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Publicado en Jun 26, 2013
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JOMBO QUINTERO R.
 
 
 
LID
       Y
    SU MUERTE
 
 
Un libro basado en una historia de la vida real.  
 
 
 
LID Y SU MUERTE
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
JOMBO QUINTERO R.
 
 
 
 
LID Y SU MUERTE
 
 
 
Un libro basado en una historia de la vida real.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso del editor. Todos los derechos reservados.
 
2011. Jombo Quintero
2011. Editorial[F1] .
Impreso en Medellín
 
 
 
 
 
 
 
 
"El amor es el principio de todo, la razón de todo, el fin de todo."
Lacordaire, Henri
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El principio
1
 
 
 
Todo comenzó cuando luego de 17 años de casados y de dos hijos, mis padres decidieron tenerme…
Mi madre era una mujer soñadora;  su nombre era Leidy, vivía en una finca muy humilde  con mis dos hermanos Ovidio y Duvan, y un tercer hijo que estaba en camino, Lid, y  mi padre José al cual quería con todo su corazón.
En las noches a mis padres les gustaba sentarse en sus sillas mecedoras para contemplar la belleza de la noche y así dejar volar sus sueños de enamorados, y entre esos sueños me encontraba yo.
Todos los días se levantaban temprano para ir a sacar el agua del pozo, para preparar sus comidas. Luego del desayuno José cogía el cuido para alimentar a sus gallinas, él las consentía y las cuidaba porque ellas producían el sustento para su familia, vendía sus huevos en el pueblo  que estaba cerca en compañía de sus dos hijos. Mi padre les decía:
-       Siempre hay que estar pendiente de cada gallina para que los huevos no se quiebren, y así poder formar una gran empresa.
 

Al terminar sus labores mi madre los esperaba con una gran sonrisa en su delicado rostro y le pedía a Dios que cuidara de su familia y de su hijo próximo a nacer.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El sueño anhelado
2
 
 
 
Al amanecer de un domingo, y cumplidos los nueve meses, mi madre entró en un coma diabético, por lo cual la hospitalizaron en el hospital del pueblo. Debido a tantas complicaciones el médico le informó a mi mamá que muy posiblemente el bebé nacería anormal.  Siendo las siete de la noche ya entraron a mi madre a hospitalización inmediata. Habiendo iniciado el trabajo de parto le aplicaron pitosín para que dilatara más de prisa. El doctor de turno, al pasar a dar la ronda, pudo ver que la dilatación de mi madre había bajado a 5. La trasladó a otra sala para que continuara su trabajo de parto, y así transcurrió toda la noche hasta el lunes. Era entonces ya medio día y mamá comenzó a sentir más ligeras las contracciones,  y la enfermera la volvió a llevar a otro piso para prepararla nuevamente.
Mi padre estaba angustiado porque no recibía ninguna noticia, hasta las horas de la noche se le informó que a mi madre tenían que colocarle un epidural para ayudar al parto pero que si luego de pasadas tres horas no obraba, había que realizarle una cesárea.  A las cuatro de la mañana le informaron a mi madre que había sido programada para cesárea.
De ver mi padre que no recibía noticias, se dirigió a preguntar por el estado de mi madre y le informaron que ella había muerto con su bebé. Mi padre se sumergió en una gran angustia y tristeza, pero algo dentro de su corazón le decía que ni ella ni su bebé habían muerto; decidió entrar a la sala donde ella estaba y vio muchos médicos alrededor. Lleno de desespero empujó y golpeó a un doctor. El médico asustado de la reacción, trató de calmarlo y preguntarle qué sucedía, y mi padre le contó lo que sucedió. El doctor lo calmó y sonrió diciéndole que su esposa estaba bien y se excusó por el mal entendido, explicándole que la que había muerto era la paciente de la otra camilla;  mi padre se sentó a seguir con la espera, pero lo que no se imaginaba era que mi madre seguía sin dilatar, y en el cambio de turno  ya no había doctores sino auxiliares.
De ver la situación tan angustiante mi madre mandó a buscar por todo el hospital a un médico. El médico se dirigió de prisa a la habitación donde se encontraba mi madre e intentó con los auxiliares colocar forceps pero esto no funcionó, de ver que mi madre se encontraba en grave estado y la anestesia ya no le obraba decidieron realizar la cesárea.
Todos los doctores estaban admirados de mi pequeño grito en la sala de parto, mi madre no lo podía creer; mi padre se acercó y le dio un beso a mi madre y otro a mí en mi pequeña frente.
Mi madre juró aquel día que nunca se iba a alejar de mí, de esa piel trigueña y esos pequeños ojitos verdes, que para ella reflejaban tranquilidad y le recordaban el hermoso prado donde ella vivía. Era su pequeño bebé el que ella había anhelado tanto. 
Al  nacer, se completó toda la familia  que soñaba con un bello futuro.  Salimos de la clínica, donde me esperaba una cuna en mi nuevo hogar, todos los vecinos nos felicitaban por mi nacimiento.
Fue así como se empezó a iniciar un vínculo entre mi madre y yo.


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La preparación
3
 
 
 
Todos los días mi madre me daba besitos en mi cuerpecito que solo emanaba amor, así trascurrían los días, al ser  mi primer mes, me iban a celebrar una fiesta. Mi madre decidió ir al pueblo a conseguir mi vestido  donde una señora que tejía, decidió hacerlo de color verde como mis ojos, mi madre se regresó muy feliz para la casa; al llegar allí se encuentra con mi padre quien le pregunta:
-       ¿Qué vamos a hacer para el primer mes del niño?
-      José, tú sabes que el niño era lo que yo había soñado, es su primer mes y no voy a dejar que sea un día cualquiera- le contesta mi madre.
Mi padre estaba muy contento de ver a mi madre tan enamorada y entusiasmada conmigo.
A los tres días mi madre vuelve al pueblo a mirar cómo iba mi vestido, el cual ya estaba terminado. Al verlo estaba tan feliz y asombrada que exclamó:-¡mi esposo se va a quedar con la boca abierta!
Al regresar a casa mi padre le pregunta:
-          ¿Cómo te fue?
-          Muy bien ¿adivina qué traje del pueblo? -responde mi madre.
-          No sé. Dime que trajiste.
-          El vestido de Lid.
-          Y… ¿cómo es?
-          Es hermoso  igual que sus bellos ojos.
-          Y… ¿Por qué te demoraste tanto?
-          La señora estaba colocando los últimos botones.
-          Tú como siempre tan pendiente de todo.
-          Sí mi amor.
Mi madre siguió organizando mi fiesta, a pesar de que ya tenía otros dos hijos, a mí me quería mucho, yo era la luz de sus ojos.
Mandó a hacer invitaciones para sus vecinos, todos ellos eran muy queridos y apreciados para ella, quería que mi fiesta fuera la más hermosa.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
4
 
 
 
Era la mañana de aquel primer mes y mi madre le dice a mi padre:
-          Este día amaneció espectacular, ese sol que brilla por esas montañas, y los pajaritos que resuenan por todos lados.
 
-          Mija, este día es hermoso, como tú lo dices ¡esas montañas son grandiosas! Ojalá vengan todos los vecinos para la fiesta de Lid.
Ovidio y Duvan ya tenían listos todos los pasabocas.
Llegó la hora tan esperada, todo el mundo comenzaba a llegar con sus regalos. En el centro de la casa me encontraba yo en mi cuna, comencé a llorar y mis hermanos me consolaban.
Mis padres estaban felices porque todos los invitados habían llegado, la fiesta seguía trascurriendo y mi madre le dice a mi padre:
-          Es la fiesta que esperaba para mi hijo y además de eso llegaron todos los invitados que estábamos esperando.
La fiesta fue lo anhelado por todos, mis hermanos estaban contentos viendo como todos se divertían.
 
A la mañana siguiente mi madre amanece pensativa y le dice a mi padre:
-          Mijo, yo quiero irme a vivir al pueblo.
-          Pero, es que el pueblo…
-          Los niños quieren irse a vivir al pueblo.
-          Pero el pueblo… -exclama pensativo.
-          Sí, el pueblo, quiero que mis hijos tengan un mejor futuro.
-          Trataré de hablar con un familiar a ver qué pasa.
-          José, por favor ¡vámonos!
-          Bueno… organizaremos las cosas y luego nos iremos en unos meses.
 
Mi padre logra hablar con un señor, al cual él le vendía y distribuía en su negocio los huevos de la finca. Y así, concreta una linda casa, con la que él había soñado, sólo faltaba que a la familia también le gustara. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El pueblo
5
 
 
 
Mi padre  consiguió una casa grande y hermosa, mi madre de la alegría le da un gran beso.
Mi padre exclama:
-          Mi amor, es como la casa que siempre soñamos, ahora sí viviremos felices todo el resto de la vida.
-          ¡Sí!, Lid y nuestros hijos crecerán felices y tendrán un hogar y lucharemos juntos. -dice mi madre feliz.

 
Ya estábamos viviendo en nuestra casa, yo ya tenía siete meses; seguía creciendo y mis padres eran muy felices. Los vecinos nos tenían un gran aprecio, ellos miraban cómo yo crecía a pasos agigantados, ellos sonreían al verme y mi madre me miraba con gran ternura.
Mis padres consiguen montar un negocio de distribuidora de huevos en el pueblo, ya que seguían con sus gallinas en la finca y de esta forma continuaron prosperando cada día más.
 
Un día después de tanto trabajo, mis padres deciden sacar un tiempo de descanso para ir a la finca.
Una tarde en la finca mi padre sentado en su mecedora le dice a mi madre:
-          ¿Te acuerdas cuando jurábamos que íbamos a ser felices?
-          Sí mi amor. Qué lindo es recordar. -le dice mi madre con un gran suspiro.
-          Mira como los niños juegan con Lid.
-          ¡Sí!, era la familia que siempre había soñado.
-          Gracias por ser la mejor madre y esposa del mundo.

