Episode: La guerra de las hadas
Publicado en Jun 11, 2013
El primer amanecer vio a las primeras tres hadas. Ninguna superaba a la otra, y sus corazones estaban llenos de bondad.
Por sus poderes, fueron clasificadas como oscuras, luminosas y rebeldes. Lizh era un hada luminosa. Sus poderes residían en dar la vida, curar enfermedades y mantener en equilibrio el ciclo de la vida. Causaba el rocío, vigilaba la intensidad de la lluvia y los nacimientos. Joan era un hada oscura. Era la encargada de la muerte y la desolación. Vigilaba los tiempos de vida y por su causa eran los desastres naturales. Flaw era un hada rebelde. Poseía los dones de la luminosidad y la oscuridad, además de dominar el paso del tiempo. Ellas fueron las primeras hadas, las cuales perdurarían por siempre y fundarían su propia estirpe. Con el tiempo, la estirpe de Joan se contaminó por el odio y la envidia; y las hadas oscuras tomaron gusto por la violencia y la sangre, volviéndose vampíricas. Por medio de la meditación y el conocimiento de la tierra, la estirpe de Lizh fortaleció su espíritu y obtuvo el poder de las estrellas. En respuesta, y como resultado, la estirpe de Flaw recibió la sabiduría universal por medio de los viajes astrales espaciales. Se creó un consejo-tribunal formado por las hadas luminosas más prudentes, las hadas oscuras que no habían sido corrompidas y las hadas rebeldes más sabias y emitieron un decreto. Entre las reglas que habían establecido, a las hadas oscuras se les permitía alimentarse de sangre en las noches de luna llena, la primavera y el verano eran las únicas estaciones en que las hadas luminosas atravesaban el cielo y las hadas rebeldes serían las únicas en el otoño. Pero había una regla que todas estaban obligadas a obedecer: nunca, por ningún motivo, un hada debía atacar a otra. -Año 1815- Tres hadas nacían al mismo tiempo. En la Pradera Equilibrada, la tierra de las hadas luminosas, nacía Errol, hija de la más grácil de las hadas: Stormlight. En la Ladera de la Muerte, tierra de las hadas oscuras, nacía Spyder, hija de la más cruel hada: Erwine. En el Claro Vidrioso, la tierra de las hadas rebeldes, nacía Syla, hija del hada más sensata: Hydra. Al mismo tiempo, el Consejo se reunió. -La gran Flaw me ha mostrado el futuro- arguyó un hada rebelde-. Esas tres criaturas traerán la desgracia a nuestras tierras. -Creí que ninguna de las creadoras podía mostrarnos en futuro- dijo un hada luminosa-. Talé, eso es sacrílego. -¿Y si es verdad?- replicó otra hada-. No podemos dejar pasar esto. Talé miro al Consejo. -Las hijas de Stormlight, Erwine y Hydra deben ser sacrificadas- proclamó. El recinto se llenó de susurros. -¡Eso es inaceptable!- alegó un hada-. No podemos cometer semejante acto de crueldad. -Ya basta, Calypso- dijo el hada suprema, líder del Consejo-. Si lo que Talé dice es cierto, hay que tomar medidas, pero ninguna será sacrificada. Restringiremos las fronteras; las hadas no podrán salir si no han cumplido las veinte lunas o van acompañadas por otras hadas mayores. -Año 1835- La Pradera Equilibrada esta de fiesta. La princesa Errol cumplía las veinte lunas. Para celebrar, la joven princesa saldría por primera vez de la Pradera. Sin embargo, en la Ladera de la Muerte y en el Claro Vidrioso también celebraban, y las dos princesas saldrían. Los caminos de Errol, Spyder y Syla se cruzarían en un denso bosque. Vestida con un vestido blanco y con una bolsa al hombro, Errol caminaba por el Bosque Energético. Tan absorta se encontraba admirando el paisaje, que no se dio cuenta de que había un hoyo en el suelo...hasta que cayó dentro de él. Intentó usar un hechizo estelar para flotar fuera del hoyo, pero su magia fue neutralizada por la energía concentrada ahí. Comenzó a escalar, en ese momento Errol sintió que algo tomaba su mano y en un segundo se vio fuera del hoyo. -Deberías tener más cuidado. Errol se levantó del