Segunda semana de ¨Cama Democrática¨
Publicado en Jun 02, 2013
•- Juan, me gusta cómo me miras, pues tus ojos vidriosos me derriten como mantequilla.
•- Es que para mí el cuerpo de una mujer es la máxima creación de belleza que hay sobre el universo. •- ¿Qué es lo que más te gusta del cuerpo de una mujer? •- La verdad, me fascinan los senos. •- Es verdad, te pegas a ellas como si tu mamá no te hubiera dado leche de chiquito. •- Yo creo que fue todo lo contrario, pues me dice con orgullo que me dio la ¨chiche¨ más que a mis hermanos. Ella cuenta que durante casi tres años no quise comer las papillas que me daba, así que para que no muriera de desnutrición me dio leche materna todo ese tiempo. •- Qué bueno porque hoy mis ¨lolis¨ se han sentido muy solas. Creo que necesitan la compañía de tu boca y de paso me ahorro tu cena. •- Y también el postre... LA MAMÁ DEL PERIODISTA En la soledad, por la muerte de mi padre, encontré a mi madre derritiéndose por el calor de su cuerpo. Ella revisaba con atención una revista olvidada por una de sus nietas en el comedor. Sus lentes estaban medio empañados el vapor impregnado sobre los cristales de aumento. Debido a su concentración, la sorpresa inesperada de mi presencia casi le pega un paro cardíaco. Por otro lado, me pareció un poco extraña su actitud. Sobre todo, siempre nos había dicho que ella no sabía leer ni escribir. •- ¡Ay hijo de tu madre!, casi se me sale el corazón del pecho. Con estos vidrios empañados no veo llegar a nadie. •- Le voy a traer papel de baño para que los limpie. •- Yo, los iba a limpiar, pero me quedé dormida viendo esta revista. •- ¿No, que no sabe leer? Además esas revistas traen mujeres encueradas. •- Yo solamente leo los chismes de los artistas. No necesito ver a las mujeres con las chiches sueltas. •- Hay madrecita, pues eso es lo que vende hoy en día. •- Cállate, de por si, tú eres un arrecho. •- A usted nunca se le entiende. De chiquito me dio una zarandeada porque creía que era homosexual el día que me disfracé como Drácula y ahora se enoja porque me gustan las mujeres. Mejor voy por el papel para que pueda seguir leyendo... Al otro día, la que quería leer su revista era mi sobrina. Sin encontrarla la buscó por todos los rincones de su cuarto. Mi madre, supuestamente, la había echado al bote de la basura después de romperla en pedacitos. Pero en realidad ella ya la tenía guardada entre sus cosas más apreciadas como tenedores, platos, vasos y cuchillos, almacenados con candado en el refrigerador para que sus numerosos nietos no los ensuciaran o perdieran. Como ella no quería que se humedeciera la protegió en una bolsa de plástico del frío escondite. •- Ahora sí entiendo porque sus lentes estaban borrosos ese día que la sorprendí viendo la revista. Se le subió la calentura. ¿A poco nunca practicó ninguna de esas posiciones con mi papá? •- Cállate engendro del Demonio, que Dios te va a castigar •- !Ay madre! En estos tiempos casi nadie cree en Dios. Además, no creo que usted haya sido una santa después de que parió ocho hijos. •- Yo lo hacia porque tu papá quería. Pero a mí, algunas cosas me daban asco. Además yo no mostraba todo. Ahora el hombre puede verle a la mujer hasta sus anginas desde su ¨cosa¨ con esas posiciones en donde se abren de ¨patas¨. Ya no dejan nada a la imaginación. Mira a tus sobrinas. Casi se le salen las ¨chiches¨ por sus escotes. •- Lo bueno que algo heredaron de usted, por lo tanto, pueden presumirlas. •- Dénme una chancla para pegarle a este ¨cabrón¨... Debido a la artritis que le había afectado toda la flexibilidad de sus rodillas, mi ¨viejita santa¨ ya no podía pegarme al no poder alcanzarme como cuando era niño, jalándome de los pelos en mi intento de huida. Así que, huyendo como algunas de mis hermanas, salí corriendo a comprarle a mi sobrina la misma revista para que ella no creciera como mi hermana menor, quien recibió todos los traumas sexuales de mi mamá como la terrible creencia de llegar virgen al matrimonio sin masturbarse. •- A ver si te tragas para ti solita todo ese griterío. Ayer no