 
Mi madre le da un hermoso beso.
Siguen trascurriendo el tiempo y pasan las vacaciones y así decidimos regresar al pueblo a continuar con las labores.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
6
 
 
 
Ya había trascurrido un año y medio desde mi nacimiento.
Mi madre se levanta todos los días a despachar a mis dos hermanos.
-      ¡Gracias mamá! -dice mi hermano Ovidio.
-          Mamá dame un besito y échame la bendición. -dice Duvan,  mi hermano.
Mi mamá se acerca a mi cuna y me ve llorar continuamente, trae el tetero y me calma. Ella me da los juguetes que más me gustan y me voy a jugar al patio.
Mi padre se queda leyendo el periódico, y mi madre se le acerca y se quedan los dos contemplándome y viéndome jugar.
En la tarde llegan del colegio mis hermanos.
Duvan se me acerca y me quita los juguetes, pero mi madre se los quita y me los devuelve para que yo pueda seguir jugando. Pero Duvan seguía quitándome los juguetes, hasta que mi mamá se cansó y regañó a mi hermano. Yo ya no quería seguir jugando.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
7
 
 
 
Pasan unos meses y el vecino toca la puerta de mi casa y le dice a mi madre:
-          En esta navidad estamos anotando todos los niños del barrio para las novenas de aguinaldo, y no queremos que ninguno quede sin su regalo.
 
Llega la navidad y toda la familia llega a casa para reunirse. La familia estaba acostumbrada a todos los 24 de Diciembre darse regalos los unos con los otros. A mí me regalaron un muñeco, disfruté tanto que jugué toda la noche con él y le di por nombre  Juanito. 
 
 

 
 
En la noche me acosté con él, y soñé que corríamos juntos para mirar cuál de los dos llegaba primero a casa. Corríamos y yo caí a un abismo, pero Juanito me sacó de él. Seguimos el camino y había un río que pasamos nadando, seguimos en el bosque y había unos perros, corrimos mucho y al fondo veía mi casa.  Pero el sueño duró muy poquito porque me despertó mi mamá, y mi hermano se reía de mí; pero mi mamá como siempre lo mandó a dormir.
Pasó la navidad y el fin de año. Era otro año más. Yo ya seguía creciendo, ya caminaba y jugaba con mis dos hermanos; mis padres eran más felices.
A mis cuatro años de edad mi madre pensó en entrarme al jardín para que conociera muchos más niños y así empezara a conocer más la vida con sus grandes problemas. Pero el primer día me dio muy duro, yo sólo lloraba y quería quedarme con mi madre, me costó mucho adaptarme al jardín.
Todos los días jugaba con mis hermanitos y jugando me pegué una caída que se oyó el grito hasta nuestra, y mi madre dijo:
-          Ovidio y Duvan ¿por qué dejaron al niño solo?, ¿acaso no quedamos en que los tres estaban juntos?
-          Mami, es que… -dice Ovidio.
-          Pobre niño se aporreó la nariz. -exclamó mi madre.
-          Mami, no vuelve a pasar, se lo prometo. -dice Duvan.
-          ¡Eso espero! ¡Estos muchachitos me van es a sacar las canas, me van es a matar! -dice mi madre medio enojada.
 
Yo me calmé y seguí jugando con mis juguetes, pero había uno en especial, era mi carrito de muchos colores que me había regalado mi papá.
Todos los días yo le pedía a mi mamá que me llevara  a la pieza de los juguetes.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
8
 
 
 
A mi papá le tocó hacer muchos milagros para que mi familia lo tuviera todo, y mi madre todos los días lo esperaba en la ventada al lado mío.
Al entrar a la escuela ya tenía seis años y mi madre estaba feliz. Era mi primer día de escuela, mis hermanos ya eran grandes. Ovidio ya iba para la Universidad y Duvan estaba en 10º Grado, no se daban cuenta lo rápido que crecía y mis juguetes ya estaban quedando a un lado.
 
Al entrar a la escuela, hice rápido muchos amigos y a la vez encontré muchos que me harían daño. Mi mamá me mandó con la lonchera para la escuela con mi vecino Carlitos, que era como otro hermano. Y así trascurrían todos los días, hacíamos las tareas juntos en casa. Pero una profesora nos la tenía montada, hasta que Carlitos le dijo:
-          Profe nosotros somos muy buenos estudiantes, ¿Por qué nos trata así?    
-          Ustedes siempre se creen los más inocentes. – Respondió con enojo.
-          Y usted también se cree la mejor de las profesoras.-Le contesto Carlitos.
-          Bueno, sigamos por favor la clase que aquí vinimos fue a estudiar, y no vamos a perder la clase por culpa de ustedes dos.
 
Y así me di cuenta que había encontrado un buen amigo y hermano hasta quinto grado de escuela. Así fue como nos hicimos grandes amigos, en todos los eventos que se nos presentaban en la escuela, nos defendíamos el uno al otro.
Ya faltaban pocos días para pasar al colegio, y yo no quería que el destino nos separara a Carlitos y a mí. Era mi amigo incondicional y no lo quería perder.  
Llegó el día en que nos graduábamos de la escuela, y mis padres habían pagado el diploma a la directora de grupo, y no me lo entregaron porque a la profesora se le había olvidado anotarme. Todos salieron con su diploma menos yo, lo cual me puso muy triste.
Mis papás sabían que nos iba a dar muy duro a mi amigo y a mí tenernos que separar. A Carlitos se lo llevaron del país, y yo quedé muy triste, no sabía qué iba a pasar en el colegio, era muy duro para mi conocer nuevos amigos y profesores. 
-          “No sé cómo me va a ir en el colegio, sé que va a ser muy duro, pero también sé que voy a tener muchas experiencias bonitas” -pensaba para mí.
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
9
 
 
 
Y mi mamá me llama todos los días:
-          Mi vida levántate que te va a coger la tarde para ir al colegio.
-          Ya voy mamá. -le respondía entredormido.
-          Tú vas a ser el mejor del colegio.
-          Mami, tú sabes que yo haré lo mejor posible.
-          ¡Aprende mucho en tu colegio!
 
Mi madre no sabía que el colegio iba a ser muy duro para mí, porque el estudio era difícil y entendía poco.  
En especial me encontré con una profesora que era la peor.
Empecé el desafío en el colegio, día tras día iba mejorando, pero aquella profesora no me quería ni poco, porque yo era muy cansón; pero un día en clase le dije:
-          Profe, usted sí es la más matadora.
-          Lid, le dije que no me distraiga la clase -dijo la maestra.
-          Profe, ¡no me grite!
-          Niño maleducado. – Me dijo.
-          A mí me han educado muy bien. - Respondí desafiante.
-          Entonces no me conteste. terminó por decir.
Seguía pasando día tras día en el colegio y conocí una niña llamada Keisy. Todos los días me la encontraba en el colegio, esa niña era hermosa, era mi primer amor.
Hasta que un día me habló:
-          ¡Hola Lid! ¿vas para clase?
-           Sí, me toca la profe que a la que no le entiendo un carajo. – le comenté con disgusto.
-          Tú sabes que ni los profesores se entienden ellos mismos. – me dijo consoladoramente.
-          Tú estás muy linda hoy. – cambié de tema.
-          ¡Gracias! Tú también. – sonrojada me contestó.
 
Pasaba el tiempo y yo me enamoraba más, para ella yo también  era su primer amor. Los dos no sabíamos cómo decírselo a los compañeros. Ella era muy tímida y yo era lo contrario a ella. Hasta que un día le dije a los compañeros que ella era mi novia. Era lo más lindo que me había pasado.
Regresé a mi casa y mi madre me estaba esperando, me preguntó que cómo me estaba yendo en el colegio, y yo le respondí:
-          Mami, he encontrado mi primer amor.
Mi madre con una sonrisa me coge en un gran abrazo.
-          Es lo más lindo que me ha pasado. -le dije.
-           ¿Cómo la conociste? -pregunta mi madre.
-          Mami, en el colegio. Es una niña encantadora, nunca había sentido lo que estoy sintiendo por esa niña.
-          Lid, tú no tienes experiencia en el amor, yo a ti te quiero mucho y no quiero verte sufrir.
-          Mami, yo solo voy a conocerla, no más.
-          Mi Lid, yo veré, no vaya a ser….
 
Yo seguí con mis estudios y mi novia, llegando así a 7º grado, ya para mí era mucho tiempo con esa niña y empezaron las peleas. Ella dijo que no quería volver a verme, y yo le respondí:
-          Yo a ti te quiero.
-          ¡No más! ¡Basta!, ¡hasta aquí llega! -dijo ella enojada.
-          Sólo somos dos niños ¿para qué pelear?
-          ¿Sabes? Es la primera vez que me enamoro… y pasarán muchos años para volver a enamorarme.- me dijo.
-          Tú, a pesar de ser una niña, te quiero.
-          Lid, me duele en el alma, pero yo ya no te quiero. Conocí a otro niño.
-          ¡Pero qué niño! si yo tenía muchos sueños contigo.
-          No puedo seguir más con esto.
-          ¡Ah, sí! Es el mismo que yo conozco.
-          ¡No! es otro niño.
-          ¡Ya basta! No quiero volver a verte, vete con él. ¡No vuelvas a buscarme! -le dije demasiado enojado.
Salí corriendo con lágrimas en mis ojos por todo el colegio, no quería volver a verla. Me senté, traté de respirar y a los pocos minutos la vi a ella con el otro niño. Juré no volver a enamorarme.
Se me acercó un compañero y se puso a reír porque yo estaba llorando, me levanté y le grité:
-          ¡No me moleste!
Y así terminó todo lo que había empezado.    
Llegué a mi casa y mi madre me vio llorando y me dijo:
-          Yo te dije que eras muy niño para enamorarte.
-          ¡Mami! pero esa niña era muy linda, incluso cuando la conocí en el colegio ella me dijo que me iba a querer toda la vida. Y yo pensé que eso iba a pasar, pero todo era un cuento de niños. Uno es un chico que ni siquiera sabe que es amor,  ni siquiera era amor era una amistad de dos niños. Ella me llegó a dar el primer beso, ella quería tener su primera aventura y lo logró, ya se enamoró de otro niño. ¿y a eso sí se le puede llamar amor?
-          Ya sabes Lid, tú sólo eres un niño y no tienes necesidad de enamorarte, ni siquiera sabes qué es eso. Tienes que madurar mucho más.   
-          Mami, lo tendré siempre presente.
 
