Se van las estrellas.
Publicado en Aug 28, 2009
Imperceptible y vagarosamente
se van las estrellas del poblado. Marchan a dormirse en sus sueños dejando sus agujeros y sus averías en las praderas rotas y en los estambres. Las casas aparecen como un estereotipo de las mismas casas que durmieron anoche. El puente mana de las sombras y reinventan sus obras los tranvías. El mundo se reinserta en su diaria aleación de madrugada, salitre, cobre y huesos. Hay tempranos vapores ya en avanzada y el alba se cuela en los bolsillos. Yo desayuno mi té y mi cereal y, a veces, ojeo alguna obra de Borges. Todavía hay un híbrido entre el día y la noche y personas borrandose en las esquinas. Alcanzo a ver a un adúltero que se escapa de una casa con un rostro vital y semidesnudo. Durmió en los brazos níveos de su amada. Las palomas ya se manifiestan al orbe y las mujeres corren tras sus lápices labiales. Pronto empezarán verborréa y corrida. Estrujaré manos gratas y dedos corrosivos. Me sentaré en la oficina como frente a un cepo y le explicaré a los clientes como invertir su patrimonio. Llevaré mi portaviandas entre la niebla supina y soñaré con la bahía etérea de tus ojos, amada. Y en las caricias que suelen desatar mis arritmias y tu boca roja de reverberos acuáticos en que me he internado más veces que en el mar. Te llevo unos aros furtivos que tomé de una acuarela y algunos chocolates de color estaño. Eres lo único entrañable en mi vida y hago bosquejos mentales diurnos de tu vaho. Ya tendremos el fin de semana para amarnos.
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Richard Albacete
Verano Brisas