me dejaron dormir con todo el ruido que hicieron. Parecían perros en brama que nunca se despegan. •- Pues usted tiene la culpa de andar en el patio merodeando como sonámbula. Si usted se quedara en su cuarto, no nos escucharía. Además déjeme quitarme esos traumas inculcados por usted cuando era una adolescente. Hasta llegué a creer sus historias de que los espermatozoides producen viruela cuando le damos unos besitos a ¨la cosa asquerosa¨, odiada por usted. Así que déjeme gozar en plenitud lo que me perdí por varios años.. •- Tú y tu calzonudo esposo son unos depravados. Parecen animales salvajes. •- Sabe qué, yo mejor me voy. Ahí la dejo con su verdad. Lo bueno que yo ya crecí y ya no me puede manipular... LA PRIMA Y LAS PROSTITUTAS Así como mi hermana crecía con traumas sexuales. Yo sentía mi pene crecer, espiando en la ducha a mi prima desnuda sin que se diera cuenta. Yo sabía la hora precisa en la que ella iba todas las tardes a bañarse para ir limpiecita a la escuela. Por una pequeña rendija hecha en la cortina de plástico por mis pequeños dedos, me arriesgaba de ir al Infierno al estar observando ese gran espectáculo sensual y prohibido. Muchas veces quise entrar para poseerla, acariciarle ese delicioso cuerpo moreno con mis erótica inquietudes, que me perseguían hasta en la presencia de la luz de la luna cuando me levantaba mojado lleno de espermatozoides por haberla amado sin piedad en mis sueños. Pero, por miedo al rechazo y, no a la reprimenda de mis padres, nunca entré al baño antes de que saliera envuelta en la toalla. Para despistar el gozo de mis ojos bien abiertos por varios minutos, antes de que ella se volteara para agarrar la toalla y secarse su cuerpo húmedo, yo le pegaba a la cortina de plástico y al mismo tiempo gritaba: ¿Está ocupado? Luego, muy desesperado, esperaba sentado en un sillón de la sala a que ella me diera luz verde para entrar a bajarme la temperatura con el olor de sus vapores, dejados por su fantasma que en el pasado perfecto había sido su cuerpo exquisito, el cual yo con todo anhelo quería saborearlo y terminar escurriéndome entre sus nalgas anchas y macizas como la espuma del jabón que ella se limpiaba con el agua. Cerrando los ojos, yo me imaginaba, limpiando suavemente con mis dedos entre sus piernas esa selva oscura llena de pelos negros, los cuales nunca dejaron ver esa abertura aventurera, que yo quería abrir con el pene erecto, frotado desesperadamente por la mano derecha hasta que mis ¨juanitos¨ se perdían en la coladera cuando dejaba correr el agua para limpiarme luego de haberme masturbado sin que nunca me salieran pelos en las manos. Cuántos de ellos se ahogaron en ese período en la coladera, no lo sé. Pero, esa ¨perversión¨ se terminó cuando yo me quedé llorando como el conquistador Hernán Cortés en una noche triste donde mi prima no regresó a casa. Antes de este suceso, yo había contado a uno de mis amigos la experiencia afrodisíaca de ver a mi prima desnuda en el baño. Él me dijo sonriendo, que a la prima se le arrima, pero yo sólo me arrimé a su cama abandonada para sollozar su partida, no sin antes defenderla de mi mamá para que la dejara regresar a la casa y mis ojos pudieran recibir nuevamente sus caricias de emociones, que me entregaba todas esas tardes la penumbra deliciosa del baño, en las cuales encontraba un erótico deseo férvido, casi pornográfico, provocando que no solamente mis sueños, sino mis manos volarán como luciérnagas hasta en las noches estrelladas o de luna llena para seguir acariciando, vía pene, su presencia que ya no pude olfatear como un lobo en la sombra de los días en que ya no regresó su efluvio de violeta con ese simple e inesperado adiós. •- Seguro que esta cabrona ya se abrió de patas. •- Madre, quizás se fue con las amigas y se quedó dormida en una de las casas de ellas. •- Voy hablar con sus padres. Yo ya no la quiero cerca de nosotros. Seguramente los vecinos se dieron cuenta que no vino ayer y me van decir que estoy criando ¨una puta¨. Tampoco quiero malos ejemplos para tus hermanas... A pesar de que