Ya estaba en 8º grado, y mi madre y yo teníamos mucho en común. En el colegio donde estudiaba, los profesores ya me querían mucho, pero mi papá quería que me cambiaran de colegio. Él decía que yo no estaba bien cada vez que veía a Keisy. Y en realidad sí que tenía la razón.
Mi papá empezó a enfermarse y enfermarse, y mi mamá y yo nos dedicamos a su cuidado.
Yo le pregunté  a mi papá:
-          ¿Qué tienes?  
-          Me siento muy mal desde hace días.
-          ¿Quieres que te llevemos al hospital?
-          Sí hijo. Llama a tu mamá.
Al llegar al hospital el médico dijo que no nos preocupáramos, sólo era una fiebre, pasaría rápido.
Mi madre y yo éramos muy unidos, nos preocupábamos mucho al ver a mi papá mal. Yo me fui para una pieza de mi casa a pedirle a Dios por la salud de mi padre.
Mi padre le dice a mi madre:
-          Tranquilos no se preocupen, fueron unos días de lluvia, pero rápido me pasará.
-          José, tienes que cuidarte.
-          Para mañana estaré bien.
-          Así será.
Todo vuelve a la normalidad y pasa el susto.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Las vacaciones
10
 
 
 
En una reunión en casa, mi padre nos dice que próximamente serán las vacaciones y necesitábamos un descanso.
Nos fuimos para un camping en un lugar muy hermoso, nos quedamos asombrados al ver esas montañas y comenzamos a armar el campamento. Al lado, había un río en el cual nos bañábamos, pero a mí no me gustaba, me daba mucho miedo del agua.
Me acerqué a la orilla del río, agaché la cabeza y mi padre me cogió y me tiró, yo caí al fondo del agua y a los pocos segundos salí y mis hermanos se reían de mí. Mi madre me tiende la mano y me saca del agua  y muy enojada le dice a mi padre:
-          ¿Por qué le haces esa broma a Lid? Tú sabes que él le teme al agua.
-          Por eso mismo, para que quite el miedo.
-          Pero esa no es la forma correcta de hacerlo.
-          Sí, es verdad. Sólo fue un momento de diversión, además yo sabía que no le pasaría nada; de todas maneras no volver a suceder.
-          Eso espero.
Llegó la noche y prendimos la fogata, nos pusimos a contemplar el cielo, parecía lleno de farolitos, era un cielo con muchas estrellas, ya estábamos cansados y nos fuimos a dormir hasta el día siguiente.
Llega el amanecer y mis hermanos querían regresar a la casa, pero mis padres y yo estábamos muy contentos.
Decidimos quedarnos otro par de días ya que mis padres decían que uno no sabe hasta cuándo va a volver a tener vacaciones y menos en familia.
Fueron las mejores vacaciones que tuve, podía ver a toda mi familia muy unida,  además teníamos mucho tiempo para compartir y disfrutar.
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
11
 
 
 
Mi madre cada día que pasaba pensaba en nosotros, era una madre excelente y solo quería lo mejor. Quería que cuando creciéramos todos fuéramos profesionales.
Mis hermanos y yo  éramos muy unidos, nos contábamos lo que nos pasaba y uno de ellos, el mayor, Ovidio, estaba muy aburrido por el estudio. Mi madre estaba escuchándonos y le dijo que se pusiera las pilas que él era muy buen estudiante.
Ovidio no quería defraudarla y le dijo que le iba a meter todas las pilas a las clases. Él sabía que ya no era lo mismo que en el colegio, ya estaba muy grande para los actos de niño que él hacía.
Mi madre nos regañó diciéndonos:
-          Vayan a dormir, no quiero que sigan hablando. Mañana hay que madrugar y se va a despertar su papá. 
Al día siguiente me cogió la tarde y me dejó el trasporte, se volvió un sacrifico llegar. Enseguida, salí corriendo a coger un bus, él me dejó en cierta parte, de allí caminé y caminé hasta que cogí un  taxi para poder llegar a clase.   
Llegué al colegio un poco tarde, pero el profesor que nos tocaba era muy comprensible. Le explique lo sucedido y entré a clase.
 
Al llegar a casa le dije a mi madre:
-          Eres la mejor mamá del mundo.
-          Y tú eres el mejor hijo.
-          Madre, yo soy insoportable, nadie me aguanta, pero sea como sea yo a ti te quiero. Mami el día que me faltes yo me iré contigo.
-          Yo siempre estaré a tu lado.
-          Eres el mejor ángel que tengo a mi lado.
-          Y tú eres la que siempre me cuida. Hoy llegué tarde al colegio, pero me fue muy bien en las clases.
-          Eso está muy bien, pero recuerda que debes ser responsable y no llegar tarde.
 
Al día siguiente mi madre quiere hacer una fiesta para todos sus hijos sin que nadie lo sepa, solamente mi papá.
Mi padre emocionado se va a comprar todo para la fiesta, invita a la familia y vecinos. Mi madre empezó a decorar la casa y preparar la comida; en pocas horas la casa quedó hermosa. Era una fiesta sorpresa, faltaban pocos minutos para que llegáramos.
Cuando íbamos a abrir la puerta notamos que estaba entreabierta, así que decidimos entrar los tres juntos y la luz estaba apagada. Llegamos a la mitad de la sala y nos cogimos de la mano, no sabíamos que sucedía, notábamos algo raro porque casi siempre había alguien en la casa. Cuando  mi madre prende la luz y grita:
-          ¡Sorpresa!
Nosotros nos asustamos al ver tantas bombas y a los pocos minutos nos dimos cuenta que era una fiesta. Empezamos a divertirnos y a jugar. Y mi madre nos contó que a ella le acostumbraban hacerle ese tipo de fiestas. Todos festejaban y me acordé cuando mi madre me regaló mi primer muñeco, Juanito.
No parábamos de divertirnos, ese momento era especial. Mi madre nos contó que cuando niña, prometió que a los hijos que tuviera siempre les daría ese tipo de fiestas.
Yo era emocionado poniendo la música que me gustaba, era muy cansón, a todo el que me diera papaya se la montaba. A mi hermano Ovidio  cuando se iba a sentar le corría la silla para que se cayera, al otro hermano no lo dejaba ni hablar a pesar de que eran mayores que yo.
Mi padre me regañaba mucho, pero a mí no me importaba, lo único que me interesaba era que mis hermanos hicieran el ridículo.
-          Mami, que fiesta tan rica. -le dije a mi madre.
-          Cuando yo era niña mi mamá me las hacía. -respondió mi madre.
-          Gracias por esta fiesta.
-          ¡Pero por favor no le hagas bromas a tus hermanos!
-          Mamá yo hago lo posible, pero me gusta, me encanta.
-          Tú ya estás muy grande, tienes que aprender a respetar a tus hermanos.
-          Si yo los respeto.
-          Entonces ¿porque los molestas tanto?
-          Mami, es que no soy capaz de contenerme.
-          Lid, tienes que cambiar.
-          Está bien.
 
Paso la fiesta y todos se acostaron. Mi mamá me empezó a cantar canciones, a mí me daba mucho miedo de la noche y no quería que me dejara solo. Ella esperó a que yo me durmiera y mi padre se acercó y le dijo que yo ya estaba muy grandecito, pero mi mamá no quería que yo me sintiera solo, ella no se despegó de mí hasta que me dormí.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Las travesuras
12
 
 
 
Pasaron los días y los meses y yo llegué a 9º el más, el más importante; donde iban a pasar tantas y tantas experiencias. Había crecido, ya ni mi madre era capaz de manejarme.
Yo estudiaba en un colegio público, donde todos los alumnos escogían una técnica y yo quería ser un arquitectico, un gran, pero muy gran arquitecto. Mi mamá me animaba mucho. Ella me llevó al colegio el primer día, yo ya llevaba cuatro años con los mismos compañeros, tenía mi grupo de amigos para hacer mis travesuras, y todos me decían que esto iba a ser inolvidable. 
Llegué al colegio y saludé al celador, entré y me encontré con todos los compañeros.
Nos reunimos en la sala múltiple, y el rector empezó a decir quién iba  a hacer el director de grupo, todos querían el mismo del año pasado. Pero como era el primer día, yo me escapé y me volé con dos amigos del colegio.
Nos fuimos para la finca de un compañero, el primer día no hay nada para hacer, mis amigos eran muy malos concejeros. Uno de ellos me contó que en la casa siempre se vivía lo mismo. Por eso a veces hay que hacer nuevas aventuras inesperadas para que no sea siempre lo mismo.
Nos pusimos a montar caballo y después nos montamos en la copa de los árboles, nos bañamos en una poceta que ni mejor seguir contando.
Le dije a uno de mis compañeros:
-          ¡Qué le vamos a decir a nuestros padres, mira como nos volvimos!
-           No sé. Algo les inventaremos. Dijo mi amigo
-           Ustedes sí. Miren dónde resultamos y nos volamos del colegio   
-          El primer día no nos vamos a perder de nada.
-          ¡Nada!. Mi mamá piensa que yo estoy juicioso, y ahora que le voy a decir- les respondí.
Llega la tarde y yo no he regresado a casa, mi mamá empieza a preocuparse y llama al colegio, y le dicen que yo estuve en la mañana y después nadie volvió a verme.
Pasadas las horas toqué la puerta de mi casa y mi madre abrió la puerta muy asombrada y me dijo:
-          ¿Por qué te demoraste tanto?
-          Mami, es que en el colegio nos demoraron mucho.
-          Por favor Lid, tú sabes que yo a ti te conozco muy bien.
-          Mami ¿no me crees?
-           Yo llamé al colegio y me dijeron que solo en la mañana te habían visto. ¿para dónde te escapaste?
-          Lo que pasa es que era el primer día, y no había nada que hacer allá.
-          No importa, tú fuiste a estudiar y tienes que ser responsable, para eso tu padre y yo nos matamos tanto trabajando.
-          Mami, unos amigos me dijeron que nos escapáramos.
-          Y ¿qué son ese tipo de amigos?
-          Yo no vuelvo a hacerlo.
-          Eso espero, tú eres muy juicioso.
-          Te juro que no vuelvo a hacerlo, además mamá es el primer día y punto.
Sin saber mi madre que mis amigos me inducían a hacer cosas que no eran muy buenas que digamos. Mi padre todo preocupado al verme, sentado viendo televisión me dijo:
-          ¿Por qué te demoraste tanto?
Y yo no le quise contestar.  
Y mi madre le dice que en el colegio me habían demorado. Ella siempre me exoneraba de las cosas que hacía, sabía que si le decía algo a mi padre siempre se armaba la grande, entonces no hubo ningún problema.
Yo le agradecí a mi mamá por salvarme de esta, pero ella me contestó:
-          No sé hasta cuando te seguiré con tus cosas fuera del colegio.
-          ¿Por qué me salvas de tantos regaños de mi papá?- le pregunté. 
-          Porque te quiero y no quiero que te castiguen.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
13
 
 
 
 Yo me voy para la pieza y empiezo a organizarla. Encuentro debajo de la cama un juego que hacía rato no jugaba, y prendí el aparato, al lado de la cama estaba Ovidio y me preguntó que cómo me fue en mi primer día de colegio, y yo con voz baja y una carcajada le dije:
-      Me fue muy bien, tanto así que ni siguiera fui a estudiar.
-      Así nunca vas a terminar tu bachillerato. -me dijo.
-      Es muy fácil estudiar, además hoy no hicimos nada.
-      ¿Sí..?, y si es tan fácil entonces ¿por qué no estudias?
-      Porque no quería estar hoy en clases.
-      Tú sabes si haces bien o haces mal, eso a mí no me importa.
-      No me interesa que te importe.
 
