Cómo ve un invidente la ciudad
Publicado en May 26, 2013
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En Tunja, para la mayoría de habitantes las calles no son un problema para movilizarse con tranquilidad al lugar que necesiten hacerlo, pero una minoría, la de invidentes, encuentra  en los espacios públicos verdaderas trampas que ponen en riesgo su integridad personal.
Los accidentes que han sufrido las personas con discapacidad visual son comunes en la capital boyacense. Algunos invidentes manifiestan que cuando salen de sus viviendas no saben si van a regresar con vida de nuevo a sus hogares.
Los obstáculos que encuentran a su paso son alcantarillas destapadas, andenes destruidos, huecos en las vías y hasta las personas que caminan por las aceras o los vehículos estacionados en las mismos y que los obligan a bajarse a la calle, con el consecuente peligro por el tránsito de automóviles.
La Secretaría de Protección Social de Tunja realizó un censo para determinar la población con diferentes discapacidades y halló que en 380 personas con algún tipo de limitaciones en la ciudad el 14.67% son invidentes.
 Luz propia
Los invidentes tienen la cualidad de desarrollar los sentidos del olfato, el  tacto y el oído de una forma más avanzada para poder compensar la pérdida de la visión. También pueden desarrollar el instinto para  conocer a una persona si es buena o mala por las vibraciones de la voz o si es por el olor que tienen, pueden saber hasta si son más altas o bajas de estatura que ellos.
 Deporte peligroso
Pedro Sepúlveda, quien cumplió 35 años, y tres años atrás perdió la visión, afirma que vive en el sector de la Casa del Gobernador, vía al estadio la Independencia de Tunja, y hace ocho días sufrió una aparatosa caída que le dejó algunas raspaduras en la pierna y un dolor que aún siente, lo cuenta mientras trata de levantarse el pantalón para demostrarlo.
”Todos los días salgo a entrenar con mis compañeros y antes de llegar a Indeportes  me tropecé con un andén, sentí algunas varillas que estaban salidas y no puede reaccionar; terminé cayendo a la calle” relata Sepúlveda.
“Caminar por este lugar es muy difícil. Aunque llevo mi bastón de guía, es inevitable tropezarme con los huecos. Cuando camino por los andenes de este lugar y siento que hay algún peligro para golpearme con alguna varilla me tengo que bajar a la calle a correr más peligro” expresó.
El deportista invidente continúa su relato enfatizando que siempre regresa de noche a su hogar y que camina por el barrio Las Nieves, pero donde siente más temor al pasar es en la glorieta norte. “Cuando llego a este lugar por donde circulan tantos vehículos tomo muchas precauciones, no sé si los conductores me ven, ahí siempre pienso que cuando salgo de mi casa no sé si voy a volver  de nuevo con vida” puntualiza Sepúlveda.
 
El Milagro
José Bautista ha vivido toda su vida en Tunja, todos los días se desplaza al centro de la ciudad, y los obstáculos que ha encontrado para caminar se encuentran en la calle 22 entre las calles 19 y 20, donde actualmente se encuentra una alcantarilla destapada y parte de la vía destruida, también manifiesta que hay lugares de la ciudad que no le permiten la movilidad. “Ya sufrí un accidente en ese lugar hace un año, me caí a la alcantarilla y sufrí lesiones de consideración, por lo cual interpuse una tutela a la empresa  Proactiva para que remediara la situación pero la respuesta fue que iban a dar el cumplimiento al arreglo, pero el problema sigue” manifestó Bautista.
“Llegar al paradero que está  frente al Sena es muy riesgoso, los carros que parquean y la invasión del espacio público, me obliga a caminar por la calle bajo mi propio riesgo” indicó José.
 También asegura que en otros lugares de la ciudad ponen andamios sin ningún tipo de señalización lo que le ha causado algunos golpes.
 Además ha escuchado de sus compañeros invidentes que se han caído en un hueco que está arriba del Banco Agrario sin que nadie responda por las consecuencias.
Como perciben la ciudad
Pedro Sepúlveda aprendió por su cuenta a orientarse en la ciudad. “Cuando falta la visión es como tener una caja en la cabeza, todo es oscuro pero el cuerpo sigue igual, se escucha y se siente y el olfato se desarrolla con mayor agudeza” expresó Sepúlveda.
Pedro se dedicó a tocar una armónica para ganarse la vida y relata que
la limitación está en la mente, “que no pueda ver no significa que no me pueda mover o realizar otra actividades que no necesiten de la vista”, dice.
“Tengo un mapa de la ciudad en mi cabeza y ya me puedo ubicar en el lugar donde estoy, y sé para donde voy. Cuando camino por las calles sé quién va por el andén y quién no por el sonido del os zapatos” relató.
El olor me guía a una zapatería o a una panadería o a un almacén de ropa, por el viento sé cuando estoy en la entrada de una tienda. “Cuando escucho la voz de alguien sé qué clase de persona es y cuando estrecho su mano también. Perdí la vista pero tengo el don de ver el aura de una persona, sé si alguien es una buena persona o no. Lamento escuchar a alguien que pierde su tiempo bebiendo o dejando pasar la vida en cosas que no tienen  importancia, ellos no saben lo que tienen”, termina relatando este hombre que es ejemplo para la sociedad.
Inclusión
La secretaria de Protección Social, Yolanda Gómez Villamarín se refirió al tema de las personas con discapacidad en la ciudad y contó que dentro del Plan de Desarrollo de la Alcaldía, se conformó una Política de Discapacidad e Inclusión Social , para ofrecer una red de atención en la cual  se les prestará un servicio de salud integral y atención preferente cuando no cuentan con la afiliación a una Empresa
Prestadora de Salud (EPS). De igual forma la funcionaria explicó que ellos podrán recibir capacitaciones y apoyos para que realicen proyectos productivos para la generación laboral. A partir del próximo semestre se iniciará el programa de inclusión con las personas con discapacidad de la ciudad, afirmó la funcionaria.
El robo de las tapas de alcantarillas
Según el gerente de Proactiva, Manuel Vicente  Barrera, en la ciudad se realiza una constante inspección al estado del alcantarillado, encontrándose  que se hurtan las tapas de la red. Obviamente esto conlleva a un problema, no solo para los invidentes sino incluso personas con todas sus capacidades que transita desprevenidamente.
“Las tapas  que se llevaron ya fueron respuestas, pero desafortunadamente se las siguen hurtando” agregó el gerente.
 
Gerson Javier Flórez Valderrama
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Foto del autor Gerson Javier Flórez Valderrama
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Descripción

En Tunja, para la mayoría de habitantes las calles no son un problema para movilizarse con tranquilidad al lugar que necesiten hacerlo, pero una minoría, la de invidentes, encuentra en los espacios públicos verdaderas trampas que ponen en riesgo su integridad personal. Los olores, los sonidos, la voz de su interlocutor y hasta el sentir al tacto la mano que estrechan, son solo algunas de las habilidades de los invidentes para saber en dónde están y para dónde van. Claro, los peligros asechan y las autoridades responden.

Palabras Clave: Invidentes Tunja

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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