suelo y vio a otra hada, vestida de verde oscuro y con un morral. Un brazalete azul y un collar negro le indicaron que era un hada rebelde. Estaba sentada en el suelo con una rama en la mano. -Me llamo Syla- se presentó-. Supongo que eres un hada luminosa, ¿cierto? -Así es- corroboró Errol-. Mi nombre es Errol. Gracias por sacarme del hoyo. -No hay de que. ¿Quieres sentarte un rato? Syla le parecía agradable, pero no podía detenerse. -No, gracias. -Oye, no muerdo. Anda, no será mucho. -No es eso. Mi cronograma, no puedo detenerme. Syla se encogió de hombros y miró a Errol. -¿Por lo menos no quieres que te acompañe?- preguntó. -No será necesario- dijo Errol. Errol agradeció una vez más y se alejó. Después de debatirse varios segundos, Syla se levantó y la siguió. Cayó la noche. El bosque se volvía intransitable y, muy a su pesar, Errol decidió detenerse para descansar. Se recostó en el pasto y pronto se quedó dormida. -Vaya, vaya. ¿Qué tenemos aquí? Errol abrió los ojos y se incorporó de golpe. Frente a ella estaba un hada vestida de negro, la cual sonrió y dijo: -Una fatigada hada luminosa. -Me llamo Errol. Al contrario de la empatía que le había causado Syla, esta hada le causaba desasosiego. -Errol- dijo el hada-. Yo, soy Spyder, y como puedes ver, soy un hada oscura. Dime, Errol, ¿A dónde te diriges? -No es asunto tuyo- dijo Errol. -Matarina- comentó Spyder-. Ahí voy yo. Sabes, no deberías viajar sola. Oculta entre unos arbustos, Syla oía y veía. Esto le olía mal. -Nunca se sabe- continuó Spyder, al tiempo que dirigía una mano a su cintura-. Podrías atorarte dentro de un hoyo... De repente, Spyder sacó un cuchillo y se lo clavó a Errol en el estómago. -...o alguien querría asesinarte- terminó. Spyder miro los agonizantes ojos de Errol y mordió su cuello. -¡No!- grito Syla, y salió de su escondite. Spyder soltó el cadáver de Errol y Syla añadió-: ¡El Consejo se enterará de esto! -No si yo lo impido- aseveró Spyder. Syla echó a correr y Spyder corrió tras ella. "Vamos, corre", se dijo Syla. "No dejes que te atrape". Lo que Spyder había hecho era una violación grave. ¡Había atacado a un hada! Y por si eso fuera poco se había alimentado de su sangre. Y ni siquiera era luna llena. De repente, el suelo termino y Syla cayó rodando a un acantilado. A Errol le quedó vida para lanzar un último hechizo, y su cuerpo fue encontrado al amanecer. Las hadas luminosas lloraron su pérdida y juraron justicia. Stormlight viajó al Claro Vidrioso y se encontró con Hydra. -Mi hija ha muerto- dijo-. La causante fue un hada oscura, y vengo a pedir tu ayuda para alzarnos contra ellas. -Cuenta con mi ayuda- dijo Hydra-. Mi hija ha desaparecido y sospecho que las hadas oscuras tuvieron algo que ver. A miles de kilómetros de ahí, Syla despertó en el bosque. -¿Qué ha pasado?- se preguntó, rascándose la cabeza. Se levanto y empezó a vagar sin rumbo hasta que recordó. Tenía que llegar al Consejo, y solo había alguien que podía ayudarle, así que se dirigió al Lago de las Sirenas. Mientras tanto, las hada luminosas, acompañadas por las hadas rebeldes, llegaban a la Ladera de la Muerte. Las hadas oscuras miraban las caravanas con una mezcla de asombro e indignación. Erwine salió al encuentro de Stormlight y Hydra. -¿¡Qué significa esto!?- vociferó-. ¿Con qué derecho ustedes invaden mis tierras? -¿Con qué derecho tus hadas atacan a las nuestras?- replicó Hydra. -¿De qué hablas? -Mi hija esta muerta y la hija de Hydra no aparece- respondió Stormlight. Erwine palideció de rabia. -¿Insinúas que uno de nosotros...? -Las marcas en el cuello los delatan- repuso Stormlight. -¡Jamás! Nosotros respetamos las reglas del Consejo. -Pues alguien tuvo que hacerlo- replicó Hydra-. Y si mi hija no aparece con bien, tendrán la guerra. Las caravanas se alejaron. Cayó el atardecer. Syla se refugió en un pino y se durmió. Al poco rato despertó al oír un crujido cerca de ella. Se levantó con cuidado y se fue sin hacer ruido, luego desplegó sus alas y emprendió el vuelo. -Falta poco- se dijo a sí misma-. Si entras al agua, estarás a salvo. Voló en silencio durante un corto tiempo. Estando a punto de llegar, Spyder la encontró. Lanzó un hechizo de pesadez, el cual Syla esquivó hábilmente, y respondió al ataque con un hechizo de neblina que Spyder esquivó. -¡Ven aquí!