Almas con hilachas (Parte VI)
Publicado en May 26, 2013
_ Entonces yo ahí me molesté más todavía y le manifesté que era un mentiroso y que estaba muy mal eso que había hecho, porque había jugado con mi ilusión y la de mi familia, que había invertido mucho dinero para que yo me mantuviera en Argentina y que si de entrada me decía que el interés era de Tigre yo lo hubiera hablado seriamente con mi familia y veía si me convenía o no quedarme. Lo más probable es que yo le hubiera dicho que me volvía a Perú, porque a Tigre o a Arsenal no los conoce nadie en Perú, distinto es el River o el Boca. Además perdí un año porque el padrino me había conseguido una chance en Alianza Lima y él es amigo de un dirigente importante ahí. En ese momento él se ofendió y levantó la voz y el resto de los chicos nos miraban y eso que el señor Figueras parecía que nunca se enojaba. Cuando se iba le decía a los chicos que la culpa era mía por ser peruano y no entender las cosas y que el nivel no me daba para River y que ya estaba podrido de este peruano hinchapelotas. Qué tipo boludo, como dicen los argentinos. Él era el que se equivocaba y hacía cosas feas y después me tiraba la culpa a mí.
_ Y después cuando yo le hablé no me atendía el teléfono, porque claro le aparecía el número tanto sea del departamento como de mi móvil. Entonces lo llamé desde un locutorio y su voz trató de ser lo más amable que pudo, pero era patente que no le gustaba atenderme para nada. Entonces ahí me habló que los de Tigre estaban super interesados en ti y que solo con dar los padres el consentimiento tú te podías volver a Perú sin más trámites y volverte para el 15 de enero hacer la pretemporada con los demás chicos del club. Igualmente, le pregunté por la prueba en River y me garantizó que la prueba estaba para fin de año, pero que por el nivel de jugadores de River y de Tigre a ti te convenía jugar para Tigre y que después de eso seguramente River se iba a interesar en ti. Que iba a jugar más seguido, porque Tigre tiene buenos jugadores, pero menos cantidad de jugadores… Me pareció tan canalla el hombre en ese momento que me comporté quizás un poco grosera y le pregunté para que me respondiera con absoluta sinceridad si no se trataba de una mentira que en el verano cuando estuvieron los profes de River se habían interesado en ti. Con mucho fastidio me dijo que lo llamara el miércoles de la semana siguiente y que me daba la fecha de presentación en River para el mes de diciembre de ese año. Y muy grosero él, me colgó. La madre, rostro demudado, la bronca de aquella llamada había regresado por una milésima de segundo a su alma tras el relato. El hijo era de estatura media en sus 15 años, bastante grueso y unos rulos negros que sintonizaban con sus rasgos aborígenes.
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Elvia Gonzalez