Como una rosa con espinas, bella y peligrosa. El resentimiento camina por la planta de sus pies y como un cosquilleo va escalando los largos postes en forma de piernas. En una mezcla de locura y llanto, llega al estomago y explota en ataques de nerviosismo. Lágrimas arrancadas con rabia... sentimientos enfrascados en pequeñas dosis de dolor. Las pestañas se vuelven infinitas, los labios son cienpies. Su risa es ronca y madura. Camina envuelta en capas de orgullo, convertida en una sombra luminosa, lleva el respaldo de mil demonios. Ya no es la misma, el brillo de sus ojos se apago. Prefiere los sonidos fuertes y las noches largas. Calles de asfalto soportan el peso de sus pesados pies, camina a paso fuerte buscando robar el alma del que se llevo sus alas. Con mucha imaginación y algo de suerte... lo encontró mintiendo a otra sombra que andaba por ahí.
El peor castigo para el desafortunado demonio, tuvo que devolver las alas robadas y ser condenado a la peor soledad.