DESILUSIN
Publicado en Jul 01, 2013
Sentada al pie del río, teniendo cómo único acompañante a los rayos del sol. El suave viento roza mi rostro, mi cabello se mueve, y mi mente está desconectada del mundo exterior. En este instante solo existo yo. En el cielo, una bandada de gaviotas vuela, y a lo lejos se escucha el trinar de un pájaro; escuchándolo bien, creo que es un papagayo. ¡Si pudiera volar como ellos! Si pudiera así tan fácil, soltar ésto que mi corazón siente. Nunca antes me había pasado... No lo busqué, en realidad, nadie buscó a nadie. Todo surgió así de repente, así como un rayo fulminante, de paso, sin ninguna explicación. Frente a mí contemplo las aguas de este pasivo río. Un paisaje hermoso, lleno de calma; la misma calma que mi corazón antes albergaba, antes de vivir ésta nueva ilusión. Pasa frente a mi, un barco que se mueve al vaivén de las aguas. Y en mi mente, ahora algo confusa, algo un poca loca, me pregunto: ¿Y si me subo en él? ¿ Y si cruzo ese océano de distancia que nos separa? Y luego, me respondo: Y de que sirve ahora, ya para qué. Todo se dijo, todo se expuso, y solo yo, conservo el tic tac del corazón, el tic tac de la ilusión. Personas transitan a lado mío, y me observan. ¿Será que ven en mi aura, los rasgos de la tristeza, o pensaran que escribo alguna carta de amor? Yo tan sola, y en éste instante nada importa, solo yo. El mundo dejó de latir; solo tengo cómo único acompañante, parte de la bella naturaleza. Me pregunto: ¿Por qué a mi? Jamás he jugado con los sentimientos de nadie, al contrario, mi gran error, y cada día de mi existencia, me convenzo más de aquello, es que suelo ser muy transparente, muy esencial. Este mundo, aún no está preparado para lidiar con personas claras, quizás porque cada día está más frío, más práctico, más realista, más ajeno al amor,olvidándose de lo que no se ve, lo que no se puede palpar, lo que realmente nos embelese, el interior. Hace tiempo que no experimentaba ésto. Es una sensación inexplicable, y confieso que me da mucho miedo. Ésta vida injusta, irónica. Fuera más fácil, si los sentimientos tuvieran alas, si el amor pudiera volar, si la imaginación tuviera brazos y pudiera abrazar. ¡Oh corazón mío! cúanto te prevení de ésto. Tanto tiempo libre, tanto tiempo inmune, curándote de aquellos huecos profundos, que dejó un amor dañino; y justo ahora, te impregnaste de quien no debías, alguien lindo, pero no debías. ¡Cómo te cuidé!... pero cuando se siente ésta fuerza tan grande, no hay razocineo, es como un magnetismo que te envuelve lentamente y cuando tus sentidos se dan cuenta, ya no puedes desconectarte de él. ¡Oh corazón, cuánto te cuidé!... No me gusta lo que siento, rabia, dolor, impotencia. Vuelvo a contemplar el cielo, y exclamo: ¡Así como vino, así se fue, entonces por qué no se va así mismo de mi corazón! Así como el viento, que vuele este puro sentimiento y surga en mi nuevamente la cordura, que vuele hacia un lejano horizonte, donde mi ser no lo alcance. ¡Oh corazón, cuánto te cuide de ésto!... No sé quien tuvo la culpa, si él por ilusionarme, si yo por dejarme ilusionar o ambos por estar tan ligados a la soledad. Pero algo es muy cierto, todo sucede por algo. Le pondré un candado a mi corazón, la llave la arrojaré en el abismo más profundo de mi ser, y el que me quiera conocer, tendrá que usar como cerrajero, su mismo corazón.
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