Yo me levanté y me fui a abrir la ventana, miré hacia afuera y se largó una lluvia impresionante. Mejor cerré la ventana y me fui a dormir.  A los pocos minutos me dormí y comencé a soñar con varios amigos del colegio, acordándome cuando conocí aquella chica y todos mis amigos me la querían quitar, yo corría con ella por toda la ciudad en un carro negro a 200kilometros por hora, ella me daba besos y yo no paraba de acelerar. Mis amigos en una moto me perseguían, la policía empezó a seguirnos, pero mis amigos se escaparon. Ya la policía iba detrás de mí, yo aceleraba, más al fondo se veía un inmenso mar, la policía ya me estaba alcanzando y se acabó la carretera, caí al fondo del mar con la chica.
           

 
En ese momento desperté gritando ¡mamá, mamá! Y ella abrió la puerta y me dijo:
-      ¿Por qué gritas?  Es solo un sueño.
-       Mami, tuve un sueño impresionante.
-      ¿Qué soñaste?
-      No fue nada, tranquila ve y duerme.
-      ¿Seguro que no fue nada?
-      No te preocupes, solo fue un sueño y ya. 
-      Que descanses mi amor.
Nos quedamos todos dormidos y al día siguiente todo vuelve a la normalidad.
Me fui para el colegio y conocí a un compañero que llegó nuevo y me hice una pregunta ¿a qué vine yo a este colegio?, yo no sabía que iba a ser, si iba a estudiar en la universidad o iba a trabajar, ¿por qué a ese niño lo mandaron al colegio? ¿Qué pensaran los padres al traerlo aquí? Y yo le hice una pregunta aquel niño:
-      ¿Oye tu eres nuevo en el colegio?
-      Sí -respondió el.
-      ¿Por qué entraste? ¿Tú no eres de este pueblo?
-      No. Mis padres se tuvieron que mudar acá.
-      Sabes que en este colegio es duro estudiar,  y más cuando eres nuevo.
-      En mi colegio nos exigían mucho, me imagino que aquí también.
-      Oye. Lo que necesites, pregúntame.
-      Gracias. Lo haré si lo llego a necesitar.
 
Yo conocí un nuevo amigo, y así aprendí los valores del colegio.
El niño al salir del colegio lo recogieron sus padres, se notaba que tenía una familia muy unida. Lo llamé y le dije:
-      ¿Quieres venir al cumpleaños de mi madre que es mañana?
-       Sí, y ¿puedo llevar a mis padres? -me pregunto él.
-      Sí, por supuesto. Mañana los espero.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
14
 
 
 
Eran las 7am y yo me levanté sin que nadie me escuchara, abrí la puerta de la pieza de mi madre, me puse al lado de su cabecera y le grite:
-      ¡Feliz cumpleaños! Te quiero mucho.
Mis padres se levantaron muy asustados, y yo repetí ¡feliz cumpleaños! Ella me mira con mucha alegría y me da un beso.
Salí de la pieza, me fui para donde mis dos hermanos, los desperté y les dije que se levantaran que era el día del cumpleaños de nuestra madre.
Ellos se levantaron y me preguntaron:
-      ¿Qué vamos  a hacerle?
-      Vamos a preparar una fiesta para mamá. Hay que movernos porque el tiempo corre.
Salimos todos a poner las bombas, a colgar la piñata, mi padre sale a comprar lo que hacía falta. Empiezan a llegar los invitados, en especial mucha gente que quiere a mi mamá. Llegaron los mariachis que mi papá había contratado, mi madre emocionada coge a mi padre y empieza a cantar con los mariachis. Nosotros nos alegramos al ver contenta a mi mamá.
Estaba toda la familia reunida, todos estábamos contentos al ver que llegaban los padres de mi nuevo compañero de colegio. Yo se los presento a mi mamá  y le digo:
-      Mami, este es el nuevo amiguito que conocí en el colegio. Entonces los quise invitar a tu fiesta.
Los llevé a la mesa para que se sentaran y conocieran mi casa Al ver mi pieza se conmueve y me pregunta mi compañero:
-      ¿Qué son todos esos juguetes y cuantas cosas tienes? A mí nunca me tuvieron tantos juguetes, además se nota que tu madre te quiere mucho.
-      Mis padres me quieren mucho, tanto así que si llega  a faltar mi madre yo no sé qué haría, la quiero demasiado y le tengo un apego extraordinario.
Volvimos a bajar a la fiesta, dejé a mi compañero con sus padres y me fui para donde mi madre, pero como siempre salgo corriendo al equipo a poner la canción que tanto le ha gustado. Le puse todo el volumen, y todos los invitados voltearon a mirarme; cuando mi madre se dio cuenta de que le puse su canción, mi padre se puso muy contento y todos comenzaron a bailar. Y así todos continuaron bailando hasta que se acabó la fiesta.
Todos se empezaron a despedir, empezamos a limpiar la casa. Cuando nos dimos cuenta, mis padres estaban cogidos de copas, nosotros nos despedimos de ellos y los dejamos solos. Mis padres siguieron tomándose unos tragos,  sin darse cuenta de que todos ya estábamos dormidos; pero mi madre no era capaz de dormirse. Y le dijo a mi padre:
-      Que hermosos mis hijos como me hicieron la fiesta.
Se pusieron a contemplar la noche y se acordaban cuando fueron a la playa en su luna de miel. Y mi madre le pregunta:
-      ¿Te acuerdas de esos tiempos?
-      ¡Sí!. Me acuerdo de ese beso que te di. Era maravilloso, y mira cómo corre el tiempo, ahora estamos aquí acostados, con un hogar y una familia por qué luchar.
-      Sí mijo, y todavía tenemos mucho por hacer.
Suena el teléfono y se despierta mi mamá. Corre y contesta, era una amiga que quería felicitarla por la familia tan linda que tiene.
 
Al día siguiente, cogí el trasporte para irme al colegio, pero me cogió la tarde y el coordinador de disciplina no me dejó entrar. Y para que no me regañaran me fui al aeropuerto a ver volar los aviones: me encantaba ver volar aquellos aviones tan grandes.
Trascurrieron unas horas y todavía seguía contemplando uno a uno los aviones, pero me canse de estar ahí; decidí irme para donde mi abuela y ella me preguntan:
-      ¿Por qué hoy no estás estudiando?
-      Cuando llegué al colegio no me dejaron entrar. Y no quería que mi mamá se preocupara entonces decidí ir al aeropuerto.
-      Debemos llamar a tu madre.
-      Llámala pero no le digas que me cogió la tarde sino que no hubo clase.
-      Pero tú sabes que del colegio la van a llamar y se dará cuenta.
-      ¡No abuelita! Por favor, me regañarán.
-      Lid, es mejor decir la verdad.
-      Abuelita, mejor no llame. Yo ya me voy para la casa y así no tendrá que llamarla.
-      Está bien, vete juicioso. Trata de llegar a la misma hora de siempre.
-      Tranquila allí estaré. Pero no la llames por favor.
 
Al ir caminando a la casa se larga un aguacero y me mojo todo. Al llegar a casa me abren la puerta y entro corriendo para que no me pregunten nada. Mi mamá me pasa la toalla, ya estaba preocupada y me dice:
-          ¿Por qué llegas tarde?
-          Salimos hoy más tarde, por eso me demoré un poquito. 
Subí a la alcoba y me coloqué el pijama, y comencé a pensar… qué madre la que tengo, ella me quiere tanto. Por eso nunca le fallaré, aunque me comporte mal, pero si llega a faltar no sé qué pasaría con mi vida, ella lo es todo para mí. Solo le pido a Dios  que nunca me la quite, bajaré y trataré de decirle la verdad.
-          Mami, llegué tarde al colegio y decidí irme para donde la abuelita. No quiero decirte mentiras.
-          Lid, tú sabes que siempre debes decirme la verdad. ¡Por Dios bendito! Niño, eres parte de mí y de todos tus hermanos; tu padre a ti te quiere mucho, quiere que seas el mejor cuando seas mayor -dice mi madre.
-          Mami, ¿y tú me quieres?
-          Sí. Yo a ti te quiero y mucho más.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
15
 
 
 
Es vacaciones y planeamos entre todos organizar la casa. Yo como siempre siendo el más animado, me levanto temprano a organizar la pieza; y al empezar encuentro en el ropero un disfraz de Batman y me acuerdo de la fiesta de Hallowen que hicimos en la escuela con mis compañeros. ¡Este  disfraz si me trajo muchas alegrías! Con este fue que me gané el concurso en la escuela, ¡qué lindo ese año! Fue donde conocí mi mejor amiga de mi niñez.
 
Al terminar de organizar mi pieza, me dirigí al sótano ¡que oscuro estaba! Pero yo era un niño muy valiente así que decidí entrar. Al fondo se encontraba un gran baúl, el cual hacía tiempo no veía, me acerqué y lo abrí. Empecé a sacar cosa por cosa y me encontré un regalo que me había dado mi madre y nunca lo había utilizado, lo había guardado con mucho amor porque era un regalo muy especial. Lo seguiré guardando toda mi vida y nunca lo regalaré, así cumpla 100 años, siempre lo tendré dentro de este baúl y a nadie se lo mostraré.
 
Luego del almuerzo decidimos entre mis hermanos organizar el jardín. Empezamos a abrir huecos en la tierra para sembrar nuevas flores. Mi mamá se asomó por la ventana y al vernos tan juiciosos decidió bajar con mi padre a colaborarnos. Entre todos plantamos varias flores para que se viera el jardín de muchos colores. Al terminar sacamos la manguera y en vez de remojar las plantas terminamos haciendo una guerra de agua.
 
Llegó la noche y decidimos hacer una fogata para descansar y relajarnos después de tan largo trabajo.
 
 

 
Yo ya era un joven que sabía qué quería en la vida, estaba entredormido cuando escucho una voz que decía:
 
-          Lid. ¿Dónde estás? Baja rápido a desayunar.
-          Ya voy madre, estoy organizando la cama.
 
Mi otro hermano Duvan, también me grita:
-          Baja rápido hermano, por favor.
 
