Amor, amor, amor.
Cariño mío.
Delicia de mi vida.
Planeta hermoso al que orbito.
Hay algo de tu sicología
que yo no entiendo.
Sé que yo soy visual
y tú vives tu imaginación.
Comprendo los procesos
básicos
de tu pensamiento.
¿ Por qué, preciosa mía,
sin consultarme siquiera,
me culpas de todo lo que ocurre?
Dices que los hombres somos
primitivos, ambiguos y flojos.
Unos buenos para nada.
Un error en el pentagrama cósmico.
Se te agujerea la barbilla
cuando hierves de ira.
Dices que la toalla no se tira al piso.
Y que la tapa del WC no se baja sola.
Si algo se te rompe
y yo estoy ausente,
esperas a que llegue y me ofendes:
Haces diana con tu boca bella
en los vestigios de mi corazón...
En verdad no te entiendo del todo
ni llego a asimilarte.
Sé que soy un tanto insípido
y que en mi mansedumbre me distraigo.
Sé que no te presto atención a quemarropa
y me aburro en los centros comerciales.
Sé que estoy pendiente del televisor híbrido
y de las luchas de hombres fornidos
que se cortan con sacacorchos y estiletes.
Pero no por eso sólo soy egocéntrico y lascivo..
A veces una anguila es mejor compañía que tú.
y quisiera que hicieras como la esbelta Cleopatra
que metió su mano en un cesto lleno de víboras...
Pero pienso que la vibora podría morir
envenenada por tu sangre.
Por eso, pasión de mi vida,
eterna flor de mi era
deja ya de culparme por el pipote roto.
O la esterilla sucia de tu coche.
Porque sino haré sombriamente mis maletas
y me iré tranquilamente en el tranvía. .