¡Ha llegado la  noche¡
salgo a  buscar 
nuestra  compañera de juegos,
¡La luna¡
Su claridad envuelve mi silueta,
proyectando  mi sombra,
en la  superficie terrenal,
formando un  encadenado  de tres.
Jugueteamos muy  gozosas,
trato de  alcanzarla, atraparla,
pero  es  tan  traviesa,
que se  encoge  o  dilata,
y  segun  hacia  donde  giro  mi  cabeza
inesperadamente se escurre  o  se  oculta.
En mi andar,  se  coloca  frente  a  mi,
me  quite de en medio para  no  pisarla,
Se  rio  de mi, y  se quedo a  mi costado
muy  finita  y  alargada.
La  luna  nos  divierte  con  su  luz,
creando  espacios  diferentes
nitidos o  en  penumbras,
materia insustancial, no  deja  huellas.
Viene  la  señora  aurora,
Mañana  en  la  noche
seremos  tres, otra  vez.