Al ver que no bajaba y siempre era el último en bajar, mi hermano Ovidio también me grita diciendo:
 
-          Lid, vamos a desayunar, siempre te quedas de último.
 
Cuando bajé, mi padre me dice:
-          Mijo, todos te estábamos esperando. ¿Por qué te demoras tanto?   
-          Ya..., ya... Aquí estoy, tranquilos. Los quiero mucho.- exclamé.
-          Y... a propósito ¿Qué vamos a hacer hoy en la casa?- pregunté.
-          No te preocupes por eso Lid, hoy vamos a empezar  a pintar la casa, traje todo lo que se necesita.-me responde mi  padre.
Cogí la pintura ya organizada y me fui para el segundo piso y empecé a pintar el balcón. Cuando sonó el teléfono. Era mi amigo preguntándome:
-           ¿Para adónde vamos hoy?
-          Estoy ocupado no puedo salir; estoy pintando la casa.
-          Si quieres, más tarde te recojo- insistía mi amigo. 
-          Está bien, pediré permiso.
-          Te recojo en dos horas.
-          ¡Este pelado hombre! Y… ¿para adónde vamos?
-          Para el circo.
-           Listo, te espero
 

 
 
 
Llega mi amigo y nos vamos para el circo, sin saber lo que nos esperaba. Era la primera vez que yo iba  a uno de ellos.
Entramos y antes de comenzar la función, sale una persona explicando lo que iba a suceder dentro de pocos instantes. Y yo con una desesperación de saber que iba  a pasar.
Al empezar la función, había una niña hermosa a mi lado que no me dejaba concentrar, por su belleza. A los pocos minutos se le cae la cámara, yo se la recojo y se la entrego. La niña al ver mi amabilidad me pregunta mi nombre. Yo emocionado se lo digo y le pregunto el de ella; a los pocos minutos ya éramos amigos. Nos concentramos juntos en la función.
Pasa un hombre en un caballo saltando y haciendo malabares. La niña y yo nos volvemos a mirar y sonreímos. Yo le pregunte:
-          ¿Dónde vives?
-          A unas pocas cuadras del circo.
-          ¿Podemos volver a vernos?
-          Sí.
-          ¿Puede ser mañana?
-          Mañana me iré con mis padres a una finca.
-          ¿Cuándo nos volveremos a ver?
-          En ocho días vuelvo, entonces podrás ir a visitarme.
-          Con todo gusto esperaré los ocho días.
 
Termina la función del circo y yo me devuelvo para la casa con una nueva amiga. Tan pronto me abre la puerta mi madre le digo muy entusiasmado:
-          Madre he conocido a una nueva persona.
-          ¡Qué rico!, tráela para conocerla.-me dice entusiasmada mi madre.
-          Por supuesto, pero en unos días porque ella saldrá de la ciudad.
Yo seguía impaciente esperando los días para volver a ver la niña que había conocido.  Me sentaba junto a la ventana noche tras noche esperando el día. 
El día antes llamé a la casa para ver si ya había llegado, pero nada.
Me puse hablar con Ovidio y le pregunté:
-          ¿Te has enamorado?
-          Sí. Muchas veces.
-          Y ¿Cómo te ha ido?
-          Hay que sufrir mucho.
-          No importa. Esa niña es muy linda y me voy  a arriesgar.
-          Eso está bien Lid.
 
Al día siguiente, volví a llamar y me contesta ella:
-          ¿Con quién hablo?- pregunté.
-          Con Isa.
-          Hola. ¿Cómo te fue en la finca? ¿Te divertiste?
-          Sí, estuve con mis padres.
-          Casi no vuelves, no veía la hora.
-          Yo también estaba esperando con ansias volver a hablar contigo.
-          ¿Cuándo nos vemos? Quiero verte.
-          Si quieres vienes a mi casa en la tarde y nos vemos una película.
-          A las tres de la tarde estaré en tu casa y llevaré la película.
-          Está bien. Trae una de comedia que me encanta reírme
-          Listo está bien, en un rato nos vemos.
-          Chao.
Empecé a arreglarme para esa niña hermosa. Busqué en el armario la mejor ropa, me eché la colonia de mi hermano, me puse los mejores zapatos y salí para la casa de Isa, mi padre me llevó en su carro.
Pero a pocos minutos de llegar se le pinchó una llanta al carro y comenzó a llover. Yo desesperado, me salí del carro a cambiar la llanta, pero cuando menos pensé estaba emparamado. Pero eso no impediría que viera a Isa. Me monté de nuevo al carro para llegar a la casa de Isa. Al llegar, mi padre se despide  y me dice que en la noche vuelve y me recoge.
Al tocar el timbre, el papá de Isa abre la puerta y muy educado me pregunta:
-          ¿A quién buscas?
-          A Isa
-          Ya te la llamo.
Con mucha pena me hacen seguir a la sala y sentarme en la sala mientras baja Isa. Al mirar las escalas, yo veo que baja una niña hermosa con un vestido estupendo, no podía creer qué tan hermosa era ella. Cuando me quedo pensando en si sería mi novia… ¿Cómo fueran nuestros hijos? Cuando ella me da un beso en la mejilla me despierto de mi sueño y me sonrojo.
Se sienta al lado mío y me coge de la mano, y le dice a sus padres que vamos a ir al parque y no nos demoraremos.
Al llegar al parque nos sentamos, y un señor vendiendo helados se nos arrima y nos dice que hacíamos muy bonita pareja, nos vende unos helados y se va. Yo emocionado le pido un beso, y ella sonrojada y tímida, me dice que cierre los ojos y me da el primer beso, me agarra con sus brazos y me aprieta fuertemente, y seguimos con el beso que duró varios segundos. A los pocos minutos se larga de nuevo un aguacero y salimos corriendo para la casa, pero de todos modos nos mojamos.
Abre la puerta el padre de Isa y nos sirve un café y trae unas toallas para secarnos. La película queda para después, ya era muy tarde y mi padre no tardaba en llegar.
Al llegar a casa mi madre me pregunta:
-          ¿Cómo te fue?
-          Muy bien madre. Tengo novia hace unas pocas horas. Salí con una niña muy linda y se nos dieron las cosas.
-          ¡Mijo! Lid, está enamorado.-le dice mi madre muy contenta a mi padre.
Mi padre no sabía qué decir. Se me acerca, me mira a los ojos y me dice con una voz de poeta:
-          Hijo, me acuerdo cuando conocí a tu mamá, creo que tú sientes lo mismo.
-          Sí, así pasó. Fue muy lindo ese momento, siento como suena mi corazón por dentro, a mil y mil por segundo; es impresionante lo que siento en este momento. -le dije a mi padre.
Mi padre  se sienta en el sofá y seguimos hablando.
A los pocos días, volví a invitar a salir a Isa, y nos fuimos con sus padres a un parque de diversiones que había llegado. Isa me dice que llame a mis padres y les avise que hoy nos demoraremos un poco más.   Mi padre no quería pero accedió ya que me encontraba con los padres de ella. Les di las gracias a mis padres por dejarme quedar otro rato, y continúe disfrutando del parque.
 

 
En uno de los juegos, competí con el padre de Isa. Él no podía creer qué tan listo era para los juegos, así que le gané.
Me fui y me senté al lado de Isa y le di un beso diciéndole:
-          No pensé que iba a conocer tan joven a una niña tan linda.
Ella con una sonrisa me dio un gran abrazo. La cogí de su brazo  y nos fuimos a comer un helado, por supuesto de chocolate, era su favorito. Pero sus padres nos sacaron de nuestro mundo diciendo:
-          ¡Niños, vamos ya!
-          Ya vamos. -contestamos.
Isa se dirige a su padre y le dice:
-          Papi, espera. Vamos a otro juego, todavía es temprano.
Yo contento al estar con Isa, no quería que terminara la tarde. En pocos días me había ganado  el corazón de ella.
Pero los papás ya estaban cansados, así que regresamos a casa con una emoción, pero a la vez con una tristeza porque yo quería seguir jugando.
El padre de Isa me lleva a casa porque era un poco tarde. Luego de  presentarles  a mis padres, él se regresa para su casa.
Voy a mi pieza y me pongo a jugar esperando dormirme  y empezaba  a dar muchas vueltas en mi cabeza. No sé… me daría mucho miedo si me enamorara de ella y ella se olvidara de mí. Me pregunto si mi papá y mi mamá se enamoraron así de fácil y si cuando llegara a mi mayoría de edad pudiera casarme y tener hijos así como ellos.
Me da tantas vueltas la cabeza, es que ella me ha movido mucho mi corazón, hace que yo pierda la cabeza, porque yo todavía estoy muy joven y es difícil enamorarse de la primera mujer. Y… ¿Si conociera a otra niña y dejara de querer a Isa? No sé si sería capaz de vivir fuera de mi casa. Sé que algún día mis padres me dirán que ya soy mayor y me tendré que ir, entonces debo conocer una mujer para hacer mi hogar. Será que… ¿A todos los jóvenes como yo les pasan tantas cosas? ¡Dios! el amor es lindo, pero hay que saberlo llevar. En fin, no le voy a dar más vueltas a ese asunto, dejaré que la vida siga y no me voy a preocupar por nada, trataré de llevarla como me sucedan las cosas. Yo sé que lo que escoja en mi vida mis padres me apoyarán, mejor seguiré estudiando y no voy a pensar más, esa niña me encanta y ya.   
A los pocos días Isa va a mi casa y me cuenta que a su padre lo han trasladado a otro país y que deben partir esa misma tarde.
Yo estaba muy triste por la noticia, pero más triste estaba porque no era capaz de despedirme de ella, eran tantos sueños e ilusiones que había construido en mi mente y en mis sueños con ella que era para mí muy difícil aceptarlo, además no me gustaban las despedidas. Así que decidí irme esa tarde para el parque que estaba cerca a su casa y verla de lejos como se marchaba.
Me costó mucho olvidarla, es mas creo que aun la llevo en mi mente y corazón.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
16
 
 
 
Pasan los días y llego al grado 10º, un año de muchas pero muchas cosas que iban a suceder. Ya no era aquel niño que jugaba, ahora ya era un joven. Llegué al colegio y todos mis compañeros eran muy grandes, unos ya con barba, otros parecían como si fueran unos viejos con barriga, éramos ya grandes.
Todos nos saludábamos, comentábamos sobre lo cambiados que estábamos, en fin, seguimos todos comentando. Empezamos a ver los profesores con las diferentes materias: ya había física y química, dos materias que nunca habíamos visto. Yo me preguntaba como serian de difíciles, ¿Será que la profesora que nos toque nos enseñará bien? pero el profesor que nos tocó de física era más enredado que un tartamudo. Lo que empezaron a hacer los muchachos fue a gozar con esa materia, nos íbamos para el taller de física a hacer inventos, hicimos y desasimos el primer día.
 Tuvimos muchas pruebas, pero el profesor enseñaba a su manera  y a nosotros nos tocaba irnos ayudando con talleres y libros, para poder entender mejor.
 