el Guacho era de ¨la otra acera¨. Él aparentaba buenos ejemplos al comportarse como todo un macho ante el mundo. Al mismo tiempo, yo empecé con buenos y malos ejemplos al ser ayudante de un mecánico con el fin de ayudarle a mi papá con el gasto familiar, pero me dejaba en mis bolsillos una buena cantidad del dinero que me ganaba cada semana, cuya suma la gastaba los viernes y sábado visitando un prostíbulo donde quería ver los cuerpos de las prostitutas. No para introducirme con ellas en sus cuartos, ni en sus vaginas. En el burdel las admiraba atrás de una vitrina de cristal donde se bañaban en una ducha; quizás, para limpiarse con chorros de agua el sudor mezclado con los espermatozoides de su trabajo lujurioso con sus espumosos cuerpos seductores, que me recordaban al de mi prima. Después ellas mismas se secaban para convertirse en bailarinas eróticas, vestidas como enfermeras, policías, caperucitas rojas o quinceañeras, quienes se iban sacando la ropa lentamente al compás de una música ¨cachonda¨ hasta quedar como Dios las trajo al mundo con el fin de vender varias veces esa noche las fantasías sexuales más oscuras, según del lente con el que se mire. Pero que muchos de los hombres no pueden tenerlas en su propia casa, debido a traumas y escrúpulos morales que tienen con sus respectivas mujeres. •- Esas cochinadas que estás pensando no quiero hacerlas. •- No te estoy pidiendo que tú me la mames. Yo soy, el que quiere lamerte tus rincones más profundos. •- Yo no soy ningún animal para que te deje lamer mi vagina. La naturaleza la hizo para que ustedes solamente nos metieran su miembro. •- Yo no sé quién te metió esa idea en la cabeza. Para mí, el sexo no es solamente meter y sacar, sino gozarlo. Percibirlo con todos los sentidos, sobre todo saborearlo. No por algo, el amor llega por el estómago. •- Pues si no estás de acuerdo, vete con una puta. A ellas hasta por el ¨chiquito¨ le puedes dar, pues es otro de tus pensamientos depravados, que va en contra de la naturaleza... JORGI Seguramente, Johny y Jorgi con estos prejuicios no tenían problemas en la intimidad con sus ¨chiquitos¨. Pero, ellos no exhibían públicamente su preferencia sexual para no molestar a muchas personas que estaban en contra de los homosexuales. Por eso, en las mentes cochambrosas de sus ¨amigos¨ andaba rondando la interrogación al preguntarse sí ellos se ¨medían el aceite¨, ya que dormían en el mismo departamento con un dormitorio. Jorgi, que se llamaba Jorge, sin ser bisexual, coqueteaba con las mujeres para guardar las apariencias. Ellas se ilusionaban con el supuesto ¨gigoló¨ hasta que con su sexto sentido descubrían que era un desperdicio como hombre. Jorge fue criado por su abuela, debido a que su mamá soltera era el sostén económico con su trabajo en donde las horas extras eran gratis. Su hermana y sus amigas después de terminar la tarea, jugaban en su cuarto varias horas con él. Lo vestían con sus falditas y blusitas y le pintaban los labios de rojo con el lápiz labial de su mamá. Cuando su abuela lo veía transformado como una reinita de primavera, se reía de las supuestas travesuras de las niñas. Hasta lo llamaba ¨Jorgita¨, pues se parecía a su hermana que tenía sobre su cabeza unos caireles rubios, nariz afilada, labios muy delgados y sobre todo, arriba de sus ojos grandes con color de una aceituna, le salían unas pestañas de jirafa soñadora, así como unas cejas parecidas a las aves voladoras sacadas de los cuadros de Frida Kahlo, pero rubias. En realidad, con él, en lo único que se había equivocado ¨la madre naturaleza¨ es que entre sus piernas le había puesto genitales masculinos... Copyright © 2013. Carlos Campos Serna Crítica a Cama Democrática: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10152442837046101&set=o.470925352990262&type=1
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daih
Me gusta tu deslenguadez, sesgos de ironía e hilaridad sin perder la profundidad del concepto social y emocional de los personajes. Está verdaderamente entretenido Carlos.
Un abrazo
Carlos Campos Serna
daih