La fuerza del regreso
Publicado en May 29, 2013
Cuando voy en busca de un libro es como ir en busca de ese pasaje de ida que sabrás que te llevará al mejor de los lugares. Que te alejará de eso que tanto escapas. Te aleja inevitablemente de tus cosas, de tu mascota, del tiempo, del aire, de los olores que entran por la ventana a las seis de la tarde... cuántas veces volvemos en busca de ese pasaje y cuántas veces no lo encontramos. Dejamos pasar el tiempo, regresamos y está ahí... esperándonos.
Estoy en una inmensa estación, hay muchas ventanas y hombres grandes, con muchos años encima y con cara de no querer atenderme. No les hago caso. Me aburren... Por un momento me detengo, me pierdo. Parece un laberinto, nunca había estado en una estación tan grande y con tantas opciones de destino. Eso me emociona, no sé por dónde comenzar mi recorrido, quiero ir a todos lados, cerrar los ojos y... una voz gruesa del "jefe" del lugar me espanta. No le presto atención. Comienzo a caminar tratando de no dejar nada sin ver. Entre tanto ver, me acordé que pronto iría de aventuras por el mundo, entonces quise un pasaje que me lleve a un lugar distinto al mío, donde pueda aprender nuevas cosas. Quería experimentar quería nutrirme antes de emprender algo desconocido. Entonces me pregunté si había pasaje que me llevara a algún lugar así. Busqué y encontré. Estaba feliz pero no podía demostrar mi alegría al ver la cara de piedra del "jefe". Horrible. Me acerqué a una ventanilla, dí mi documento para que tomaran datos y ese papeleo tan innecesario que lo único que hace es quitarte tiempo. Antes de terminar de firmar el último papel, el señor que atendía me dijo: —Preste atención cuando esté por subirse, escuche lo que dirá el conductor. Suerte. — Gracias. Ahora sí. Pasaje en mano, se lo entrego al conductor. No me dice nada, no me advierte de nada ni de nadie. Seguramente el señor de ventanilla me lo dijo por decir. No debe ser importante como para olvidarse. Comienza la aventura. Cierro los ojos. Conozco lugares, rutas, historias, gente mucha gente de todos los colores y formas, conozco nuevas penas, alegrías, desilusiones, enojos... en fin, nuevas sensaciones y sentimientos. Vivo muchas vidas en un solo tiempo. Me asusta, me divierte. Todo pasa de una manera acelerada. Me doy cuenta que el viaje está terminando, paro en el lugar que estoy y abro los ojos. Trato de volver a la estación mentalmente, antes hago un stop para no perderme de nada. Es entonces cuando vuelvo a encontrarme donde todo comenzó. Hago tiempo, no quiero que termine tan rápido, voy y vengo, pienso y vuelvo a pensar pero siempre con algo en mente. Regresar. Cierro los ojos para volver a mi viaje. Me doy cuenta que cada vez falta menos y que pronto terminará. Disfruto los últimos tramos, los hago piel los hago sangre. Veo desde lejos que el conductor se acerca hacia donde había un grupo de personas, en la cual yo estaba y avisa que pronto debemos bajarnos, que ya se termina. Comenzamos a despedirnos (no hay nada peor que las despedidas pero no hay duda que a la vez es lo mejor, inevitablemente nos obliga al reencuentro). Estamos camino a casa, otra vez, sí, otra vez. Llegamos. Antes de bajar todos, nuevamente el conductor se acerca y nos dice: — Ustedes al sacar el pasaje, un señor les hizo firmar un par de papeles, uno de ellos decía lo siguiente: "Cuando sientan que desean repetir el viaje, que hay algo que les pide el regreso, diríjanse a la estación, él estará esperando que regresen. En caso de que vayan y no haya nadie esperándolos es porque el viaje que hicieron no les perteneció o porque simplemente es muy pronto para el reencuentro" El grupo quedó boquiabierta, se miraban sin hacer ningún movimiento. Nadie les advirtió nada. Muchos se enojaron en silencio por no haber disfrutado el instante que duró. De repente una voz muy lejana dijo esto: "— No entren en pánico, no se asusten. Dejen pasar un tiempo, no puedo decirles cuanto pero háganlo. En un momento de ese tiempo que transcurre sentirán algo en el pecho, sí, en el corazón. Es entonces que deberán preguntarse qué aprendizaje les dejó el viaje. Sí no conocen la respuesta sino la encuentran entre tanta búsqueda, vuelvan a dejar pasar el tiempo. Esperen a sentir "eso" en el pecho, en el corazón. Pregúntense hasta encontrar lo que buscan. Volverán, se los aseguro. Solo hagan el ejercicio que les dije. Él estará esperando que regresen" Ellos buscando la voz por todos lados, no la encontraron. Las miradas aumentaron, nadie les daba explicación alguna, solo la que habían recibido que lo único que había logrado era confusión. El viaje terminó. Todos a sus casas. ¿Habrá regreso?
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