Ya era marzo y yo quería salirme del colegio, no me interesaba nada, solo quería estar en la calle con mis amigos. Mi mamá se preocupaba mucho por mí  y todos los días me decía que por favor no me fuera a salir del colegio, para ella era muy importante que yo estudiara.
 Me puse a discutir con mis padres logrando así irme de la casa. Era muy triste para mí, sabía que iban a sufrir mucho, pero solo pasaron unos días para yo volver.
 Al regresar a casa  le dije a mi madre:
-          No soy capaz de hacerte sufrir, discúlpame, no quería que ni tú ni papá se pusieran tristes. Mañana mismo volveré  a clase.
 
-          Mi niño por favor quiero que salgas del colegio con cartón en la mano y estudiando en la universidad. Tú naciste para cosas grandes. -me dice mi madre dándome un beso.  
 
 
-          Mami, disculpa, no quería que te preocuparas por mí, pero ya entendí qué es estar sin una madre y sin un padre. -le dije a mi madre con voz aguda.
Al día siguiente, regresé al colegio y mis compañeros estaban tristes porque yo no había vuelto. Entonces le dije a un compañero que me ayudara a desatrasarme.
Todos los profesores querían ayudarme, pero yo no quería seguir estudiando, insistía en que estudiar no era para mí, hasta que un profesor me dijo:
-          Lid, yo te conozco desde que entraste al colegio. Si tú supieras como se esfuerzan tus padres… La vida es solo una y debes aprovecharla al máximo.   
El profesor me lleva para un salón y me enseña unos videos para cambiar la forma de pensar, vimos unos cuantos. Le di las gracias y le dije:
-          Profe, es que no quiero seguir estudiando.
Yo seguía con mi pensamiento hasta que volví a la casa y mi madre me sentó al lado del escritorio y me dijo:
-          Hijo ¿Tú me quieres?
-          Mami, tú sabes que sí. -le dije a mi madre mirándola a su cara, que casi lloraba.
Ella se fue para el cuarto a rezar, mientras que yo cambiaba mi forma de pensar y seguía estudiando.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
17
 
 
 
Todos los días esperaba ansioso a que llegara el día de la madre, solo faltaban dos semanas. Quería que ese día no fuera cualquiera, iba a ser el mejor. Con mis padres y mis hermanos empezamos a organizar la fiesta. Mandé a hacer un hermoso vestido para mi madre, para que se viera radiante en su día, así la queríamos ver.
Ovidio al ver el gran empeño que yo tenía hacia mi madre me dijo:
-          Deseo ayudarte.
-          Llama también a Duvan  para organizar la lista de los invitados y llevarlas con mi padre. -le dije a Duvan.  
Les pedí todos que por favor no le contaran a mi madre.
Era tan grande la fiesta que estábamos organizando que reservamos un salón para poder recibir a los invitados.
Fuimos con mi padre a mirar varios salones, pero no nos gusto ninguno. Dimos varias vueltas y un amigo de mi padre le dijo que tenía una finca fuera del pueblo, y decidimos ir  a verla; solamente al ver la entrada le dijimos que esa era la que estábamos buscando.
Nos regresamos para el pueblo y todo lo que íbamos comprando lo mandábamos para la finca: flores, adornos, comida; todo lo que a la fiesta se refiere.
Faltaban ya 4 días para el día de la madre. Yo no quería que fuera un día cualquiera para aquella mujer que me tuvo nueve meses en su vientre. Yo trataré que ese día lo recuerde, yo sé que mis hermanos  piensan lo mismo; a ella la quieren igual a como yo la quiero.
Seguimos con la organización de la fiesta, repartimos las invitaciones una por una. Ovidio en su bicicleta y yo con mi padre en el carro. A todos los amigos de mi madre tratamos de invitarlos. No sé cómo va a ser ese día, pero una cosa sí sé, es mi madre y a ella la quiero con todo mi corazón, pareciera que ella es parte de mi vida. Ojalá yo llegue a morirme primero que ella; y si no, le pediré a mi Dios que me lleve junto a ella, no sería capaz de vivir sin  mi madre.
Era viernes en la noche y nos reunimos en la casa para cenar. Mi papá quería contarle, pero yo quería que solo el día de la madre se diera cuenta de la magnitud de la fiesta. Y mi padre le dice que le teníamos una sorpresa. Mi madre emocionada nos pregunta:
-          ¿Qué van a hacerme?
-          Tú vas a ser la reina el domingo. Una reina con su castillo y su rey, como todos los reyes también estaremos los príncipes. -le dije.
 
Al contarle mi madre, nos dice que no quiere tal fiesta, nosotros no sabíamos que mi madre se sentía indispuesta. Terminamos la cena y nos fuimos a dormir.
Ovidio y yo nos fuimos para la pieza a seguir hablando de lo que hacía falta. Y le pregunto a Ovidio:
-          ¿Qué le regalarás?
-           Un vestido.
-          Y tú, Lid ¿Qué le vas a dar?
-          El mejor regalo que se le puede dar a una madre es estar presente en el día de ella.
-          Y ¿por qué no un detalle?
-          Pero también tengo un regalo para ella.
-          ¿Qué regalo?
-           Mandé a poner flores en toda la finca para que ella se sienta como en un paraíso.
 
Al día siguiente ya era sábado, sin que mi madre se diera cuenta, me fui para la finca con mis hermanos para mirar cómo iba todo. Las personas que estaban cargo del arreglo estaban trabajando muy bien. Nos fuimos para la cocina y la señora estaba haciendo la torta, en el salón mis hermanos y yo nos pusimos a decorar, al atardecer llegamos a la casa. Faltaban pocas horas para celebrar aquel bello día.
En la noche nos reunimos hablar de muchas cosas. Entre ellas le preguntamos a mi madre:
-          ¿Qué deseas de regalo?
-          Hijos, después de que Dios no nos deje separar nunca, ese es el mejor regalo. Y por supuesto, mañana es mi día, y si yo no los hubiese tenido no fuera madre.
Terminamos de comer y nos fuimos a descansar. Hasta mañana fue la última voz que se escuchó en la casa.
Era la mañana del domingo, una mañana soleada y linda. Todos nos levantamos con gran ánimo y comenzamos a organizarnos. Desayunamos, por supuesto, unos huevos revueltos y un jugo natural como le gustaba a mi madre.
Yo solo pensaba dentro de mí ¿cómo estará todo en la finca? Hoy será el mejor día de mi madre, no sé cuantos días mi Dios nos la vaya a regalar, por eso la aprovecharé al máximo.
Cogimos los regalos y los montamos al carro, todos estábamos listos para irnos a la finca. Cuando íbamos paramos en un supermercado para comprar algunas cosas. En el carro mi madre nos pregunta:
-          Hijos ¿Qué sorpresa me tienen?
Mi padre no nos dejó decir nada. Y decidimos vendarle los ojos hasta que llegáramos. Ovidio le dice a mi madre que quería darle una sorpresa.
Llegamos a la finca y todo era blanco, parecía que llegáramos al cielo. Y mi mamá nos pregunta:
-          ¡Dónde…. Dónde estamos!
-          Mija, cuando te quitemos las vendas creerás que estas en…. espera unos minutos y lo verás. -le dice mi padre.
Le quitamos las vendas y mi madre sale corriendo, todo lo vio lleno de flores por todos lados; eran todas blancas, hasta el mismo vestido era blanco. Yo grité.
-          ¡Mami, es tu día!

 Ya estaban llegando todos los invitados, solo faltaban unos pocos, estaban los tíos, primos, los mejores amigos de mis padres. Solo era empezar la fiesta.
La finca que conseguimos era la mejor, tenía muchas cosas de qué disfrutar, al fondo de la casa, centrada se encontraba la mesa con un ramo encima de ella y unas velas. La decoración era estupenda.
Nos sentamos, y como mi madre era la homenajeada se levantó con mi padre y levantaron las copas, yo me levanté con ellos, y enseguida todos se levantaron e hicimos el brindis. Pero mi mamá replico:
-          No solo brindo por el día que estamos celebrando, brindo por mi familia y todos ustedes que se encuentran aquí reunidos y por haber aceptado la invitación.
Una señora dentro de la fiesta con una fuerte voz dice:
-          Yo quisiera tener una familia como la que usted tiene.
La fiesta sigue trascurriendo. Mi papá se va rápido a llamar los mariachis, era una sorpresa que no podía faltar. A los pocos minutos llegan y se prende la fiesta. Fue tanto así que yo nunca en mi vida me había tomado un trago, pero al ver tan contenta a mi madre quise tomarme uno, otro... No sabía qué trago era ese, creo que era un coctel, un licor, y me tomé otro, solo otro, no quise más. Y me le acerco a mi madre y le digo:
-          Me está dando vueltas la cabeza.
-          Hijo, eso que tomaste es un licor, no tomes más, lo que tienes es una borrachera.      
Yo seguí atendiendo la fiesta pero sin tomar más. La fiesta ya estaba terminando, pero me faltaba darle mi regalo. Ya quedaban pocas personas solo los familiares de mi madre y uno a uno se fueron acercando para desearle el mejor de los días. Fue así como fue trascurriendo hasta terminar la fiesta.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
18
 
 
 
