegía la piedra de mi corazón, el brillo surgió en mis ojos, una hoja cayo en plena primavera, observe como caía, el viento fresco la arrastro hacia mi, una sombra oscureció el mundo que había perdido por ti, mire hacia ella, y volví a ver esa luz, ante aquel verde al mielado, perdí y me cegué. M.A.C.T
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Elvia Gonzalez