Se acerc Lentamente
Publicado en Jun 19, 2013
En medio de la una noche oscura, húmeda y fría sus pasos retumbaban como único sonido en la calle solitaria, sabía que era él no tenía la menor duda. Los latidos de mi corazón los escuchaba en los oídos, mis cienes parecían explotar y un sudor frío recorría mi cuerpo. Con el fin de desaparecer lo que estaba pasando, como niña asustada me cubría la cabeza con las sabanas. Más los pasos se escuchaban cada vez más cercanos, cerraba los ojos con la esperanza de que todo fuera una pesadilla, de momento ya no se escuche nada, me quede inmóvil y agudice el oído, sólo se oía un ladrido lejano, me descubrí la cabeza y me incorpore, en definitiva no se escuchaba nada, una sensación de esperanza me invadió, lentamente me levante, dirigí mis pasos a la ventana, tras las cortinas divise la calle estaba desierta vi de un lado a otro nada todo era silencio, me relaje y suspire de alivio, me dije que todo era producto de mi imaginación. Estaba dispuesta a regresar a la cama cuando entre los árboles distinguí una sombra, quede petrificada con el aliento cortado, no sé si él se dio cuenta, pero se separó de los árboles, se puso exactamente debajo de mi ventana, la luz de un farol lo ilumino parcialmente ¡Era él! Quede clavada al piso quise gritar pero de mi garganta no salía ni un sonido, no sé si moví las cortinas pero él se abalanzo directo a la puerta, de un salto fui al buro y saque el revólver, mis manos temblaban, en ese momento escuche como una llave trataba de abrir la puerta, no sabía qué hacer, si debía bajar y enfrentarlo o escapar por la ventana, en esos momentos mis pensamientos fueron interrumpidos por un golpe fuerte seguido de unos pasos apresurados que subían por las escaleras, estaba aterrada, seguía sosteniendo la pistola pero no tenía la certeza de saber qué hacer, cuando de golpe se abrió la puerta, él estaba en el marco de la puerta con la cara descompuesta y apretando los puños en su mirada estaba todo el odio que alguien puede sentir. Con paso firme entro dirigiéndose a mí, levante la pistola diciéndole que se alejara que no me obligara a disparar, él no se inmuto al contrario se burló ¡Tú no me hagas reí! En ese momento me invadió toda la amargura y coraje contenido por años, ¡Ya no más! Grite, él se sorprendió deteniéndose por unos segundos pero siguió acercándose hasta que su puño choco con mi cara seguido de una lluvia de golpes que me cubrieron el cuerpo. Ensangrentada en el piso me arrastre hasta donde había caído la pistola la tome, él se dio cuenta, me empezó a gritar ¡Añádale dispara! ¡Eres una cobarde! ¡Yo te voy a enseñar que a un hombre no se le amenaza! ¡A mí me respetas por eso soy tu esposo! Sin pensar en nada apreté el gatillo dándole directo en el corazón, él me vio con ojos de asombro y se desplomo.
Lunaoscura
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