Mi padre se va por el carro, empezamos a empacar los regalos, y nos vamos para la casa. Pero en el camino paramos en un estadero y nos encontramos unos vecinos y nos pusimos a hablar de la fiesta tan bonita, eran todos maravillados. Continuamos con el viaje y mi padre de lo cansado que estaba se quedaba dormido manejando y nosotros lo despertamos antes de chocarnos. Luego mis hermanos se durmieron, yo también me estaba durmiendo y cuando de repente despertamos todos estábamos dando vueltas, nos habíamos chocado con un barranco; no terminábamos  de dar vueltas y vueltas.
El carro paró y todos asustados empezamos a salir del carro, pero mi mamá no salía, cuando sentí que gritaron:
-          ¡Lid! ¡José! ¡niños! ¡Ayúdenme por favor!
Nosotros asustados mirábamos para todos lados, era el grito de mi mamá, corrimos a auxiliarla, pero mi madre estaba atascada. Mi papá subió a la carretera y llamó a la ambulancia, a los 30 minutos llegaron.  
Los doctores llegaron y la montaron a la ambulancia y se la llevaron. Yo me quería ir con mi mamá y no me dejaron, así que mi padre se fue con ella.
A nosotros nos dejaron solos esperando la otra ambulancia que venía a recogernos. Al ir en la ambulancia yo creía que otra vez íbamos a caer rodando por el precipicio, pero la sirena seguía sonando. Yo veía a mis hermanos y no sabía qué hacer  viéndolos con tanta sangre, miraba al conductor preocupado con el acelerador a fondo, no sabía si mi madre estaba viva o muerta.
Se hacía más largo el viaje y Ovidio me dice:
-          Lid, ¿Dónde está mi madre?
-          No sé.
La ambulancia para, y llegamos al hospital, llegan los médicos y nos entran. Nos examinan y nos hacen algunas radiografías para mirar cómo nos encontrábamos, pero gracias a Dios nos encontrábamos bien. Pero no sabíamos dónde estaban nuestros padres.
Me salí del cuarto a buscar a mis padres, cuando vi al fondo sentado a mi padre llorando al frente de la sala; corrí a llamar a mis hermanos y al regresar nos acercamos a mi padre y lo abrazamos.
Mirándonos unos a otros, mi padre no sabía cómo decirnos; yo presentía, agaché mi cabeza y cerré los ojos, cuando mi padre nos dice que mi madre había muerto. Mis hermanos se pusieron a lloran, pero yo no creía. Salí a buscarla por todo el hospital, tocaba una y otra puerta, le preguntaba  a todas las doctoras, hasta que por fin la encontré en el fondo de la pieza, yacía una mujer, era mi madre. No sabía si acercarme o pensar que ella no era, pero cerré los ojos y no quise mirarla. Me seguí acercando y cogí su mano, empecé a movérsela y a llamarla, la llamé varias veces y no me respondía. Detrás de mí  había varios doctores, y le pregunté al doctor que si ella estaba viva  y él no me respondió. Me le acerqué a otra doctora, ella me miró y yo la jalé y la acerqué donde mi madre y le dije que por favor la salvara; ella me contestó:
-          Tu madre ya no está aquí.
Yo me puse a llorar y llorar, no me podía contener. Miré hacia la puerta, ahí estaba mi padre se me acercó y me abrazó, pero lo agarré y cogí la mano de mi madre y seguía llorando, no lo podía creer.
Me fui para sus pies a llorarle y le gritaba:
-          Mami, ¡no te mueras por favor! Dios no la dejes morir.
Trascurrieron unos minutos, cerré mis ojos  y todo se nubló, sentí que ella me decía: -Lid, cuídate mucho.  Y yo le gritaba: -mami, no te mueras hoy es tu fiesta.    
Era el día de la madre y ese día marco mi vida totalmente. No sé, era mi forma de amar  y exactamente pasó el día de hoy, no sé qué pase de ahora en adelante.
Nos fuimos todos para la casa, esperando que la trajeran a la sala de velación, no sé si ir a verla o no, quiero solo tener un buen recuerdo de ella; pero no era capaz. Me acerqué al ataúd y la vi, “¡maldita sea!” Mi madre, no podía ser ella. Todo el mundo estaba al lado de ella, orando, rezando y despidiéndose hasta que nos fuimos para el entierro, nadie sabía qué hacer. Mi padre estaba muy triste, no sabíamos si consolarnos los unos a los otros.
Varios amigos míos me acompañaron hasta el cementerio. Todo había terminado, cuando vi que el sepulturero estaba poniendo los ladrillos quería meterme con ella.
Los días trascurrían, y no quería ir al colegio, pero todos mis amigos me llamaban; cada que iba al colegio  trataba de no demostrarles a los profesores ni a nadie lo que había sucedido. Sentía que yo también me estaba muriendo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Otra etapa
19
 
 
 
Llega la navidad; era la peor navidad que tenía, faltaba el calor de mi madre.
El día de las velitas, prendiendo las luces, la vi éntrela luz y me decía:
-          Lid, sigue adelante. -era la voz de mi madre.
-          No soy capaz, me faltas tú. -dije.
Pero pasó un viento y las apagó todas.
Nos preparábamos para hacer el pesebre y empezar las novenas, pero yo no era capaz. Mis hermanos querían que hiciéramos todo en honor a ella, pero yo no quería.
En cada novena que hacíamos le pedíamos a Dios para que nos diera mucha fortaleza.
Llega el 24 Día de Noche Buena, y me acuerdo que al lado del árbol todos destapábamos los regalos, siempre los colocábamos al lado de él. Pero faltaba ella y todos llorábamos, no queríamos destapar los regalos, yo no fui capaz de aguantarme y salí corriendo a mi pieza y lloré toda la noche, era la peor navidad de mi vida.
Al amanecer del día siguiente, mi padre me dice:
-          Lid, el cielo nos está mirando, no nos preocupemos que ella nos está viendo.
Pero miré el cielo y le dije a Dios:
-          ¿Por qué nos la quitaste? tú sabes Dios que yo sin ella no puedo vivir.
  Fue así como terminó ese año.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
20
 
 
 
Este nuevo año comienzo 11º, y yo no quería terminarlo, pero esa fuerza interior me da un aliento para seguir continuando mi vida.
En la entrada del colegio le dije a mi padre:
-          No quiero seguir en el colegio.
-          Lid, tu madre quería que tú fueras un arquitecto. -me responde mi padre.
Entré a clase y ya era el 6º año que vivía con mis compañeros; todos éramos muy buenos amigos, pero a pesar de que tenía sueños y disfrutaba mucho en el colegio, el recuerdo de mi madre no me dejaba vivir.
En el colegio todos empezamos a recoger plata para irnos a la excursión el fin de año. Por momentos estábamos todos muy animados, a veces me olvidaba de todos aquellos pasados.
Todos los principios de semana nos reuníamos con el rector para proponerle la fiesta de grado; pero el rector como siempre nos decía que era muy temprano y el año apenas estaba empezando. El año pasado fue lo mismo con él.
Regresé a casa y mis hermanos como siempre estaban haciendo otros oficios. Ya la familia era más distante, yo no tenía con quien hablar y desahogarme, me iba para donde mi padre y me ponía a hablar y recordar  de todo lo que habíamos hecho, los paseos, todo lo que habíamos vivido con ella, aquellas fiestas y siempre terminábamos llorando.
Me iba para mi pieza a mirar una foto que tenía al lado de mi cama, ella me había dejado un vacío inmenso. “No sé qué pueda pasar”- Pensaba.
Todos los días me iba para el colegio pensando solo en mi mamá. A veces no iba a clase, me iba a otro lugar. En el colegio se me acercó el profesor que más confianza me tenía y me pregunta:
-          Lid, ¿Qué pasa?
-          Es un inmenso dolor que tengo dentro de mi corazón. -le respondí.
-          Solo Dios sabe por qué se llevó a tu madre.-me dijo con una mano en mi hombro.
Yo salí corriendo y me fui para una parte sola que había en el colegio, donde había muchos árboles, y me puse a contemplar los pájaros, la naturaleza, todo aquello que había a mi alrededor; y me preguntaba si todo lo había hecho Dios, ¿Por qué me había quitado a mi madre? sabiendo que era lo que más quería.
 
Llegó el mes de marzo, y me preguntaba si llegaría terminar el año. Mis hermanos todos los días se me acercaban y me decían que por favor tratara de tener a mi madre en un recuerdo bonito de mi corazón y yo les contestaba con voz alta:
-          ¿Cómo son capaz de olvidarse tan rápido de mi madre?
-          Ya han pasado varios meses. -me decían ellos.
Y fue tanta la rabia que me dio que me quedé  callado varios días.
En el comedor, en la sala, en el patio me hablaban, pero yo no les contestaba. Por dentro solo me tenía carcomiendo ese pensamiento de mis hermanos.
Llegaba al colegio y me ponía a jugar con todos mis compañeros para que no se dieran cuenta de lo que sentía. Yo trataba de estudiar, de dar lo mejor de mí porque a pesar de todo, mi madre quería que fuera a la universidad y fuera el mejor.
Era el fin de semana, y mi padre nos dice que nos fuéramos a pasear. Rompí ese silencio que tenía y con voz aguda les dije:
-          Yo no soy capaz de irme, porque todo aquello que hago se me viene el recuerdo de mi madre.
Mi padre se queda callado y se va para su pieza, a mis hermanos no les importaba y me dicen que no sea así.
Ovidio me dice:
-          Mi padre solo quiere que nosotros sigamos siendo felices.
Y en realidad lo lograba con mis hermanos. Y pensé que cada que ellos me hablen o me pregunten algo les demostraré mucha felicidad, aunque por dentro tenía una agonía... Para mí es muy difícil llevar una doble vida, con tanta gente que había a mí alrededor demostrarle tanta felicidad era difícil.  
Llegó abril, aquel abril. Ya iba a cumplir un año de muerta mi madre, y voy a comprar unas flores al cementerio; compré las flores más bonitas. En la entrada del cementerio había un niño llorando, me le acerqué y le pregunté:
-          ¿Por qué lloras?
-          Lloro porque se fue una persona.
-          Y ¿Qué persona?
-          Mi madre.
-          Y ¿tu madre por qué se murió?
-          Le dio un paro cardíaco.
-          Y a tu madre ¿ya la enterraron?
-          Sí, arriba esta, y yo me volé.
-          A mí también se me murió mi mamá, va a cumplir un año.
-          No sé por qué te contesto, sino te conozco.
-          Disculpa, solo quería saber que te pasaba.
-          Hasta pronto.
-          Fue un placer haberte conocido.
Fue así como comprendí que una madre es mucho, y me ahogué más en la pena.
Seguí caminando, veía muchas lápidas, leí  varias de ellas, unas decían: “Fue la mejor persona que iluminó este mundo”, “Moriste sin haber nacido no alcanzaste ni a conocer la vida”, “…ni la pobreza ni la violencia dejaron marchitar tus sueños”. En fin, seguía caminando  y veía como muchas personas no eran capaces de olvidar ese ser querido.
Antes de llegar a la tumba de mi madre, había otra tumba. Era la de un señor, y les pregunté a los que había alrededor de la tumba por qué se sentaban junto de ella y un joven me contestó:
-          Cada ocho días hacemos lo mismo, desde hace 5 años. Hemos prometido el día de su muerte ir cada ocho días hacer una cena al lado de la tumba.
Me acerqué a la tumba de mi mamá, y le dejé las flores y comencé a hablar con ella:
-          Madre. Espérame, algún día te acompañaré, solo cuando Dios me dé la oportunidad.
Fue así como comprendí que muchas personas se apegan a la vida, que muchas personas se prometen cosas, que la gente a pesar de morirse nunca se separa y que siempre hay una unidad en todos los seres queridos.
Fue así como fue trascurriendo el mes de abril. Faltaban pocos días para que mi madre cumpliera un año.
Al día siguiente me voy para el colegio y nos reunimos en la sala múltiple y le rector nos dice con el profesor de religión que en un mes aproximadamente nos íbamos de retiro espiritual a otro pueblo.
El profesor de religión comienza a dar un discurso diciendo que nos empezáramos a preparar porque tal vez nosotros lleváramos 6 años de estar juntos estudiando, y quizás sería la última vez que nos volveríamos a reunir. Entonces pensé que sería una forma de desahogarme  y de aliviar todo lo que sentía.
En la tarde de ese mismo día me fui para el parque, y me senté en una fuente donde corría continuamente el agua, ese silencio y ese aire fresco me llevó rápidamente a recordar. Y empiezo a darme vueltas en la mente de cuando yo estaba con mi madre en la casa, los dos nos poníamos a charlar, hablaba mucho con ella, me ponía a jugar con el agua, a regar las matas del jardín; cuando sentí que mi cuerpo no se movía, desperté rápidamente al ver que me había caído en esa fuente, estaba todo emparamado, cuando me di cuenta que una niña me estaba gritando diciéndome:
-          ¿Qué te paso?
-          Me puse a pensar y me caí.
-          Y ¿qué piensas?  
-          Estaba solo descansando.
-          No parecía.
-          Es que no he podido olvidar a mi mamá.
-          No te preocupes, nadie sabe lo que sientes, ¡tienes que superarlo!
-          ¡Olvídate! chao. No te metas niña.
Me paré y me fui para la casa, subí a la pieza, me puse a leer unos libros que tenía que estudiar.

