Un sueo.
Publicado en Aug 29, 2009
El lagarto tesonero deja su escondrijo.
Sube por graderías invisibles la tierra y se esconde en las yedras de un lindero. Las yerbas caen en picada abrasivas sobre tropas titánicas de hormigas. La luz incendia los caminos y los materializa. Hay lunetas malva en la hojarasca. Las piedras se lavan a si mismas en las altas faltriqueras de sus sueños. Las piedras giran y gimen lentamente bajo los pesos del aire sedentarario. Pilares de átomos y muchedumbre de parásitos dan formas a obeliscos imposibles e increados. El viento, sórdido y provocativo es un sismo clemente en las orquideas vivas. Mi cuerpo, carnal y vagaroso, se hunde en las longitudes de lo espeso. Hay fríos y alveólos calientes en las hojas. Y mínimos orfebres magros bajo los apamates. Yo, prosáico y meridiano ando en el esquife tutelar de la verdura. Hay repertorios de brillos colosales haciendo sus sonatas de violines y gorgeos continuos entre lo amarillo. Yo goteo y sano mis heridas en los honrosos parajes desviados. Mis ojos van en yunta por los derroteros de este orbe de suaves cereales y espigas. Voy entre cláxones y vestigios de sombra por los márgenes remotos de un libro de aventuras. Es un libro incandescente donde dejé mis espejuelos y me acosté a dormir en sus relatos.
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Richard Albacete
doris melo
Es una prosa póetica cadenciosa muy interesante . Gracias por permitirme disfrutar de tus escritos. Saludos