AMOR DE VERDAD
Publicado en Sep 05, 2009
¿Còmo se hace para olvidar a un gran amor?, ¿còmo se lo puede arrancar del corazòn para que deje de doler?.
A pesar del tiempo que ha pasado, todavìa me sigo haciendo estas preguntas y no encuentro respuestas. No se puede obligar al corazòn a que deje de querer, especialmente cuando se enamorò con todas las fibras de su ser. Tu recuerdo estarà conmigo por siempre, tu amor serà mi compañìa en los momentos de soledad, mi tristeza, la enemiga con la que tengo que luchar desde que tu no estàs. *** Te conocì hace mucho tiempo atràs, fuiste mi amigo, mi confidente, mi àngel de la guarda. Empecè a quererte como a un hermano compartiendo tus alegrìas y tus tristezas, siendo còmplice de tus aventuras. Nuestras miradas eran inofensivas, hasta que cierto dìa de lluvia nos traicionaron y me enamorè. Te robè un beso, queriendo y al pasar; no lo vuelvas a hacer me pediste, pero algo adentro tuyo ya se habìa revolucionado. Te fui mirando con ojos de mujer, mujer que desea ser amada, protegida, enamorada. Es difìcil pelear con los sentimientos y pocas veces la razòn vence al corazòn. Tus manos hicieron el resto, caricias a escondidas, con todo el deseo que dor cuerpos sedientos de amor pueden soportar. Las palabras sobraban en esta nueva relaciòn, las letras de las canciones hablaban por nosotros, y un te amo dicho a escondidas, emocionaba màs que todas las palabras de amor pronunciadas hasta ahora. Nos creìamos ùnicos en el mundo y no podìamos evitar que el amor se nos asomara por la piel. Era imposible estar cerca tuyo y que no se estremeciera mi cuerpo. ¿Còmo hacer para que los demàs no notaran que estàbamos enamorados, para no dañar a las personas que màs habìamos amado alguna vez? Cada adiòs se hacìa màs difìcil, los minutos sin verte eran intolerables y nada podìamos hacer, ¿por què un amor duele tanto cuando se entierra en el corazòn y se empeña en no salir? Las personas a nuestro alrededor comenzaron a notar que algo sucedìa entre nosotros y tuvimos que controlarnos màs; a veces la quìmica del amor es muy difìcil de ocultar a las miradas indiscretas. Todos hablaban de nosotros, que yo era una cualquiera por fijarme en vos, y vos un degenerado por enamorarte de la mujer de tu hermano, que habìamos pecado y no tendrìamos perdòn de Dios, que arderìamos en el infierno por los siglos de los siglos, pero a nosotros no nos importaba, eramos felices, asì, con poco. Pero la duda y el miedo fueron creciendo. El remordimiento y la culpa de engañar a nuestras parejas fue calando hondo y empezamos a reflexionar. Dejemos de vernos, te propuse, y con todo el dolor del alma dijiste que si, que era lo mejor para no dañar a màs personas. Aunque esperaba esa respuesta, algo por dentro se desgarrò; hubiese sido mejor morir en tus manos antes que escuchar esas palabras salir de tu boca. Los dìas fueron pasando largos y perezosos, no habìa motivo para reir, la mùsica no sonaba igual, todo era tristeza y desolaciòn. Verte era imposible, y las pocas veces que lo hacìa, una puntada en el corazòn me recordaba que nunca serìas mìo. Jamàs te tendrìa y el dolor de verte en otros brazos se me hacìa insoportable. ¿Còmo no sentir celos si era otra a quièn besabas, a quièn acariciabas?. No sabìa que pasaba por tu cabeza, tus miradas no me hablaban, y vernos a solas para charlar nos traerìa a ambos bastantes problema, entonces me quedaba la angustia y la duda de saber si te habrìa perdido para siempre. Una noche sola, sin nadie en casa, no soportè màs el dolor y en un estado de profunda depresiòn decidì terminar con todo. Los sentimientos una vez màs ganaron y si no podìa estar a tu lado, ya no estarìa con nadie... Impresionada aùn por la sangre que brotaba de mis venas, decidì realizar el segundo corte. Al cabo de un rato recostada en mi cama, me fue invadiendo una sensaciòn de paz que nunca antes habìa sentido. Si eso era estar en los umbrales de la muerte, yo no querìa alejarme de allì. La habitaciòn estaba rodeada de una luz tenùe y en el horizonte se distinguìa un bello paisaje, era como si, una fuerza poderosa me hubiese transportado hasta allì. El lugar me era familiar, lo habìa conocido cuando era todavìa estudiante y si bien nunca habìa tenido oportunidad de volver, ese lugar quedò grabado en mi corazòn. Todo giraba como en una calesita y a lo lejos escuchaba golpes que todavìa hoy no puedo precisar de donde provenìan. Alguien me llamaba y por màs que intentara responder, los sonidos no salìan de mi boca. Te vi tomarme en tus brazos y abazarme con fuerzas, era una sensaciòn maravillosa volver a sentir el calor de tu cuerpo. Dijiste unas palabras que no alcancè a entender pero me hicieron sonreir y mirarte con ternura, al fin y al cabo te habìas preocupado por mi. Todo parecìa un sueño, la doncella en apuros rescatada por el bello prìncipe, pero era demasiado tarde, el viaje ya habìa comenzado y nunca podrìas acompañarme...
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nora
Gracias por tu comentario, tenes razòn, las heridas de amor sòlo el tiempo las cura, per hay algunas que son tan profundas, que aunque son curadas, dejan una fea cicatriz.
Mis saludos.
Nora
MIguel Jonathan Aquije Saavedra