 
 
Me levanté al día siguiente y me fui a estudiar. Todos mis amigos eran felices, unos con otros hablaban de su futuro, de sus carreas al terminar los grados, de cuántos hijos irían a tener, traté de sentir lo mismo.
Nos tocaba clase de educación física, ese era el profesor más loco, era tan loco que nos pusimos fue a contar chistes, y contamos tantos chistes que poco a poco se me olvido por un momento; no tuvimos ninguna clase. Salimos del salón, esa fue la mejor clase del día.
Se termina la semana de estudio. Ya hoy es viernes, y una amiga cumplía sus 15 años y estábamos invitados varios amigos.
Me fui con mi padre a alquilar un vestido, todos debíamos ir con vestido formal. La fiesta era en el club a las afueras del pueblo y casi no me cuadra la corbata. Ya tenía listo el vestido. Pensé que iba a conocer otra niña, además quería tener mi novia como antes.
Ya era la hora de la fiesta, nos sentamos todos los amigos en la misma mesa, al frente había una niña con la que cruzaba miradas, esa niña la quería conocer, nunca la había visto. Yo me le medí a invitarla  a bailar y ella aceptó. Toda la noche bailamos, pero al final de la noche se fue con sus padres y no pude saber dónde vivía.
Regresé a mi casa y me acosté. Mientras me dormía prendí el televisor y me puse a pensar   en lo que había pasado, me pregunté si volvería  a verla, pensando y dando vueltas en la cama me quedé dormido.
En la mañana en el colegio todos mis compañeros me cogieron de tema por culpa de ella. Tenía unos compañeros que no perdían ni una, fue así como iba trascurriendo y trascurriendo el día.
Pasaron algunas semanas y nos fuimos todos los compañeros para una finca cerca al pueblo, el compañero se llamaba Edison y él tenía una hermana en un colegio femenino, le dijo a ella que invitara a sus amigas; y así volví a ver a aquella niña que había visto en aquella fiesta.
Hicimos una integración, todos sabíamos que íbamos a disfrutar al máximo porque era el último año, y todos queríamos distraernos un poco. Varios compañeros consiguieron sus novias, comencé a conversar con aquella niña pero ella me dijo que tenía novio.
Nos pusimos a jugar con bombas de agua, y yo me puse a pensar que la felicidad de todos mis amigos yo la cambiaría por mi madre.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
21
 
 
 
En el trascurso de los días el profesor nos dice que nos preparemos para mañana porque debíamos estar a las 4 am. Todos mis compañeros y yo íbamos para los retiros espirituales del colegio.
 Nos íbamos a encontrar con el padre en la iglesia. Yo nunca había ido a un retiro; unos llevaron unas maletas tan grandes que pareciera que se fueran a ir de la casa. Llega el bus y nos vamos para el otro pueblo.
Llegamos a una finca pero en realidad era un seminario. Todos llegamos y el padre nos reunió en el salón para orar y nos dijo:
-          Muchachos desde este momento, empiecen a meditar y reflexionar en lo que son y en lo que serán en unos años.
El padre termina el discurso y nos empezaron a repartir las piezas. Éramos aproximadamente setenta compañeros, todos teníamos muchos sueños y expectativas por venir. A mí me tocó con los estudiantes más relajados. Luego fuimos al comedor y me senté en la última silla, la comida nos la servíamos cada uno y yo era el último en comer y ya no me había tocado casi nada, me tocó esperar que me la trajeran. Nos fuimos para la capilla a orar todos y ahí de nuevo se me venían unos pensamientos: mi madre, no se me borraba de la mente.
Llega la noche y me voy para la cama, me demoré un poco para dormirme, nadie podía hablar el primer día.
Al siguiente día, nos levantamos a las 4 am, tenía los ojos pegados,  era la hora de ir al salón para hacer la oración. Luego todos nos fuimos para cambiarnos e irnos a hacer un poco de deporte. Nos formaron como soldados en la cancha, todos gritábamos, unos eran cantando y otros jugando. Después de dos horas nos fuimos a desayunar, era un día de catequesis con los padres, el cual nos empezó a hablar de todo lo que habíamos hecho hasta el día de hoy.
Empezó la charla y a mí no me interesó nada de lo que estaba hablando, me estaba durmiendo, tenía mi mente en otra parte, hasta que un compañero me empujó y volví en sí.
Otro padre nos puso al fondo otra canción, esa fue la más fatal, amigos, de enanitos verdes. Esa canción puso a llorar a todo el mundo, yo tampoco pude contenerme, todos en el salón estábamos llorando, luego nos dijo lo más importante:
-          En pocos minutos van a recibir una noticia, tal vez la más importante del día.
Todos inquietos y a la vez contentos, cuando empezaron a repartir unos regalos con las cartas, la cual sabía que no me iba a llegar, porque las cartas eran de las madres y yo ya no tenía. Vi cómo todos mis compañeros empezaban a destapar los regalos y  a leer las cartas. Me paro y salgo corriendo para la capilla y me puse a llorar, lloré tanto que al fondo escuchaba un susurro, era la felicidad de todos mis compañeros. Yo me estaba muriendo, levanté la mirada hacia arriba y miré al Señor crucificado y le dije:
-          Dios, por favor ilumíname, no sé qué hacer.   
Sentí que unos compañeros se me arrimaron y dijeron:
-          No te preocupes Lid de la carta, tu mamá ya te envió la tuya y ella está en el cielo.
No me aguante y me fui de la capilla, y me dirigí a la habitación, llegaron las horas de la tarde, nadie sabía lo que había pasado; en la noche nos regalaron de a cruz.
Al siguiente día todos lloramos y en la tarde nos despedimos; tal vez era la última vez que nos íbamos a ver, nadie podía contener las lágrimas.
Todos nos fuimos para el pueblo; al llegar a casa me senté en la habitación  y Duvan me preguntó:
-          ¿Cómo te fue?
-          Muy mal. -le respondí.
-          Entonces ¿qué hicieron?
-           No sé hermano. Yo me quiero morir.
-          Pero cuéntame ¿qué paso?
-          No sé. Siento un dolor...
-          ¿Qué te pasa?
-          No sé. Mejor me voy a dormir.
-          Está bien ve y descansa.
Llegaron las 8pm y fui a tomarme unas pastillas y empezó un dolor en mi cuerpo que sentía como si mi madre me tuviera en sus brazos. Empecé a delirar, a recordar, me reía de tanto delirio y comencé a llorar. Sentí un descanso total.
A los pocos minutos mi padre me vio tan mal que llamó a los médicos, no tardan en llegar y montarme a la ambulancia. En el pueblo no tenían los suficientes medicamentos para atenderme; me remitieron a la ciudad.
Mi papá no dejaba de mirarme mientras llegábamos al hospital central, y le dije a mi padre:
-          Padre, yo quiero morirme el día de la madre.
-          Hijo todo va a salir bien.
-          Papi, siento una tranquilidad y una paz interior....
-          Lid, todo se pondrá mejor.
-          Padre, yo me quiero morir.
Llegamos al hospital y rápidamente me montaron a la camilla y me entraron por urgencias. El doctor me puso todos los medicamentos, pero yo me quería morir; entablamos una conversación de una hora el doctor y yo. Él me decía que estaba muy joven para irme; el doctor al ver que yo estaba muy mal, mandó a llamar a mi papá. Rápidamente vino, me abrazó y me dio un beso en la frente, a mí se me vinieron las lágrimas, sentí el descanso más intenso de mi vida.     
 
  
 
 
 
AGRADECIMIENTOS
 
 
Juan Sebastián Saldarriaga Guzmán.
Juan Carlos Velásquez Bolívar.
Lina María Cifuentes.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
Este libro trata de la                                        historia de un joven que tenia una vida muy feliz al lado de su familia; pero todo cambio tras un accidente donde muere la persona que el mas amaba y asi empieza su desafio para tener que enfrentar dia tras dia los diferentes momentos de su vida.
 
   
   
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
u,  [F1]¿Cuál es el nombre de la editorial? Debe colocarle un nombre y registrarlo en la Cámara de Comercio y la DIAN.
Página 1 / 1
Foto del autor Juan Alvaro Quintero Ramirez JOMBO
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Miembro desde: Jun 26, 2013
1 Comentarios 449 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Palabras Clave: jombo lid muerte

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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Juan Alvaro Quintero Ramirez

es una historia verdaderamente milagrosa leanla
Responder
August 13, 2013
 

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busy