-exclamó Spyder-. Hagamos una tregua. -Nunca- dijo Syla, y siguió volando-. Asesinaste a Errol, y no permitiré que su muerte quede impune. -Si insistes...-replicó Spyder. Lanzó un hechizo de desacoplo, que le dio a Syla en el ala izquierda. Syla descendió en picada a causa del hechizo y aterrizó bruscamente en el suelo, cerca de la orilla del lago. No podía moverse y respiraba con dificultad, luego sintió una mano suave que la jaló y cayó dentro del agua. Cuando Syla volvió en sí, reconoció un castillo submarino: era el sitio donde vivía su amiga sirena, Neri. -Al fin despiertas- dijo Neri, y se acercó con una bandeja. -¿Qué paso?- preguntó Syla. -Caíste a la orilla por un hechizo desacoplante y al caer al agua te convertiste en sirena. No sabía que las hadas podían hacer eso. "Mecanismos de defensa", pensó Syla. "Genial". -¿Quién te lanzó el hechizo?- preguntó Neri, mirando a Syla. Ella le sostuvo la mirada y respondió: -No lo vas a creer. Syla le contó a Neri lo que Spyder había hecho. -Imposible- dijo Neri-. Eso es una grave violación a...ahora entiendo. -¿Qué cosa?-preguntó Syla. Neri le mostro un coral y le dijo: -Mira y lo sabrás. El coral le mostró a Syla un paisaje desolador. Había hadas de todo tipo tendidas en el suelo, con las alas rotas y el cuerpo destrozado. -Desde la muerte de Errol y tu desaparición, las hadas comenzaron a luchar- dijo Neri-. Tu madre le advirtió a Erwine que esto pasaría y ella atacó primero. -Tengo que llegar al Consejo- dijo Syla-. Solo tú puedes ayudarme. Neri abrió los ojos de par en par, asombrada. -Ni hablar. Las sirenas somos neutras. No podemos ayudar a ninguna hada. Aunque... -¿Qué?- preguntó Syla. Neri se fue y volvió con un rollo en la mano. -Si te doy esto no puede decirse que te ayudé. Ahora vete y no pierdas más el tiempo. Syla le agradeció a Neri y se fue. El rollo era un mapa, Syla vio que la primera mitad del recorrido era por mar y la segunda por aire. -Bien, eso no es problema, puedo hacerlo. El primer punto era el Abismo de las Mandrágoras. Las orillas estaban llenas de lianas subacuáticas; y al pasar entre ellas la cola de Syla se atoro. En un momento, la joven había quedado atrapada en la mata. -Oh, por favor. No tengo Tiempo para esto- dijo, tratando inútilmente de zafarse. En ese momento, Neri apareció, llamándola. -¡Syla! -¡Aquí estoy, Neri!- gritó Syla. Neri nadó cuidadosamente hasta donde estaba Syla. -Por el coral- soltó-. Voy a sacarte de aquí. Neri se acercó a la pared y jaló la raíz de la liana hasta que liberó a Syla. -Sígueme- dijo Neri. Nadaron hasta llegar al fondo. -Creí que las sirenas no ayudaban a las hadas- comentó Syla, sonriendo. -Y yo creí que podrías necesitar una guía- replicó Neri, también sonriendo. Juntas cruzaron el mar. Al llegar a la orilla se despidieron y Syla continuó su camino, llegando al Consejo. Apenas cruzó la frontera, algo cayó contra ella y cayó al suelo. Al levantarse, se encontró con Spyder. -No te permitiré llegar allá- dijo-. El Consejo nunca sabrá que yo asesiné a Errol. Syla miró unas sombras que se perfilaban detrás de Spyder. -Al parecer, ya lo saben- replicó. -¿Qué? -Tú misma se los dijiste. En efecto, los miembros del Consejo habían escuchado la confesión de Spyder, por lo que ella fue condenada a vivir en la tierra de los apartados, el Exilio. Con esto llegó la paz nuevamente a las hadas, y evitar alterarla, Syla se retiró a la Frontera de los Híbridos, donde vivió feliz.
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